Después de la muestra de sabiduría de los netcenter sobre el manejo integrado de desechos sólidos con una visión post modernista de la separación, el desecho y el tratamiento, ahora los mismos netcenter, y los golpistas en general, muestran su expertaje en nutrición, su nueva especialidad momentánea, enfocándose en una crítica férrea a la refacción escolar de las escuelas públicas guatemaltecas. Por supuesto que hay críticas sanas, pensamientos divergentes respecto al trabajo del gobierno sobre la clasificación de los desechos sólidos que generamos en nuestra casa y en las empresas, escuelas, universidades y otros espacios públicos o privados. Estas críticas honestas y sanas van encaminadas a mejorar los procesos.

También hay críticas sanas, son comentarios honestos a la refacción escolar que van encaminados a mejorar algo. Eso ayuda. Pero esos ataques pagados, algunas veces burlescos y muchas veces estúpidos, solamente quieren desestabilizar un gobierno democrático que hemos escogido los guatemaltecos.

Como las redes sociales parecen ser la arena de la participación política, en ellas se presenta todo tipo de comentarios y ataques, estos últimos siempre desde cuentas anónimas claramente enfocadas en no dejar gobernar, en no permitir la democracia. Por supuesto, quienes tienen estas cuentas, quienes atacan desde el anonimato no pueden ser genuinos ni honestos. Por eso no leo comentarios de cuentas anónimas. Ahora bien, las críticas reales, hay que leerlas y el gobierno tiene que responder a un pueblo que le eligió y que espera resultados. La democracia es eso. Escuchar al pueblo. Pero la democracia también es un gobierno eficiente que permita el desarrollo de las actividades económicas, políticas y culturales del país.

La puesta en vigencia del Acuerdo gubernativo sobre separación de desechos del 2021 ilustra la complejidad de las relaciones entre los guatemaltecos y la basura, especialmente aquellos grupos capitalinos que fueron manipulados por las autoridades municipales para que se opusieran a la separación de desechos por intereses egoístas. Ciertamente, en el municipio de Guatemala fue donde más problemas se dieron con la separación debido a que en dicho lugar hay intereses privados que han cooptado la recolección de basura, sin separarla, tirándola en un par de macrobasureros, que aún no llegan a vertederos reales, los que han producido contaminación ambiental por décadas. Ninguno de los gobiernos anteriores quiso hacer algo al respecto. Ninguno.

Ahora que el gobierno democrático de Bernardo Arévalo a través de la ministra Patricia Orantes se anima a iniciar el proceso de separación y ordenamiento de los desechos, se viene una sarta de ataques cuyo único sentido es desestabilizar. Pero también hay otras críticas importantes, la más frecuente es la de que para qué se va a reciclar si todo se va de nuevo a mezclar en el basurero o vertedero. Ciertamente, hace falta dar otro paso en el ciclo de la gestión de desechos. El primer paso es separar y este pequeño paso es un reto más cultural que técnico. En efecto este primer paso genera una nueva relación entre los guatemaltecos y la basura. Por décadas, casi ocho, perdimos la relación con la tierra, con el agua y con la naturaleza. Es el momento de reencontrarla. Este hermoso país lo hemos convertido en un basurero. Hemos llenado los ríos de heces, de desechos, de basura. Es el momento de establecer una nueva relación con la basura. Ya las municipalidades no pueden seguir posponiendo sus responsabilidades ni en el tratamiento de desechos ni en el tratamiento de agua.

De la misma forma en que atacaron la decisión de la ministra Orantes ahora se vino una ola de críticas y burlas a las fotografías del presidente Arévalo con la refacción escolar. Para empezar, no se puede comparar a la ministra de educación actual con las anteriores que se dedicaron a robar, meter a sus amigotes al ministerio y desentenderse de los problemas educativos. Ciertamente la ministra Giracca encontró un ministerio cooptado y corrupto como el mismo Joviel Acevedo, el cáncer de la educación. Ya la ministra inició el programa de formación docente para profesores en servicio, 50,000 docentes, el programa de atención a los efectos del COVID 19, el programa de remozamiento escolar con once mil escuelas remozadas, nada que ver con las escuelas Bicentenario falsas de Giammattei a quien no le dijeron nada.

Ahora lo de la refacción escolar no es un programa que dirige el presidente y que tampoco está en manos del ministerio sino fue delegado a las escuelas y a los padres de familia. No es nuevo. Así que las críticas a los platos sencillos de las escuelas no tienen sentido. Cada escuela decide qué y cómo va a cocinar. Hay lineamientos en la ley de alimentación escolar, decreto 16-2017. El ministerio traslada una cantidad de dinero por estudiante, pero los padres de familia organizados en cada escuela toman las decisiones. Yo he estado en contra de esta política porque creo que el Ministerio de Educación se debe enfocar en los aprendizajes de los estudiantes, de los docentes y de los administrativos. Los tres sectores deben aprender, no solamente los estudiantes. Pero el aprendizaje estudiantil es la razón de ser del Ministerio de Educación. Sin embargo, en un país con una desnutrición infantil de casi el 50%, algo hay que hacer y la refacción escolar es un paliativo a ese mal estructural.

Mientras se tenga un problema estructural de desnutrición infantil y en edades escolares habrá que mantener el programa de alimentación escolar. Hay mucho por mejorar en esta política y en su aplicación, mucho, pero el camino de la mejora no pasa por la desinformación, la mentira y el engaño. Creo que hay que hacer una evaluación objetiva de la política de alimentación escolar y conocer sus fortalezas y mejorar sus debilidades.

Así terminamos el mes de febrero con avances democráticos en materia del medio ambiente, en materia de la refacción escolar sabiendo que queda mucho por hacer. Es urgente que las universidades no se queden calladas con los problemas sociales. Tienen mucho que decir en la propuesta del entendimiento de los sistemas de tratamiento de desechos y tratamiento de aguas como procesos integrales que consideren el ciclo social del agua. Las universidades tienen mucho que decir en materia de nutrición y desnutrición, ya que tenemos dos decenas de programas de nutrición a nivel de técnicos, licenciaturas, maestrías y doctorados que también deben decir algo de la alimentación escolar y su relación con el problema estructural de la desnutrición y pobreza en este país. No podemos dejar solo a un gobierno democrático que intenta resolver problemas sociales abandonados por décadas de años de gobiernos corruptos.

Entonces la democracia que queremos requiere de mayor participación ciudadana honesta, no escondida en cuentas falsas o anónimas, en la participación de los centros de investigación científica y tecnológica y programas universitarios en temas como manejo de desechos y tratamiento de agua, nutrición y sistemas de alimentación pertinentes para la población. Es el momento de cambiar, de transformar la crítica en acción. Todos podemos mejorar. Hagámoslo ahora o no será nunca.

Fernando Cajas

Fernando Cajas, profesor de ingeniería del Centro Universitario de Occidente, tiene una ingeniería de la USAC, una maestría en Matemática e la Universidad de Panamá y un Doctorado en Didáctica de la Ciencia de LA Universidad Estatal de Michigan.

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