El problema: El verdadero sentido de la Navidad un tanto confundido con la Nochebuena, la cual es conmemorar la venida de Jesús al mundo, es recordarnos que Dios se hizo hombre y bajó a la Tierra como uno más de nosotros para enseñarnos cómo hay que vivir para vivir mejor, cómo los 10 mandamientos que no son reglas que hay que seguir, porque de lo contrario pagamos con el infierno como pena por no haberlas cumplido.
Nos vino a enseñar que los 10 mandamientos son reglas que se hicieron para que nosotros mismos disfrutemos de nuestro paso por la Tierra, no se debe confundir que son reglas para quedar bien con Dios, son reglas que Dios nuestro padre nos dio, para que vivamos más felices nosotros.
Pero sobre todo la Navidad es para recordarnos que Dios debe ser el centro de nuestras vidas para recordarnos que Él vino a darnos amor y a enseñarnos a vivir con amor, que el que no tiene amor en su corazón, el que no tiene amor por sí mismo, no puede dar amor a los demás y ahí es donde insistimos en cómo un servidor público debe sentir amor por sí mismo, para poder servir con amor. El servicio es amor y el amor es servicio, en Rotarios decimos “Dar y decir antes de pensar en sí”.
Hay una serie de costumbres a las que podríamos llamarle como mejor nos parezcan que fueron hechas para mantener el verdadero motivo de la celebración de la Navidad. Lamentablemente no las hacemos como debe ser, las cumplimos pues son parte de cómo pasarla bien en esas fiestas, mal entendiendo el pasarla bien y la palabra fiestas con lo que normalmente conocemos como fiesta, que es equivalente a la parranda; entonces la comida y la bebida se fueron convirtiendo en el tema principal, además de ese consumismo y el gasto innecesario al no entender el verdadero sentido de la Navidad.
¿Qué pasó? Se fueron mezclando costumbres de distintos países y de distintas religiones, las cuales fueron aprovechadas por aquellas personas que se dedican al comercio, y entonces una vieja historia de aquel hombre que regalaba juguetes a quienes no tenían nada, se convirtió en una costumbre de regalarle a todos nuestros amigos y parientes hasta lo que no necesitan. La promoción de la misma sociedad de consumo de productos alimenticios, que formaban parte de una costumbre de comer en familia se fue convirtiendo en una serie de eventos previos llamados convivios, y una gran cena navideña de enormes gastos cuando la intención siempre fue juntarse a comer en familia sin importar el tamaño y la cantidad o calidad de la comida.
Hasta las costumbres de las posadas que eran de recordar como la sagrada familia viéndose obligada a irse a empadronar, a pesar de que María haya estado en los últimos días de embarazo, los hizo pedir posada, ya que no tenían donde pasar la noche en aquel entonces. También se confundió totalmente a propósito todo el tema de los Reyes Magos, aquellos reyes que representaban a otros países para demostrar que sería adorado no sólo por Israel sino por el mundo entero, con un tema de darnos regalos de Reyes.
Sin profundizar mucho hablemos del cómo, este descanso para meditar en familia se convirtió en una época de dejar de ir a trabajar para divertirse y salir literalmente de vacaciones y olvidarse de todo incluyendo del verdadero motivo de la Navidad.
NO SE VALE que sin importar a qué religión pertenecemos, sin importar a qué iglesia vayamos, y sin importar cuáles son nuestras creencias, no recordemos que el verdadero motivo de la Navidad es recordar el amor que recibimos y el amor que damos o el que deberíamos de dar, todo en el mundo cambiaría si así fuera y en un país como el nuestro tan confrontado, ya se convierte en algo urgente pensar y actuar pensando en ¿qué tal si todo lo hiciéramos con amor?
Indiscutiblemente se puede celebrar como celebramos en familia con los amigos y los seres queridos, dándonos un abrazo y pasar tiempo juntos, compartir una comida y compartir parte de lo que tenemos, mantener tradiciones que conmemoren tan increíble acontecimiento como lo son en Guatemala los nacimientos, la corona de adviento y dar gracias por el amor que nos dan y demostrar el amor que tenemos para los demás.
Se puede y se debe celebrar la Navidad, pero todo sin perder de vista cuál es el verdadero sentido de la Navidad.
YA ES HORA que pongamos en práctica costumbres que son más lindas, podemos seguir dándonos regalos pero como dice el Padre Luis René Sandoval, encargado de comunicación social del Arzobispado, a quien tuve el honor de entrevistar en el Podcast de esta semana. Se trata de darle algo que a nosotros nos sobra a los que no tienen, sin caer en el extremo, pero citando la Biblia, el que tiene dos túnicas le debe dar una al que no tiene.
Es momento de que pensemos en que las promesas de Año Nuevo fueron cambiadas por lo que para nosotros los católicos es el Adviento, y es que durante cuatro semanas nos preparamos para llegar a la Navidad ¿Y cómo nos preparamos? Hacemos un análisis de cómo ha sido nuestra vida, y nos vamos fijando metas para ir mejorando esa forma de vida, especialmente para convertirnos en personas agradecidas por el amor que nos dan y preparadas para dar amor. Si tan sólo un poquito de esto estuviera en la mente y en el corazón de nosotros los políticos, e hiciéramos nuestro trabajo con amor, entenderíamos mejor el verdadero sentido de analizar cómo somos para hacer planes, sobre cómo deberíamos de ser, y cómo podemos ser útiles a los demás. Les recomiendo profundizar más en el capítulo de ROBERTO ALEJOS PODCAST de esta semana.