ST. LOUIS, Missouri, EE.UU.
AP
Tavon Austin anotó dos veces, Todd Gurley coronó una carrera de 1.000 yardas y los Rams se impusieron a los Buccaneers de Tampa Bay por 31-23 ayer en el que podría ser el último juego de la franquicia en St. Louis.
La alineación ofensiva, en el puesto 31ro de la clasificación, ofreció una inspirada jugada detrás de otra en el estadio Edward Jones, de nuevo con espacios libres pero entregado. Los locales abrieron una ventaja de 21-3 al medio tiempo tras dos pases de touchdown de Case Keenum.
Los aficionados corearon «¡Mantengan a nuestros Rams!» y portaron carteles con mensajes como «No necesitamos a Kroenke, sólo queremos a nuestros Rams».
El propietario del equipo, Stan Kroenke, quiere trasladar a los Rams (6-8) a Los Ángeles. El propietario asistió al juego, pero mantuvo una actitud discreta.
El equipo anunció que se habían distribuido 51 mil 295 entradas para el estadio con capacidad de 66 mil personas.
Los Rams, que iban ganando 31-13, adoptaron una estrategia conservadora y Jameis Winston aprovechó para firmar dos pases de touchdown en un gran último cuarto. En los tres primeros sólo había conseguido un pase de 125 yardas, pero terminó el juego con un récord personal de 363, su primera marca por encima de las 300 yardas, para Tampa Bay (6-8).