Mauricio José Chaulón Vélez
Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala
El 24 de diciembre de 1929 se publicó por primera vez el poema “Nochebuena de América”, de Miguel Ángel Asturias. Fue en el diario El Imparcial, uno de los de mayor circulación durante el siglo XX en Guatemala. Posteriormente, Asturias lo incluyó en el libro “Sien de Alondra”, en 1949. En la página 50 del Número 105 correspondiente a la edición de diciembre de 1956 de la revista Mundo Hispánico, se publicó el poema. Para ese momento, Asturias era ya un escritor con amplio reconocimiento mundial. Había publicado “Leyendas de Guatemala” en 1930, “El Señor Presidente” en 1946, “Hombres de Maíz” en 1949, “Viento Fuerte” en 1950, “El Papa Verde” en 1954, “Week-end en Guatemala” en 1955-1956, “Soluna; comedia prodigiosa en dos jornadas y un final” en 1955, y varios poemarios entre los que destacan “Rayito de estrella”, “Sien de alondra”, “Ejercicios poéticos en forma de soneto sobre temas de Horacio”, “Alto es el Sur: Canto a la Argentina” y “Bolívar. Canto al Libertador”. En 1956 se encontraba nuevamente fuera de Guatemala, debido a su condición de exiliado al haber ocurrido el derrocamiento del presidente Jacobo Árbenz Guzmán en junio de 1954, lo que conllevó a la interrupción abrupta del proceso revolucionario en el país y la instalación de la contrarrevolución. Argentina fue el lugar en el cual se exilió Asturias, produciendo una importante obra literaria que presentó muchas evocaciones a Guatemala y América Latina desde la condición del extrañamiento que sufría el escritor. Así como publicó “Week-end en Guatemala”, la cual se convirtió en una de sus obras cumbre, y que es una denuncia sobre los nefastos acontecimientos contrarrevolucionarios de 1954, escrita de manera extraordinaria a manera de cuentos, también en ese contexto estuvo de acuerdo en que Mundo Hispánico publicase su poema en el que alude con nostalgia y ternura a la Nochebuena, tradición de sumo arraigo identitario en la cultura hispanoamericana. Mundo Hispánico había sido fundada en 1948 por Alfredo Sánchez Bella, un político y editor español, quien también la dirigía. Bajo el patrocinio del Instituto de Cultura Hispánica, Mundo Hispánico tuvo una amplia difusión, apoyada por el gobierno de España. A pesar de que la revista fue un instrumento de propaganda española que aprovechó el régimen franquista, les otorgó espacios a intelectuales como Miguel Ángel Asturias, quien era claramente de izquierdas. El directorio de Mundo Hispánico supo reconocer el prestigio de personas como el Gran Moyas, por lo que siempre procuró presentar una publicación amplia donde las letras tenían un lugar especial. Debe decirse que en la España controlada por la dictadura de Francisco Franco nada podía hacerse sin el consentimiento del régimen, por lo que todo parecía que era proclive al mismo, aunque no lo fuese del todo. En esas circunstancias contextuales es que en diciembre de 1956 aparece publicado el poema “Nochebuena de América” de Miguel Ángel Asturias. El escritor siempre mantuvo una relación estrecha con los espacios culturales españoles, por lo que sus aportes y obras fueron muy bien recibidos en España, valorando su alta calidad literaria.
Este poema también fue incluido en las Obras Completas, publicadas en 1955 y con ediciones en 1968 y 1969 que tuvieron gran difusión porque fue reciente a la entrega del Premio Nobel de Literatura de 1967. En Obras Completas, se publicó con el título “Nochebuena en América”. El poema es el siguiente:
de la noche. Recortes de aldehuelas
sorprendidas al estallar retozo
de cohetes. Serrín de lentejuelas.Una chispa de Dios quema el establo
que la luna recubre con las palmas
de sus rayos húmedos y hay vocablo
de astro en el regocijo de las almas.El recién nacido mueve la noche
con las manos, estrellitas marinas
con diez dedos de luz y un Ángel, broche
de cuna, remece aguas cristalinas.La Virgen, hierba que se huele, busca
en su camisa el pecho doloroso
para dárselo al niño que apañusca
a la punta sus labios de goloso.Florecido azahar luce el Patriarca
detrás de una faena de alegrías;
no osa tocar al niño, en su comarca
sus manos eran de carpinterías.Vienen los Reyes Magos, rauda foca
estelar les guía. Como señales
un camello se postra, habla una roca
y los algodoneros dan zagales.
