Cada día que pasa, se nota que el tacuche de dirigir al país le va quedando más y más grande al gobierno de Semilla, presidido por Bernardo Arévalo, a su equipo en el Ejecutivo y a sus diputados. A todos.
Ya llevamos más de 9 meses sin que el gobierno haya sido capaz de reparar el socavón en el km 44 de autopista Palín a Escuintla. Casi un año. Quedan apenas 2 meses para el inicio del invierno (estamos a mediados de marzo) y el Ministerio de Comunicaciones únicamente ha sido capaz de mostrar una presentación sobre lo que pretende hacer. Pero nada más. Es notoria la incapacidad para ejecutar un presupuesto de casi Q150 millardos, el más grande (y desfinanciado) en toda la historia del país.
Ha sido pésima la planificación y gestión para implementar políticas públicas. El manejo que se dio a la separación de desechos y el que se está dando para la implementación del seguro obligatorio del transporte ha sido lamentable. Ha trascendido que las aseguradoras se enteraron el día de la publicación del acuerdo gubernativo sobre la medida adoptada por el Ejecutivo. Ha sido evidente también la prepotencia de los ministros encargados de ambas implementaciones.
Considero que tanto la separación de desechos como un seguro obligatorio para todos los vehículos son indispensables. Es el arrebato de hacer las cosas de forma torpe e improvisada, sin considerar a todos los sectores involucrados, el principal problema de quienes dirigen este gobierno.
Es obvia la desconexión de Arévalo y su equipo con la gente de a pie.
Los diputados oficialistas no se han quedado atrás. Fueron partícipes (por acción y omisión) del incremento de sueldo de los diputados y de entregar miles de millones de quetzales para los Codedes, persiguiendo sus mezquinos intereses, como lo fue la aprobación del presupuesto 2025 y el intento de ser bancada para integrar las comisiones de trabajo en el Legislativo. Es probable que la prepotencia y la soberbia de quien dirige a los diputados de Semilla limita sobremanera la capacidad de negociación que estos tienen con otras bancadas. Y, por si fuera poco, se accidenta a las 4 de la madrugada (no es su primer “evento” a altas horas de la noche), utiliza a su asesora en el Congreso (quien recibe Q20 mil de nuestros impuestos y que llegó bien trajeada pasadas las 4 de la madrugada) para que lo “auxilie” en su accidente personal, y encima tiene el descaro y el cinismo de decir que fue “razonable” la participación de una persona pagada con dinero público en un incidente particular del diputado. La falta de transparencia mostrada, no sólo por el diputado, sino que también por el Ejecutivo, principalmente el ministro de Gobernación (quien tiene bajo su cargo a la PNC, que fueron los que elaboraron el parte) deja mucho que desear para quienes se vendieron como “ajenos” a la política tradicional. Resulta que su actuar es idéntico al de un político tradicional.
Este gobierno únicamente ha dado excusas para no hacer su trabajo, se inventan que existen planes para desestabilizarlos y derrocarlos (al igual que lo hicieron Morales y Giammattei cuando estaban en situaciones similares). Mientras escribo estas líneas, el gobierno intenta lidiar con bloqueos que son consecuencia de la mediocridad e improvisación de las medidas que ellos mismos tomaron y no han sabido implementar.
A este gobierno le quedan menos de tres años para entregar el poder y no se ve por donde puedan enderezar el rumbo. Siguen sumidos en su incapacidad, improvisando y haciendo todo tipo de esfuerzo para no ser transparentes en su gestión.