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Guatemala mantiene un importante crecimiento económico que da tranquilidad al país y a su gente, tanto así que la misma Superintendencia de Administración Tributaria señala que hubo un aumento considerable en la recaudación fiscal como resultado de esa constante que cada año nos va mostrando aumento de la producción y el consumo. Sin embargo, tenemos que tomar en cuenta cuál es el origen de buena parte de los recursos que alientan esa creciente economía para entender por qué, a pesar de todo, las condiciones de vida de tanta gente siguen siendo deplorables como para incrementar los flujos migratorios, a pesar del esfuerzo de muchos empresarios por invertir y producir en el país.

Varias son las fuentes de ingresos que fortalecen el mercado; las remesas, que se contabilizan mes a mes y que son parte importante del producto interno bruto, son una inyección poderosa para mantener la demanda de bienes y servicios que las familias pueden obtener gracias a lo que sus parientes envían mensualmente para mantenerlos; la inversión privada que no se detiene y que permite en buena medida fortalecer la capa media de la economía, pero hay otras de las que nadie puede llevar la cuenta, ni la Junta Monetaria, la SAT o menos el MP, puesto que se trata del fruto del jugoso lavado de dinero que proviene tanto de la corrupción como del narcotráfico y, en alguna medida, de lo que recolectan las pandillas con sus extorsiones.

Casi ningún experto repara en esos aspectos de nuestra economía que alientan un consumo considerable que va desde la comida diaria hasta otro tipo de inversiones, pero que en buena medida crecen gracias a esas fabulosas inyecciones que dan un ritmo muy dinámico de recursos a un país en el que, pese a todo y cabalmente por la mezcla de esos factores, crece pero sigue con mucha gente viviendo en la pobreza.

El tema de la migración adquiere ahora una dimensión diferente por las nuevas políticas de Estados Unidos y que podrían llegar hasta a imponer limitaciones para el envío de remesas. Pero en general debemos entender que una economía que tiene bastantes impactos en el sacrificio de los migrantes y en los negocios de los ladrones y los narcos, tendrá un serio problema futuro y por eso es que urge que entendamos la necesidad de dar un giro importante para invertir, seriamente, en promover el desarrollo que abra oportunidades aquí para nuestra gente.

La gente honrada que quiere hacer las cosas bien, invertir para seguir generando oportunidades tiene que poder encontrar certeza, Estado de Derecho y un sistema mejorado que permita que como país demos los pasos correctos y respondamos a aquellos que quieren oportunidades legítimas.

Ahora que el gobierno de los Estados Unidos habla de los cárteles del crimen organizado y manda mensajes para llevarlos a otra dimensión, en Guatemala nos tenemos que preguntar los efectos que tiene el dinero del crimen en nuestra economía y como nos debemos ir independizando de tales factores.

El tema es preocupante, sobre todo ante el riesgo de que las remesas se estanquen o puedan reducirse por la nueva política de Estados Unidos respecto a la migración y los deberes que nosotros debemos hacer para responder a nuestra gente. Pero uno de los obstáculos es que ese dinero de la corrupción, el narco y las pandillas seguirá aumentando en la medida en que nuestro sistema de justicia siga siendo pagado con esos recursos para alinear a jueces y fiscales en el tema de la impunidad. Sin castigo será imposible reducir el crimen que mantiene de rodillas a un pueblo que no ve mejora en su educación, salud e infraestructura porque el negocio y trinquete es lo que buscan los actores más enraizados en el sistema.

Redacción La Hora

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