En un cesto de flores se adormila
la Sagrada Familia. Todo vaga
entre el buey y la mula, en una pila
de pienso con olor a verdolaga.
Juguete hecho de trozos de colores
y enjoyado de aromas de villancicos,
en fiesta de cohetillos tronadores
y de parloterías de pericos…
Olor a pino y hoja de naranja
alinda el Gloria al Padre. Campanillas.
Nochebuena de América. La granja,
los árboles, las nubes de rodillas.
Asturias evoca los símbolos de la Nochebuena a partir de los nacimientos que él miraba en las casas y en las iglesias católicas, tradición que se mantiene hasta la fecha en Guatemala y prácticamente en toda Latinoamérica y en España. Actualmente, se diseñan nacimientos, llamados también belenes, en otros lugares como pueden ser edificios públicos, oficinas, comercios, parquea y plazas, entre otros. La temática fundamental sigue siendo la misma que vio Asturias: el Niño Jesús o Niño Dios, la Virgen María, San José, el buey y la mula, los pastores y los reyes magos como adoradores, un ángel y las ovejas, todos recreando la escena del nacimiento del Hijo de Dios de acuerdo con el Evangelio y con la tradición cristiana. Desde el título, Asturias advierte que esto es una identidad común en América Latina, aunque parte de Guatemala. En la primera estrofa se integran estas dos visiones de Asturias. Primero, dos generalidades latinoamericanas: el rebozo y el significado de aldehuela. El rebozo es un elemento común en la vestimenta femenina del mestizaje cultural mesoamericano y de algunos lugares de América del Sur, mientras que una aldehuela significa que se trata de pequeña población rural, lo que resulta como continuidad en América Latina dadas las condiciones socioeconómicas históricamente establecidas. Luego se mencionan particularidades: en Guatemala son tradicionales los cohetillos, denominados popularmente como cohetes, los cuales Asturias refiere en el estallido continuo que se denomina como ametralladora o paquete de cohetes, ya que escribe retozo, lo que hace pensar en ese tipo de cohetillos; al mismo tiempo, evoca el aserrín en los nacimientos, elemento decorativo muy utilizado en Guatemala: Lloriqueos de niño en el rebozo / de la noche. / Recortes de aldehuelas / sorprendidas al estallar retozo / de cohetes. Serrín de lentejuelas.
En las siguientes estrofas evoca a las palmas, a las estrellas marinas y a las aguas cristalinas, lo cual es una referencia a los mares, a los ríos, a los lagos y a las lagunas que forman parte del trópico latinoamericano. Al decir en un verso que la Virgen es hierba que huele, y en otro referir el olor a verdolaga entre el buey y la mula, transmite los profundos significados de los olores del campo en Latinoamérica a partir de esa diversidad de la flora, al mismo tiempo que es la madre tierra la principal fuente de alimento, lo que en el caso del nacimiento de Jesús está representada por la Virgen María. En la penúltima estrofa de nuevo hay evocación “de cohetillos tronadores” y de “parloterías de pericos”, refiriéndose al sonido de las aves propio de las tierras americanas, pero también a los salta pericos, que fueron de los juegos pirotécnicos más antiguos y utilizados por los niños los días de la Nochebuena, la Navidad y el Año Nuevo. Y la última estrofa inicia con estos versos: “Olor a pino y hoja de naranja”, que son elementos naturales que se utilizaban en la estética ornamental de la época navideña. Actualmente, la hoja de naranja ya casi ha quedado en desuso, pero el pino continúa siendo uno de los recursos vegetales más importantes en los adornos de las fiestas de fin de año. Con esa última parte, Asturias intenta integrar características de toda América Latina, porque las sabe comunes y aparecen en los nacimientos, porque este tipo de altares se realizan de acuerdo con las identificaciones cosmogónicas de cada pueblo y comunidad.
El poema de Asturias es una descripción del nacimiento que, si en Guatemala tiene sus particularidades, también las poseen en cada región de la América Latina diversa, pero que, al mismo tiempo, se presentan convergencias. Por ello, las fiestas de fin de año en América Latina nos muestran elementos comunes desde las situaciones socioeconómicas, socioculturales y sociohistóricas, siendo los nacimientos y las maneras de representar la venida del Niño Dios o Niño Jesús los fenómenos que mejor pueden evidenciar las identidades latinoamericanas en este ciclo de fiestas de fin de año. Con este poema, Asturias hace un trabajo etnográfico a través de la poesía. De nuevo, el corazón de antropólogo asturiano se expone con suma claridad.