Por esas extrañas paradojas de la vida, el aumento de sueldo de los diputados no provocó las reacciones que causó el anuncio del seguro obligatorio para todos los vehículos que circulan en el país, no obstante que la indignación y el malestar de la población fue unánime al conocer el beneficio adicional que se recetaron los mal llamados representantes del pueblo. Cualquiera pensaría que ante una resolución tan perversa con la excusa de lograr “acuerdos políticos”, tomada a la ligera, sin estudios ni nada que lo soporte era más que justificada una reacción de los ciudadanos para exigir que se dejara sin efecto, pero pudo más el tema del seguro que prácticamente paralizó al país por los bloqueos tan bien orquestados.
El caso es que los diputados son en Guatemala relativamente bien pagados en comparación con los parámetros de la región y eso sería más que suficiente para el repudio de la población al aumento. Siempre hemos creído que la función pública debe ser bien remunerada para atraer talento honrado, pero ya tenemos décadas de vivir con Congresos en los que el interés de la población y el bien común valen un pepino porque la mayoría de diputados, que son los que con sus votos toman las decisiones, viven más preocupados por cómo sacarle raja al presupuesto que por servir a quienes los eligieron.
Las leyes de interés social duermen el sueño de los justos mientras que acuerdos como los que se vienen operando con los Consejos de Desarrollo están a la orden del día y hasta cada año alcanzan niveles más escandalosos no obstante que el tal desarrollo es apenas un decir para encubrir los negocios que se hacen con ese dinero dentro de un esquema que lleva años funcionando.
Ayer la Junta Directiva del Congreso anunció su postura frente al aumento y lo hizo ya habiéndose pagado el mes de marzo con el sobrecargo, lo cual ahonda en que este tema del salario generó una disrupción entre los congresistas, pero muchos pudieron ser más vocales, pero le bajaron en aras de mantener una gobernabilidad que igual no llegó. Hubo algunos diputados y/o bancadas que “se opusieron” a la decisión de la mayoría, pero su rechazo fue más demagógico que efectivo porque todos vimos que eran expresiones del diente al labio pues de todos modos recibieron los cheques ya inflados. Semilla dijo que donó el dinero (sería bueno ver los recibos de donación) y la gente de VOS ¿qué hizo con el dinero? ¿Serán los primeros en reintegrar el dinero que recibieron en marzo?
Habrá aún reacciones en el Congreso en contra de la decisión de suspender el aumento de sueldos porque, como nos consta a todos los guatemaltecos, fueron más los que estuvieron a favor, mientras los que no lo hicieron simplemente estaban guardando apariencias y dejando que otros corrieran con el desgaste mientras ellos gozaban también del nuevo salario.
Creemos que la “gobernabilidad” legislativa se va a complicar, pero como todo en la vida, esto abre oportunidades para que aquellos que sí estén comprometidos con la agenda país, tomen acciones sensatas y propongan cosas que ayuden a desatorar lo que en muchas ocasiones detiene el desarrollo sostenible del país.
Repetimos que los ciudadanos tenemos que ser más exigentes con los diputados porque ya vimos cómo se pueden forzar las cosas, especialmente cuando hay tanta tarea necesaria para el país. Y si algo necesario e indispensable para todos fue postergado como el seguro obligatorio, cuánto más debemos expresar el repudio a esa voracidad de muchos congresistas.