“El protagonista es el Poeta, siempre el Poeta, solo, desconocido, abandonado, hambriento, casi un mendigo, y, sin embargo, como Colón lleva un mundo a la cabeza.” Rubén Darío.
Los cambios sociales necesitan de una sociedad en movimiento constante, con una línea definida, nosotros en nuestra lucha más que decidida a salir de la maraña en la que nos ha tocado vivir, estamos en constante esfuerzo, aunque a veces éste no se perciba, por salir adelante en un mundo globalizado y competitivo como lo es el actual.
El año recién pasado se puso a prueba, y se sigue poniendo a prueba nuestro poder de resistencia, y es mi opinión que ganamos el curso con sobresaliente, porque la mayoría de los ciudadanos nos encontramos en la misma ecuación: No más corrupción, no dictadura, si democracia, es importante que no se llame a error me parece, y no creo estar equivocada que no nos unimos alrededor de un proyecto político, nos unimos alrededor de un proyecto de país, y para decir basta.
En lo personal, me parece bien que se le haya entregado la Orden del Quetzal al señor Almagro, porque pudieron dejarnos a nuestra suerte por lo que hoy la historia sería diferente, sin embargo, nos proporcionaron algo que necesitábamos y fue, acompañamiento, decían antiguamente “Es de bien nacido ser agradecido” y siempre lo hemos sido.
Sin embargo, el protagonista no fue él, tampoco el actual equipo de gobierno, no señores el protagonista fue el pueblo, que se unió, y sobrellevó con dignidad los momentos vividos, fuimos afectados económicamente porque todo se paralizó, y en vez de reclamar, los verdaderos demócratas apoyamos los que pudimos, y los que no pudimos, lo aceptamos, nuestros representantes fueron tantos seres anónimos que compartieron comida, agua y tiempo, se podía sentir algo que parecía olvidado: Solidaridad, y eso señores es muy grande.
Creo que los 48 Cantones tomaron la dirigencia, y ellos también merecían la Orden del Quetzal, así como La Bethania, aunque es una característica muy nuestra; “Candil de la calle, oscuridad de la casa”, pero la historia pone a cada persona en su lugar casi siempre.
A la distancia quiero hacer énfasis, que la lucha llevada a cabo no fue a favor de nadie en específico, porque fue a favor de todos, también que la lucha no tuvo ideología ni referente, fue en contra de la corrupción, y del oscurantismo en el que nos vimos envueltos durante los dos regímenes anteriores, y que se afianzó durante el último año, baste recordar la Navidad del 2023, fue bastante oscura, aunque aún nos queda el esperpento en el que convirtieron el otrora Parque Central, así como es de desagradable esa construcción, así fue lo que como sociedad experimentamos.
Los guatemaltecos hemos vivido demasiado tiempo bajo el yugo, aunque nuestro himno señale lo contrario, como para aceptar volver a caer en una situación de la que sería demasiado difícil salir, por eso sacamos la casta y nos opusimos a la imposición vía órganos jurisdiccionales a lo que sabíamos que no queríamos, ¿Sabíamos lo que si queríamos? Si, queríamos y seguimos queriendo libertad, re enderezar el camino hacia la democracia, en un tiempo en el que puede convertirse en una utopía.
Cada paso que damos no tiene marcha atrás, ni como individuos, tampoco como conglomerado y como el mismo seguiremos adelante siempre, aunque se trate de pasos pequeños, estos se convierten en gigantes cuando se trata de plantar cara a todo lo que huela a corrupción, y peor aún a convertirse en dictadura.
Como sociedad nos enteramos constantemente de la situación de los países que soportan dictaduras, lo más cercano es Nicaragua, y lo vivido recientemente en Venezuela, nos da la idea más que certera, de lo difícil que es salir de un régimen autoritario, y nosotros no queremos vivir una situación parecida.
Por eso es de felicitar a una sociedad que se ha defendido con lo que tiene, su esencia para evitar que hoy podamos reprocharnos no haber actuado con contundencia, porque aunque imperfecta vivimos en Democracia.