Fernando Cajas

Fernando Cajas, profesor de ingeniería del Centro Universitario de Occidente, tiene una ingeniería de la USAC, una maestría en Matemática e la Universidad de Panamá y un Doctorado en Didáctica de la Ciencia de LA Universidad Estatal de Michigan.

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Qué es un tren sino el sueño de un niño que de día imagina manejar la locomotora, el tren es la imagen perfecta del viaje, el tren es la cercanía al pasado de un mundo atrapado en motocicletas, automóviles y aviones. Un tren es la sensación de calma en el viaje de ida cuando los vagones arrancan con su sonido ruidoso del acero en los rieles para luego mantener un ritmo constante, sin variaciones de velocidad lo que nos engaña con el reposo porque los seres humanos no somos capaces de distinguir la velocidad constante del reposo. Un tren hecho ferrocarril es la imagen del progreso desde la Revolución Industrial y su máquina de vapor, el caballo de acero que aún se recuerda por la forma de medir potencia en Horse Power, Caballos de Fuerzas, HP o en Watts, en honor a James Watts el inglés que contribuyó a la creación de la máquina de vapor.

Pero un tren concebido como ferrocarril es también un constructor de identidades, como lo muestran los cientos de ferrocarriles del mundo y sus historias. El Ferrocarril de los Altos es el tren que construye la identidad de los quetzaltecos a inicios del Siglo XX, que subía por las tortuosas montañas por lo que ahora es San Martin Zapotitlán, San Felipe, el Palmar, Santa María de Jesús con sus inclinados desfiladeros en las faldas del volcán Santa María. Para entonces el volcán Santiaguito todavía apenas se gestaba en las profundidades de la caldera del Santa María. Empezaba a emerger. El Ferrocarril de los Altos fue un éxito técnico y una obra ejemplar de ingeniería, pero a pocos años de su inauguración el gobierno central de Guatemala decidió cancelar dicho proyecto. Se intensifica más la tensión entre Quetzaltenango y la Ciudad Capital porque los quezaltecos ya habían fracasado con el mismo Estado de los Altos, otro esfuerzo de independencia quezalteca. Quetzaltenango se escribía entonces como Quezaltenango.

Pero el Ferrocarril de los Altos era el medio de transporte rápido y eficaz de llevar bienes, personas, plantas y animales de la Costa Sur hacia los Altos y viceversa en 1930, pero fundamentalmente construyó identidad. Este papel de transporte de bienes y la construcción, así como el mantenimiento es que el argumento principal para quienes desarrollan grandes obras de ingeniería. Lo mismo pasa ahora con el Tren Maya un megaproyecto que contempla el reordenamiento territorial de Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Chiapas y Tabasco con una longitud de 1,500 km y que recientemente inició operaciones desde Palenque hasta Cancún, quedando pendiente que cierre el polígono en estos cinco estados mexicanos.

Pero como todo proyecto grande de ingeniería la construcción del Tren Maya ha generado una intensa controversia en México porque el Tren impactará en el medioambiente de extensos territorios, principalmente de selva más o menos perturbada, que es muy vulnerable. Así que como todo proyecto de ingeniería el Tren Maya tiene efectos positivos y negativos, tendrá efectos colaterales inesperados y posiblemente tendrá beneficios inesperados. En ese sentido las poblaciones afectadas deben ser incluidas en los proceso de diseño. Eso parece que no sucedió en el caso del diseño del Tren Maya, que fue una decisión centralizada. Pero el tren ya fue puesto en funcionamiento. Ante este enorme proyecto parece que quienes hacen política de planificación en Guatemala se mantienen ausentes a la posibilidad de conectar al Norte de Guatemala, Petén, y al Occidente, Huehuetenango, a tan importante proyecto.

En Guatemala las vías férreas fueron abandonadas. Para el caso del Ferrocarril de los Altos las vías fueron usadas en postes de electricidad. Para otros trenes guatemaltecos también sus vías fueron abandonadas, aunque hay toda una red que podría recuperarse para darle una alternativa al precario sistema de transporte de bienes que tiene el país que se hunde en carreteras de tercer mundo producto de la corrupción y la incapacidad. Pero parece que los trenes guatemaltecos deberán esperar a algún gobierno con visión de mejora del país que le quite de las manos a los corruptos los proyectos de desarrollo del país.

El desarrollo del Tren Maya es un ejemplo para Guatemala. Habrá que considerar los aspectos positivos y negativos del proceso de diseño y ejecución. La ventaja en el caso de las líneas Ferreras en Guatemala es que ya existen, ya se hizo esa intervención. Habrá que ver si el gobierno actual tiene la capacidad de tener al menos un megaproyecto que pueda balancear los aspectos negativos de las tecnologías con mejora sustantiva de la calidad de vida de las personas. Es el momento de ver hacia el futuro y no solamente terminar cuatro años de un gobierno con miedo. Es hora de pensar en serio en el futuro. Todos debemos colaborar con este pensamiento de largo plazo, pero es el gobierno que debe plantearlo. Ojalá lo haga porque luego será muy tarde. Hagámoslo. Si no es ahora, no será nunca.

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