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En el año 2000 la Asamblea General de Naciones Unidas decidió consagrar la fecha del 18 de diciembre como el Día del Migrante en una resolución que no solo pretendía reconocer a esos millones de personas que se ven forzadas a salir de sus países para viajar en busca de un mejor destino, sino además enfatizar en la necesidad de atender las causas de la migración. En ese sentido, esta fecha, más que un día de celebración nos obliga a reflexionar sobre las condiciones que han obligado a tantos hermanos guatemaltecos a viajar, principalmente a Estados Unidos, en busca de oportunidades que no siempre encuentran en su propia patria.

Tristemente a lo largo de todos estos años no hemos visto ninguna política que tienda a combatir las causas de la migración; por el contrario, el efecto que ha tenido la contaminación que sufre el Estado por la corrupción, ha agravado las ya críticas condiciones de vida de millones de guatemaltecos. Aquella lírica expresión de los constituyentes, plasmada en nuestra Carta Magna, de que el Estado de Guatemala tiene como fin esencial la promoción del bien común no encaja con lo que las instituciones públicas hacen puesto que prácticamente todas están concentradas en generar ese escandaloso enriquecimiento ilícito.

Se estima que hay en Estados Unidos alrededor de 3 millones de guatemaltecos, la mayoría en condición irregular, y en una buena medida son un pilar fundamental de la economía de nuestro país que recibe anualmente miles de millones de dólares enviados como remesas familiares. Ellas permiten vivir a una inmensa cantidad de personas que mensualmente reciben ese extraordinario aporte para cubrir sus necesidades esenciales.

Se ha generado un círculo vicioso porque la economía del país tiene un enorme pulmón en las remesas y no atender las causas estructurales que generan migración facilita de alguna manera ese masivo envío de dinero.

Pero este año la fecha obliga, además, a pensar en el futuro que espera a esas personas que viajaron en busca del Sueño Americano y que, gracias a su trabajo, dedicación y entrega, lo han ido concretando. Y es que en enero asume la nueva administración en Washington y la campaña del Presidente Electo, Donald Trump, giró muy particularmente alrededor del tema de la migración y entre sus ofertas estuvo la de realizar deportaciones masivas de inmigrantes ilegales, lo cual pone en una situación difícil y complicada no solo a los migrantes sino a muchos negocios en los que ellos trabajan.

Hay que decir que en las administraciones demócratas se han deportado a miles de migrantes. Lo que cambia aquí es la retórica y las sensaciones que tienen muchos migrantes del incierto futuro.

Pero esencialmente hoy estamos llamados a reflexionar y entender las causas de la migración para presionar a nuestras autoridades a que enderecen el rumbo de un país que ha expulsado a millones de personas al negarles oportunidades para cubrir las necesidades personales y familiares y aspirar a saltos de calidad de forma honrada. El Día del Migrante, más que un día de fiesta, es la fecha que desnuda el drama de esos millones de guatemaltecos de los que tanto dependemos.

Es necesario que cambiemos esta y muchas otras realidades de nuestra Guatemala.

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