Los colegios profesionales, en los que forzadamente todos los graduados universitarios tienen que inscribirse para poder ejercer, constituyen una parte muy importante del mundo de la academia, no solo por congregar a personas con preparación universitaria, sino porque legalmente en Guatemala tienen roles que desempeñar. Cuando se pensó en rescatar ciertas actividades, como el control de las elecciones primero y luego el sistema de justicia, afectados por el manoseo de los políticos, se dispuso asignar un papel de vital importancia a varios de esos colegios en los procesos de postulación.
Lejos de alcanzar el objetivo, lo que ocurrió fue la contaminación de la mayoría de la academia; Colegios en los que antes se elegía por capacidad y prestigio a sus directivos, pasaron a ser escenario de jugadas en las que, para variar, cuenta mucho el dinero que pueden usar los candidatos para ir comprando, literalmente hablando, los votos necesarios. Esta semana se lleva a cabo la elección de la Junta Directiva del Colegio de Abogados y resulta que esa directiva tendrá un papel importante en las postulaciones del próximo Fiscal General de la República y en la integración del Tribunal Supremo Electoral y la Corte de Constitucionalidad, lo que explica el despilfarro que se ve en esta contienda.
El sistema de justicia, que debiera velar por la aplicación imparcial, objetiva y seria de la ley, es ahora el elemento decisivo para garantizar la impunidad que necesitan los que se roban el dinero público mediante innumerable tipo de acciones que enriquecen a unos cuantos en perjuicio de todo el país. Y dentro de ese régimen de impunidad es obvio que uno de los factores esenciales es el control del ente que tiene la responsabilidad de investigar la comisión de delitos, puesto que si no hay investigación no se llega a tener procesos, no digamos sentencias.
Es más, muchos de los que fueron procesados y condenados en el pasado van saliendo de la cárcel y recuperando sus bienes, cuyo dominio habían perdido y logran recuperar por la falta de acción del Ministerio Público, responsable de ser acusador en todos los procesos que se llevan por actos de corrupción. Y de allí que esta elección sea crucial y por lo que actores tan visibles como Consuelo Porras, Ángel Pineda, Dimas Jiménez y Rafael Curruchiche no tienen el menor empacho de figurar públicamente apoyando a una de las planillas, lo que confirma que la misma es parte de esa banda.
Los abogados tienen en sus manos la posibilidad de empezar a enderezar las cosas en el Colegio al que pertenecen y no hace falta mucho análisis para ver cómo se mueven las aguas y con qué fuerza. Tanta como para apresurar, en horas inhábiles y durante el acto de presentación, la captura de un candidato de otra planilla.
En manos de cada uno de los abogados está una decisión crucial para rescatar al Colegio.