Quienes tenemos un poco de años encima, nos acordamos de la forma en que durante los años de la guerra interna se produjeron los apagones, es decir, el corte de la energía; cuando eso sucedía de inmediato se pensaba que el movimiento guerrillero habría derribado alguna torre del fluido eléctrico.
Han pasado los años y el fenómeno de los apagones sigue latente, no por el derribamiento de las torres, algunas veces ha sido por motivos políticos, aunque no se quiera aceptarlo, la presión de algunos gobiernos pasados sobre algunas compañías productoras o transportadoras de la energía fue para crear confusión y temor en la población, con los consiguientes daños a los aparatos de los consumidores.
Hoy estamos viviendo los apagones sin que haya una explicación alguna al respecto por parte de las empresas distribuidoras de la energía; con ello de nuevo los aparatos eléctricos sufren daños, algunos con carácter irreversible, es decir que, “se queman” y ya no tienen reparación, lo que implica no sólo el enojo de los propietarios de los aparatos, también la necesidad de invertir en la compra de aparatos nuevos.
Las excusas presentadas por las empresas generalmente carecen de sentido común para la mayoría de la población que no tiene conocimiento sobre las justificaciones técnicas que presentan; es decir, que los consumidores se quedan igual, sin saber el por qué de los apagones y con la desgracia de haber perdido sus aparatos.
También, durante la época religiosa cuaresmal que se vive en el país, existe una causa bien identificada: es la utilización de los llamados “tenedores de madera” que sirven para el levantamiento de los cables conductores de energía por parte de los encargados de hacerlo en los cortejos religiosos denominados procesiones, dañando el cableado no sólo de la energía eléctrica, también los cables del servicio de internet y cable televisivo, aparte que dejan los semáforos viendo hacia otro lado y no hacia donde confluyen los vehículos provocando en algunos casos confusión en los pilotos de vehículos particulares, vehículos de carga que circulan en las vías semaforizadas, motociclistas y peatones.
Cuando los consumidores de energía pagan por el servicio prestado a las empresas deben hacerlo de manera completa, sin esperar que las empresas reduzcan el costo del servicio por no haberlo prestado en forma correcta y continua, sin importar que se hayan quemado los aparatos eléctricos por la ocasión de los apagones.
He manifestado que de nada sirve que la población haga uso de los aparatos inteligentes cuando seguimos viviendo con la mentalidad de hace cuatrocientos años atrás; no por la actividad religiosa, es por la improvisación, descuido, irresponsabilidad de quienes tienen a su cargo el suministro de energía y por los actos que de buena fe realizan las personas que elevan los cables en las procesiones.
¿A quién se puede responsabilizar por los apagones y el reembolso de los daños producidos? ¿Habrá alguna entidad gubernamental, municipal o religiosa que regule dichas actividades para evitar daños a la población? ¿O seguimos viviendo de forma anárquica, donde cada quien haga lo que se le dé la gana sin responsabilidad alguna?
Mientras se dilucida esta situación, la población sigue sufriendo la pérdida de sus aparatos eléctricos o pagar la reparación de los mismos.