“Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen, pierden el respeto.” Georg Christoph Lichtenberg
Para la mayoría de la población este ha sido un año perdido, hemos perdido el tiempo, la esperanza, la confianza, y la desigualdad se evidencia en las decisiones tomadas por los responsables de la función pública, con total desparpajo patentizando que no todos somos iguales.
La población ha sido burlada, con las decisiones de los poderes sin que haya existido respuesta alguna, derivado del desgaste infringido por los poderes oscuros, y tanto el cierre del año que termina como el inicio del nuevo año no tienen significación positiva alguna.
Desde que los diputados, decidieron aprovechar la madrugada, para autorrecetarse un obsceno aumento a sus ingresos, con el peregrino argumento que estandarizar esos ingresos con los de los magistrados de sala, cuando las calidades de unos y otros son diferentes, porque las funciones que tienen asignadas constitucionalmente también lo son, así como la forma de ejercer la función establecida de los mismos, no pueden compararse los ingresos de unos con los otros, pero lo hicieron para justificar el desmedido aumento con indemnización incluida, aunque fue revocada vía resolución judicial, la intención no varió, solo el resultado.
Después de la impopular decisión, que no fue revocada, se vino una cascada de sendos aumentos, aunque ninguno de la misma magnitud, desde donde se observa la desigualdad de las clases, porque sin estudios previos, las decisiones tomadas impactaran en el sistema financiero, social y económico del país, debido a que mientras unos tendrán capacidad de gasto y consumo desmedido, la población en general pagará las consecuencias de las decisiones tomadas.
¿Quién paga el salario de los funcionarios públicos, tengan la función que tengan? La población en general con todos los tributos que obligadamente pagamos, y cuando estos no alcanzan, que nunca alcanzan es bueno subrayar, porque a pesar de que la SAT, se invente un día sí y otro también, nuevas reglas para castigar aún más, a los que si pagamos impuestos, no llega a alcanzar, por lo que como país, nos endeudamos cada año más, en ese contexto, la población más el endeudamiento, sufragarán la cantidad de aumentos que se están recetando, después de la decisión de hacerlo de los diputados, sumado a la nula oposición de una población desgastada, el resultado es un golpe a quien recibirá, un aumento de un diez por ciento, de un devaluado salario, mientras quienes juraron servir la población se sirven ellos mismos.
Al fondo, en un mínimo espacio económico se encuentran, quienes con su trabajo pagaran todos los salarios y que gradualmente dejaran de existir, como lo son los pequeños comerciantes y emprendedores que verán menguados sus ingresos, para que los que deberían servirles tengan mayor poder de consumo para viajar, comer y gastar superfluamente mientras en los mercados aumenta el precio de la canasta básica, los niños y adolescentes tienen que trabajar para poder ayudar a las familias, aumenta la desnutrición, y con ello se aleja la posibilidad de desarrollo de un país, que quisiera salir de la pobreza estructural, pero no puede, porque quienes juraron servir llegaron a servirse, y no son solo los diputados, es en general la clase estatal.
¿Cuál es el balance del 2024? Más pobreza, menos oportunidades, con lo que aumenta la brecha de la desigualdad, y no solamente porque la elite económica se mantenga en la cúspide de la pirámide social pagando menos impuestos, sino porque la corrupción ha corroído a la mayoría de las instituciones, generando nuevos semiricos, porque acá los ricos ya están cabales y no cabe nadie más, generando más pobreza, matando gradualmente con ello la ilusión de un cambio real, porque por el momento no llegara.
Estando así las cosas, sin posibilidad alguna de un cambio positivo para la generalidad, que somos los que pagamos impuestos, y mantenemos a quienes se mantienen del erario público, los cambios fuera del país impactaran también no solo políticamente, también económica y socialmente.
La situación es difícil en un contexto como el actual, en el que impera la falta de empatía hacia una sociedad demasiado golpeada para seguir luchando, pero que talvez una lucecita pueda alumbrar el camino hacia un lejano pero probable cambio.
El año termina sin mucho que celebrar.