Siempre que nos interesamos por un problema humano ya sea como afectados o como analistas, tratamos de encontrar las causas o determinantes de por qué se presenta y del por qué se comporta de esa manera. En otras palabras, en la mente de uno y otro personaje se forja un reflejo subjetivo de la realidad objetiva. Pero el dramón en esto es que provoca diferentes matices e impactos en ellos. Doy un ejemplo.

En la forma en que está funcionando el sistema de salud actual, tanto en el MSPAS como en el IGSS la relación médico paciente se rige por limitantes de tiempo y recursos. Esas limitantes restringen al médico conocer la historia del paciente y al paciente obtener elementos para reflexionar sobre su enfermedad. En tal estado de cosas, el desconocimiento de la historia por el médico, le evita colocar a su paciente dentro de un contexto no solo para conocer de su estilo de vida, sino sobre cómo la enfermedad se comporta dentro de él, cómo la maneja y cómo bajo tales circunstancias, esta puede evolucionar. De tal manera que no puede fijar un tratamiento más personalizado y certero de alivio-curación al desconocer creencias, comportamientos y hábitos de su paciente, parte central del tratamiento. No sin razón, el Dr. Osler, el gran internista del siglo XIX, advertía a sus estudiantes con un: “el buen médico trata una enfermedad, el gran médico al paciente”. Lamentablemente esto no se cumple en nuestro medio y el paciente termina buscando aliviar malestares en otras manos y con recursos propios, elevando los gastos de su curación y con frecuencia con poca efectividad.

En consecuencia, en nuestro sistema de salud se hace evidente que el diálogo médico-paciente no descubre la gran verdad de enfermedad-paciente ya que esta relación queda encubierta y se desvanece en la breve consulta que se oferta al enfermo. Por consiguiente, un problema central a resolver en nuestro sistema de salud versa sobre la calidad de la práctica clínica; práctica que en la actualidad se asienta en una gradual disociación de la enfermedad y enfermo, manifestada en una atención médica que enfatiza y trabaja para la enfermedad, olvidándose de identificar y caracterizarla más allá del haz de síntomas espontáneamente presentados por el enfermo. Eso lleva o bien a repetición continua de una enfermedad (ejemplo lo tenemos con las infecciones a repetición en niños) o bien a su persistencia sin control (diabetes, enfermedades del corazón) fuente de gastos altos dentro del sistema de salud. Como bien señalan muchos estudios sobre una práctica médica de esta naturaleza, en esta el enfermo es visto y tratado no como los sujetos de la enfermedad sino como objetos.

A lo manifestado se suma otra condición: en el nuevo escenario de la medicina, el trabajo del médico además de su brevedad por razones administrativas, es y se realiza bajo una lucha entre ciencia y comercio, regido y administrado bajo los ojos e intereses de la industria farmacéutica. El tema central médico-industria es en una lucha económica marcada por la flexibilidad y la adaptabilidad para viabilizar la competitividad y el lucro.  De suerte que nos tropezamos con que muchas autoridades, médicos y políticos, quebrantan los presupuestos nacionales asignados al rubro salud, teniendo en mente un fin poco eficaz y ético: asegurar flujos y procesos a manera de aprovechar cualquier elemento del conocimiento y la práctica, con miras a un proceso productivo de beneficio personal. En el marco de esa visión personal ligada al interés productivista y lucrativo, el único perdedor real es el paciente y la sociedad. En todas las denuncias en los medios de información, el mal funcionamiento del sistema de salud, en buena parte tiene de origen lo señalado en esta reflexión.

Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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