El Papa Francisco fue hospitalizado este 14 de febrero para tratar la bronquitis que arrastra desde hace una semana y someterse a algunas pruebas diagnósticas, informó el vaticano.
El Papa Francisco fue hospitalizado este 14 de febrero para tratar la bronquitis que arrastra desde hace una semana y someterse a algunas pruebas diagnósticas, informó el vaticano. Foto La Hora; AP

El Papa Francisco fue hospitalizado el viernes 14 de febrero para tratar la bronquitis que arrastra desde hace una semana y someterse a algunas pruebas diagnósticas necesarias, dijo el Vaticano, confirmando la última amenaza a la salud del pontífice argentino, de 88 años.

Desde que se le diagnosticó una bronquitis el jueves pasado, el papa ha continuado con sus audiencias diarias en su suite del hotel del Vaticano en el que vive. Asistió a su audiencia general semanal el miércoles e incluso presidió una misa al aire libre el domingo. Pero ha delegado sus discursos en un asistente afirmando que tenía problemas para respirar.

Este viernes, apareció hinchado y pálido durante las audiencias que mantuvo antes de ser hospitalizado. La hinchazón es un indicativo de que la medicación que está tomando para tratar la infección pulmonar le estaría causando una retención de líquidos.

Francisco, a quien le extirparon parte de un pulmón cuando era joven, lleva tiempo padeciendo problemas de salud, especialmente episodios prolongados de bronquitis aguda en invierno. Utiliza silla de ruedas, andador o bastón para moverse por su apartamento y recientemente se cayó dos veces, lastimándose el brazo y la barbilla.

El papa ingresó en el policlínico Gemelli de Roma, donde fue hospitalizado por última vez en junio de 2023 para someterse a una cirugía en la que le extirparon tejido cicatricial intestinal y repararon una hernia en la pared abdominal. Unos meses antes, había pasado tres días en el centro pare recibir antibióticos intravenosos debido a una infección respiratoria.

El Vaticano explicó en un comunicado que el pontífice ingresaría tras sus reuniones del viernes. Además de con funcionarios de la Santa Sede, el papa recibió al primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, y al director de CNN, Mark Thompson.

“Esta mañana, al final de las audiencias, el papa Francisco será admitido en el Policlínico Agostino Gemelli para algunas pruebas diagnósticas necesarias y para continuar en un entorno hospitalario el tratamiento para la bronquitis que aún está en curso”, explicó la nota.

La Santa Sede no proporcionó detalles sobre la duración de la hospitalización ni sobre lo que sucederá con los actos que tenía previstos. Tenía una agenda ocupada para el fin de semana con otro acto especial con motivo del Año Santo, esta vez en honor a los artistas. En el calendario hay una audiencia con artistas el sábado, una misa el domingo y una visita a los famosos estudios de cine Cinecittà, en Roma, el lunes.

El anuncio vaticano, que se produjo antes de la llegada del papa al centro de salud, contrastó con la confusión que se creó en torno a su hospitalización de 2023 por bronquitis.

En un primer momento, la Santa Sede explicó que había ingresado para unas pruebas programadas, pero el propio Francisco reveló más tarde que había sentido un dolor en el pecho y fue llevado de urgencia al hospital, donde se le diagnosticó bronquitis. Le administraron antibióticos en vena y, a su salida del centro tras recibir el alta el 1 de abril, bromeó con que “seguía vivo”.

Francisco pasó 10 días en el mismo hospital en julio de 2021 tras una cirugía por un estrechamiento del intestino. Entonces, atribuyó a su enfermera personal el haberle salvado la vida por haber insistido en que revisara el problema.

No era la primera vez que reconocía a una enfermera por ese motivo. El papa relató su experiencia cercana a la muerte por una infección pulmonar en su juventud en su reciente autobiografía, “Esperanza”, en la que afirma que sobrevivió gracias a una enfermera, una monja italiana llamada sor Cornelia Caraglio.

“Era una mujer con experiencia y culta que había trabajado como maestra en Grecia, y rápidamente se dio cuenta de la gravedad de mi situación: llamó al especialista, quien drenó un litro y medio de líquido de mis pulmones. Comenzó una lenta e inestable recuperación desde el borde entre la vida y la muerte”, recordó.

Fue ella quien, después de que el médico le prescribiera una cierta dosis de penicilina y estreptomicina, ordenó que se duplicara, relató el pontífice en su libro.

«Tenía intuición y experiencia práctica, y ciertamente no le faltaba valor», agregó. «Mis compañeros vinieron desde el seminario a visitarme, algunos también me donaron su sangre para transfusiones. Poco a poco, las fiebres decidieron dejarme, y la luz comenzó a regresar».

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