A diferencia de lo que vimos aquí en Guatemala hace unos meses, Donald J. Trump fue juramentado como presidente de los Estados Unidos y sin duda él y su equipo estaban preparados con órdenes ejecutivas para empezar a marcar el paso de lo que fueron las promesas de campaña.
En algún momento del día, ya sentado en despacho oval y según reportó Politico, Trump dijo que Latinoamérica necesitaba más de Estados Unidos que ellos de nuestra región. La jugada es muy común dentro del plan de Trump porque a él le gusta “pegar primero”, marcar el tono y sentar las bases de lo que viene después.
Pero cuando uno analiza el tema del Canal de Panamá, por ejemplo, el nuevo Presidente insiste que entre otras cosas necesitan recuperar el estrecho por la influencia de China en Panamá y en las operaciones del mismo canal y eso significa que al fin del día hay más interés de lo que realmente se expresa.
Para un país como Guatemala y sabiendo que Trump tiene el tema de China fijado, elevar la relación con Taiwán se vuelve clave y no solo por lo que juntos podamos hacer, sino porque eso le cierra la puerta a las relaciones con China y evitar que exista esa relación seguirá siendo una prioridad del nuevo Departamento de Estados y la facción de la Casa Blanca que coordinará la política exterior de los Estados Unidos.
Entiendo que Taiwán está listo para dar el paso y pasar de las relaciones directas que tenía con Presidentes (obsequios y hasta un lobby para Alejandro Giammattei) a tener una relación integral con el país en la que logremos ir atrayendo inversión taiwanesa a Guatemala. Ese apoyo o “visto bueno” de Washington será clave para que eso se materialice y bien haría el Gobierno de Bernardo Arévalo en mandar señales inequívocas en ese sentido.
En otro de los puntos clave para la relación Guatemala – EE. UU., la semana pasada vimos a la Secretaria Privada de la Presidencia, Ana Glenda Tager en reunión con el senador Mike Lee Utah y hay que recordar fue el miembro del senado el que sugirió que si Honduras no quería las bases, Guatemala podía ser una opción.
Desconozco qué se abordó en el encuentro, pero la realidad es que Guatemala necesita de algún tipo de apoyo para enfrentar el flagelo del crimen organizado que cada vez toma más fuerza. Las bases deberían ser un debate político de altura, pero no debemos olvidar que también existen otras opciones como las Cooperative Security Locations (CSL). Bajo esta figura, aviones de Estados Unidos pueden utilizar infraestructura existente para apoyo aéreo con la intención de combatir el Crimen Organizado Transnacional.
La soberanía de los países es fundamental, pero aquí la soberanía la están teniendo los que más capacidad de fuego tienen y los que operan los sistemas paralelos, así que para tener una verdadera soberanía debemos recuperar el país, sus territorios y sus instituciones.
Áreas como Petén, San Marcos o Huehuetenango son clave en esos esfuerzos porque no hay que recordarle a nadie que nuestro territorio además de ser un punto clave en la ruta de la droga, es un punto clave en en la ruta migratoria.
Los flujos migratorios pueden disminuir en función de las nuevas políticas de Trump, pero nunca desaparecerán porque mientras en nuestros países los que hacen chinche con el dinero de nuestros impuestos sigan teniendo Consuelo y un Ángel de la Guarda, la migración en muchos casos seguirá siendo la única opción ante la mala utilización del dinero de nuestros impuestos que no llega en inversión a la gente.
Guatemala es el último territorio que queda con plena relación con Taiwán en la región centroamericana y en donde la influencia china aumenta por otros caminos, no por la relación de Estado a Estado y sin duda alguna este ha sido, es y será un punto clave para Estados Unidos.
Y la relación entre crimen organizado, drogas y coyotaje que lleva a los migrantes a Estados Unidos cada vez es más marcada, y por tanto, éste y Taiwán son dos puntos clave a manejar en la relación con el nuevo Gobierno.