Así como las universidades fueron metidas al combo de la política con la Constitución de 1985 y se les pidió que participaran en la elección de las altas cortes y del fiscal general, también fue metido a la misma fiesta de la confusión el Colegio de Profesionales de Abogados y Notarios, CANG. Las universidades en el mundo, principalmente en el mundo desarrollado eran, son y serán centros de educación superior, espacios para la construcción de ciencia y tecnología. Mientras que los Colegios de Profesionales no tienen la larga historia que tienen las universidades, históricamente se han conformado para controlar las profesiones a partir del Siglo XX principalmente. La Constitución de Guatemala establece que la colegiación de los profesionales universitarios es obligatoria y tendrá por fines la superación moral, científica y técnica de los profesionales universitarios. Pero lo principal es que el Estado toma el control del ejercicio profesional.
Los Colegios de Profesionales tienen a su cargo el control moral, ético, científico y técnico de la profesión y de los profesionales. O sea, las profesiones deben controlarse. ¿Por qué? Las profesiones universitarias, algunas de las cuales tienen siglos de existencia, tienen un enorme impacto en la sociedad. La medicina impacta directamente en la salud. La ingeniería impacta en la calidad de la infraestructura y de las tecnologías que desarrolla. El derecho es fundamental para mantener el orden social y finalmente impacta en nuestra propia libertad. De hecho, un abogado tiene fe pública, un asunto mayor en una sociedad. Imagínese el lector que un médico no sabe realizar su práctica de medicina y termina dañando a las personas que lo buscan. O que un notario haga un documento de compraventa de un bien inmueble y luego cometa falsedad en el mismo. O sea, se requiere un control sobre las profesiones universitarias y los Colegios de Profesionales tienen esa función.
Ciertamente los Colegios de Profesionales emergen desde la Colonia para el control de carreras como medicina y derecho, pero con la proliferación de las profesiones y las universidades se generalizan a muchas profesiones, todas aquellas de interés público. En otros países los colegios emergen como instituciones de derecho público, de naturaleza gremial, pero con funciones de controlar la práctica profesional. O sea, si usted estudia ingeniería, medicina, derecho, psicología o cualquier carrera profesional universitaria, los Colegios Profesionales son los encargados de controlar la práctica. En Estados Unidos, por ejemplo, usted hace su licenciatura en ingeniería, pero eso no lo autoriza a ejercer la profesión de ingeniero, no es un ingeniero práctico, mucho menos medicina o derecho. Las universidades son académicas y dan los programas académicos pero los graduados universitarios deben ganar, pasar los exámenes del colegio que demuestren que conocen la práctica.
Aquí en el País de la Eterna Primavera la actual Ley de Colegiación Profesional, que se presenta como decreto 72-2001 regula a los Colegios Profesionales como entidades gremiales, con personería jurídica y apolíticos, pero ciertamente no tienen control de la práctica profesional porque no tienen programa alguno de que a cada cierto tiempo sus agremiados deban demostrar que están actualizados, que sus prácticas son éticas y que realmente están dando un buen servicio a la sociedad. Aquí, en este país nuestro del revés se convirtieron en grupos en busca de sus intereses personales, ni siquiera gremiales ya que fueron cooptados por unos pocos, caso que se nota con más fuerza en el Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala, CANG, pero que ha sucedido en otros Colegios Profesionales.
La ley dice que los Colegios Profesionales sirven para desarrollar la moral, la ética de sus profesionales. ¿Será el caso del CANG? ¡No, todo lo contrario! La ley dice que los Colegios Profesionales son entidades gremiales, con personería jurídica y apolíticos. ¿Será así en el CANG? No, todo lo contrario, este colegio ha sido cooptado como ha sido cooptada la justicia guatemalteca, hasta lo más profundo y ha sido convertida a imagen y semejanza de la podredumbre de la politización del mismísimo Ministerio Público. Ahora andan peleando entre una decena de planillas para ver quienes van a dirigir al Colegio de Abogados y Notarios, CANG a tal extremo que el mismo Ministerio Público instrumentalizó su propia planilla. ¿Por qué? Porque ellos quieren autonombrar al nuevo fiscal general y seguir implantando la corrupción como su modelo de justicia como lo demuestra el mismo caso de Eduardo Masaya, otra víctima más.
Cuando las instituciones nobles, con funciones nobles de defensa de la población, de sus agremiados, que fueron pensadas para vivir mejor son cooptadas por delincuentes, organizados o no, cuando la ley es tergiversada, hay que hacer un replanteamiento de fondo a la sociedad en la que se vive, hay que replantear las leyes, en este caso hay que sacar de elecciones de cortes y de puestos políticos y jurídicos importantes a Colegios Profesionales y hay que refundar a las universidades para que hagan la educación superior, la educación técnica que tanto nos urge y que realicen la investigación científica y tecnológica sin la que no podremos salir de este atraso producido por élites egoístas y manipuladoras.
Lo que hoy pasa en el CANG es problema de todos porque el nuevo fiscal será para todos. Lo que pasa en los Colegios Profesionales debe cambiar junto con las universidades, pero fundamentalmente debemos cambiar los seres humanos y no dejarnos manipular por esos criminales. Vamos Guatemala, defendámonos. Si no es ahora, no será nunca.