El anuncio de la Superintendencia de Administración Tributaria respecto a la armonización del Código Único de Identificación que aparece en nuestro Documento Personal de Identidad con el Número de Identificación Tributaria ha provocado variadas reacciones, no obstante que la misma ley emitida hace muchos años obligaba a ir haciendo esa armonización que ya funcionó en el tema de los pasaportes, entre otras cosas, para hacer que sea, en efecto, el código único que nos identifique.
Alguna gente ha mostrado su malestar por la decisión de la SAT por considerar que la misma permitirá que se lleve control hasta de las operaciones bancarias, cosa que en todo el mundo ocurre y que permite impedir el delito de lavado de dinero. En Guatemala el acceso a las cuentas sigue siendo con orden de juez. Es natural que cualquier país quiera evitar la informalidad y ello es lo que podrá suceder en Guatemala en la medida en que la SAT pueda ubicar aún a quienes no se han registrado como contribuyentes, para que todos cumplamos con los mismos deberes para gozar de los mismos derechos.
En el caso de las empresas, que no tienen Código Único de Identificación, seguirá rigiendo el Número de Identificación Tributaria, conocido como NIT, mismo que los particulares podremos seguir utilizando si lo deseamos, pero que en los registros de la SAT aparecerá junto al número del DPI. No hay realmente un cambio significativo digno de provocar la alarma que se expresa en las redes sociales en cuanto a la posibilidad de que el órgano encargado de la recaudación de impuestos vaya a tener más acceso a nuestras operaciones e inmiscuirse en nuestras vidas.
La fiscalización de las operaciones bancarias, que ha sido una de las cuestiones más comentadas por los que expresan malestar ante la nueva disposición seguirán teniendo el mismo carácter de confidencialidad que tienen ahora, pero a la hora de una investigación relacionada con posible lavado de dinero, regulada en la ley, aún quienes no se inscribieron como contribuyentes de impuestos podrán ser fiscalizados, lo cual es bueno para el país.
Es evidente que en Guatemala muchos quieren mantenerse en la informalidad y lo vimos con el tema de los seguros, pues es más cómodo no tener que rendir cuentas a nadie de lo que hacemos. Pero hay asuntos que no están simplemente sujetos a la voluntad de los individuos, sino que, por mandato de ley, resulta que todos los habitantes de un país se encuentran sometidos a determinado tipo de control, lo que evita que se puedan cometer abusos de diversa naturaleza.
La ley del Renap ya establecía, al sustituir el número de cédula que fue tradicional, que el nuevo número de identidad sería único, para su utilización en cualquier dependencia y la realización de cualquier trámite. Simplemente ahora se está cumpliendo con una vieja ley que, para variar, fue postergada por años y años.