La autosuficiencia alimentaria de México, tras la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en 1994 se vio significativamente afectada. Antes de la firma del tratado, México mantenía cierto grado de autosuficiencia en productos básicos como el maíz, el frijol y otros granos que formaban la base alimenticia de los mexicanos, pero tras la liberalización del comercio, el país experimentó una creciente dependencia de las importaciones de granos, especialmente de los Estados Unidos.
Así podemos observar que, con los tratados comerciales firmados por México, los Estados Unidos y Canadá en 1994 y 2018 se inició un proceso de integración de las tres economías norteamericanas. Es ahora evidente que ambos tratados comerciales han tenido importantes impactos en la autosuficiencia alimentaria de México.
México pasó de ser autosuficiente en maíz a importar grandes volúmenes desde los Estados Unidos, donde los agricultores reciben subsidios gubernamentales que les permite vender a precios significativamente más bajos. Hoy en día, por ejemplo, cerca del 40 por ciento del maíz consumido en México es importado, en su mayoría maíz transgénico. También aumentaron las importaciones de frijol, trigo, arroz, soya y carne de cerdo.
Otra importante consecuencia fue que la competencia con productos agrícolas baratos importados provocó la quiebra de muchos pequeños agricultores y campesinos mexicanos, lo que se ha traducido en la migración masiva del campo a las ciudades y a los Estados Unidos. Por ejemplo, se estima que más de dos millones de campesinos dejaron la agricultura tras la implementación del TLCAN y la correspondiente reforma constitucional que afectó al ejido y la estructura legal de la propiedad del campo mexicano.
La eliminación de aranceles permitió la entrada de productos agrícolas subsidiados de los Estados Unidos a precios más bajos afectando negativamente a los agricultores mexicanos. Entre 1991 y 2007, aproximadamente 4.9 millones de agricultores fueron desplazados, mientras que el trabajo estacional en las industrias de agroexportación aumentó en cerca de 3 millones, resultando en una pérdida neta de alrededor de 1.9 millones de empleos en el sector agrícola.
Aunque hubo un impulso considerable en la producción y exportación de hortalizas, flores y verduras, los cultivos tradicionales como el maíz se vieron perjudicados. Esto afectó a sectores vulnerables de la sociedad, ya que las personas empleadas en esos cultivos no eran trabajadores calificados.
Además, dichos tratados comerciales han provocado importantes cambios en la dieta nacional. Es evidente que se ha incrementado el consumo de productos industrializados ultraprocesados que han crecido exponencialmente, contribuyendo a problemas de salud pública como la obesidad y la diabetes. Así México se convirtió en 30 años en uno de los mayores consumidores de productos ultraprocesados per cápita en el mundo.
Asimismo, como consecuencia de los tratados con los Estados Unidos y Canadá se desmantelaron programas del gobierno que regulaban precios con el propósito de apoyar a los pequeños productores y ejidatarios. Los programas de subsidios agrícolas gubernamentales que surgieron a partir del TLCAN y T-MEC se enfocaron en la agroindustria en lugar de la pequeña producción campesina.
Con el nuevo tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) del 2018, las tendencias de importación de alimentos han continuado, aunque ahora hay esfuerzos por reactivar la producción agrícola nacional. Sin embargo, aún persisten importantes desafíos en términos de la soberanía alimentaria y el fortalecimiento del campo mexicano.
Se puede afirmar que México perdió gran parte de su autosuficiencia alimentaria tras el TLCAN y el T-MEC, volviéndose peligrosamente dependiente de las importaciones de alimentos de los Estados Unidos. Esto ha tenido efectos económicos, sociales, de salud pública, y ahora con la nueva visión imperial de la administración del presidente Trump, habrá que considerar las graves consecuencias políticas a la soberanía y la independencia nacional de la disminuida suficiencia alimentaria de México. La comida puede ser una poderosa arma política.
Las políticas proteccionistas recientes de los Estados Unidos, como la amenaza de imposición de aranceles del 25 por ciento sobre las importaciones mexicanas por parte del presidente Trump, han generado fuertes tensiones comerciales. Estas medidas sin duda violan el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y afectan negativamente a las múltiples cadenas de suministro ya plenamente integradas en el territorio de Norteamérica.
Las constantes amenazas arancelarias y la solicitud de evaluación detallada del acuerdo por parte de Estados Unidos han acelerado la necesidad de que México renegocie el T-MEC de manera anticipada, cuya revisión oficial está programada para julio de 2026. México deberá considerar muy especialmente su creciente dependencia alimentaria.
En resumen, el TLCAN y el T-MEC han tenido un impacto profundo en la economía de México, especialmente en el sector agrícola, debilitando su autosuficiencia alimentaria y generando graves desafíos económicos y políticos a la soberanía tanto a nivel nacional como en el ámbito internacional.