Guatemala ha adoptado postura respecto a la situación de Venezuela y hoy Bernardo Arévalo recibirá al líder de la oposición a Nicolás Maduro, juramentado ya otra vez como Presidente. Edmundo González y Arévalo tendrán la oportunidad de hablar de la necesidad de darle a los pueblos democracia para que puedan decidir el futuro de sus naciones, tema que ha sido parte de una eterna lucha en las distintas sociedades que se ven acorraladas por el proceder de los autócratas que se sienten dueños de todo.
Es un momento oportuno para hablar de la democracia y su significado, así como de lo que debe ser su fundamento y contenido. En los últimos tiempos se ha dado un viraje importante al concepto de la autocracia porque en muchos casos ha dejado de ser personal, es decir que no es simplemente la voluntad o capricho de un tirano lo que cuenta, sino que hasta se utilizan procedimientos que parecen democráticos para enraizar otras formas de autocracia.
Hace poco se publicó en Estados Unidos un interesante libro que fue titulado “Autocracy Inc.” en el que la autora Anne Applebaum analiza los cambios que han tenido las autocracias en el mundo, pasando de ser el fenómeno en el que un tirano hace lo que quiere con su país, a la conformación de estructuras que juegan ese mismo papel incluyendo empresas estatales dirigidas por operadores de la corrupción.
Guatemala logró terminar con sucesivas dictaduras producto de fraudes electorales y en 1985 inició un proceso al que hemos llamado democrático porque tenemos elecciones periódicamente, como manda la Constitución, pero tristemente está demostrado que esas elecciones no significan realmente el cumplimiento de la voluntad popular porque se han ido constituyendo esas enormes estructuras que operan única y exclusivamente para obtener la riqueza que acumulan con el dinero mal habido, especialmente aquel que se roba a los contribuyentes.
En el año 2023 los guatemaltecos emitieron un mandato en las urnas que, si viviéramos en democracia, hubiera significado casi el fin de las mafias que tienen control de las estructuras mencionadas y, sobre todo, del sistema de justicia para asegurarse impunidad. La “Estructura” movió sus piezas desde pasada la primera vuelta para descarrilar el proceso y anular el resultado de la elección, alegando un fraude inexistente y hasta este momento el gobierno electo por el pueblo sigue maniatado por esa estructura, por ese sistema que fue articulando una nueva forma de autocracia en la que no prevalece la voluntad de un tirano sino la de ese grupo en el que se incluye, principalmente, al crimen organizado.
Las ideologías hacen que se critiquen unas dictaduras y se acepten y aplaudan otras, pero en el fondo lo que debiéramos buscar es el respeto a la voluntad popular, tarea difícil tal y como lo estamos sufriendo ahora en Guatemala.
Necesitamos hacer lo necesario para que la democracia le responda a los ciudadanos y se implementen los mandatos expresados en las urnas.