Según Vilfredo Pareto, el sociólogo italiano, su conocida regla del 80-20 establece que «en muchos fenómenos, aproximadamente el 80% de los resultados provienen del 20% de las causas». Este concepto, aunque sencillo en apariencia, puede resultar complejo de comprender en su totalidad. En esencia, plantea que identificar y abordar ese 20% de causas fundamentales es suficiente para influir significativamente en el 80% de los efectos, relegando al resto de las causas a un plano secundario.
Por ejemplo, en el ámbito de la salud bucal, para prevenir enfermedades es crucial identificar y controlar ciertos factores clave como el consumo excesivo de azúcar, golosinas y alimentos dañinos, el uso de cepillos dentales inadecuados, malas técnicas de cepillado, y el consumo de tabaco o alcohol. A la par, es necesario fomentar buenos hábitos de higiene bucal, visitas periódicas al dentista y un cuidado adecuado de dientes y encías. Según la lógica de Pareto, si se lograra mejorar al menos un 20% de estos factores principales, se podría observar una mejora significativa en la incidencia de problemas bucales.
Esta misma lógica puede aplicarse para analizar la administración pública y la burocracia. Aunque no siempre hay datos públicos que lo respalden, se menciona que, en países del tercer mundo, el 80% del presupuesto nacional se destina al funcionamiento del gobierno y al pago de deuda, mientras que solo el 20% se invierte en desarrollo. Si bien esta proporción es debatible, la percepción es que los problemas sociales, como la falta de servicios de salud y educación de calidad, tienen su origen en estas prioridades presupuestarias. Según la regla de Pareto, si se destinara mayor atención y recursos para mejorar al menos el 20% de los servicios de salud y educación, los efectos positivos serían notables y podrían desencadenar mejoras en toda la sociedad.
Además, la estructura organizativa del gobierno refleja otra faceta de esta regla. El aumento desmedido de empleados públicos, muchos de los cuales carecen de formación o experiencia adecuada, parece diseñado para que solo un pequeño porcentaje (20%) sea eficiente y genere un impacto visible. Esto, aunque insuficiente para resolver por completo los problemas sociales, puede ser suficiente para mantener una imagen de progreso y justificar la asignación futura de más recursos y personal. Este círculo vicioso no aborda las causas de raíz, sino que perpetúa una estructura donde los «parches» y resultados mediocres sirven para mantener la problemática sin resolver, mientras se asegura la supervivencia de la burocracia.
La reflexión final es que, para abordar problemas estructurales, sería más eficiente aplicar la regla de Pareto para identificar y fortalecer ese 20% crítico que realmente puede transformar la realidad social, mejorando así los resultados en salud, educación y administración pública.
Aprovechemos en estos 5 años en donde la Organización Mundial de la Salud (OMS), en una medida histórica declaró el período 2025-2030 como el Quinquenio de la Salud Bucal, subrayando que “no hay salud general si no hay salud bucal”.
La mayoría de dentistas somos además de dentistas, consejeros de nuestros pacientes y atraves de la salud oral, promovemos la salud mental.