Primero que nada: una definición
Polución, debemos entenderla como la contaminación química y biológica de aire, aguas y tierra.
El término salud, ya por todos conocido, tiene como uno de sus significados la CONVIVENCIA. La interacción con temperatura, clima, plantas, animales con el ambiente humano en que vivimos, trabajamos y nos recreamos. Todo ello impacta no solo la organización y funcionamiento del medio (saneamiento), sino la respuesta que nuestro cuerpo puede dar a todo ese funcionamiento que nos rodea, a fin de mantener su estructura y funcionamiento, acorde al ambiente y nuestras necesidades.
Bajo esos aspectos y lo dije en el artículo anterior sobre el tema, las actividades llamadas antropogénicas (de origen humano), especialmente desde el siglo pasado, vienen cambiando drástica y rápidamente –para muchos más rápido que la capacidad de respuesta de la naturaleza– no solo la naturaleza y el medio natural, sino nuestro proceso de salud-enfermedad, pero también de plantas y animales; de ahí la importancia del tema; pudiéndose en este momento hablar de riesgo a la vida.
Qué se puede hacer
Creo que, en primer lugar, debemos entender mejor el impacto que tiene la polución que creamos, sobre el proceso salud-enfermedad, para inmediatamente atender su manipulación y control. Manipulación y control de desechos y la polución que estos crean, ya no recae solamente en responsabilidad de las ciencias de la vida sino en una acción colaborativa multidisciplinaria y multisectorial, ya que la perspectiva de la salud de cualquier ser vivo, vegetal, animal o humano, solo es posible a través de interpretaciones y acciones emprendidas y compartidas entre climatología, ingeniería, producción agropecuaria, comercio, industrial, medicina, abogacía, gobiernos. Solo alcanzando una mejor armonía, entendida, esta como una unificada relación entre las sociedades humanas y el mundo natural y el ambiente, podremos adquirir e inclinar el proceso salud-enfermedad hacia mayor bienestar de toda la vida.
Todo lo anterior implica a la vez, una real colaboración de interconexión de trabajo local, regional, nacional e internacional. Reconocer y meterse en ello de lleno, es tarea de todos y cada uno.
Salud humana, salud de los otros qué primero
Esta es una falsa apreciación. Todos estamos navegando en el mismo barco. La solución del problema de salud solo puede ser posible, si echamos a funcionar adecuadamente la interfase ambiente humano-animal-vegetal y tratamos la problemática de lo que de ello se deriva; de los estímulos y respuesta que se dan ahí de parte de todos los habitantes (humanos, plantas, animales) al convivir y desarrollarse en un aire, aguas y tierras compartidas. Todos se afectan, todos se relacionan en esa afectación. Todos y cada uno de ellos, emite estímulos y respuestas, que afectan a los otros y todos y a su ambiente, aire que respiran, aguas y tierra. Para un ejemplo reciente, podemos hablar del Covid-19 que nos quejó con severidad hace algunos años. No fue producto solo de un virus. Esa partícula se movió, precipitó y adaptó, producto de factores nacidos de estímulos y respuestas en su ambiente, muchos de los cuales tuvieron que ver con las actividades humanas, que en buena parte, propició un nuevo modo de comportamiento, y transformación del virus y su paso de una especia animal a su difusión al hombre y su propagación en todo el mundo y a nivel local. Solo considerando la enfermedad como un fenómeno multifactorial de interface: sociedad-clima-naturaleza, se puede advertir-detectar-tratar, controlar y prevenir y ello enfocado a factores de riesgo que atenten contra la vida y sus diferentes manifestaciones (reservorios naturales, reservorios vitales, clima y funcionamiento de la vida humana).
Y la polución en ello qué
Empecemos con un ejemplo. Todos los seres vivos que habitamos en estos momentos la tierra, desparramamos desechos al aire, a las aguas y en la tierra, que se distribuyen por espacios más allá, muchas veces del lugar donde son producidos. Esos desechos al menos hasta antes de la época industrial (hace dos siglos) eran bastante controlables por los organismos y la naturaleza. Pero desde el siglo pasado, el crecimiento desmedido a que hemos sometido nuestra especie y otras para nuestro consumo (la crianza de animales produce un 25% de la polución atmosférica) y entretenimiento (perros, gatos) más las trasformaciones químicas que hemos creado producto de nuestra industria de materiales orgánicos e inorgánicos, ha creado el aparecimiento masivo de descargas químicas y subsecuente polución ambiental, aérea, terrestre, marítima y fluvial incluso de aguas y tierras subterráneas y desde entonces, sabemos que una exposición sin y con intención a diferentes pululantes, puede causar en los seres vivos cambios y reacciones y producir enfermedades a ellos o a otros, vía química o de microorganismos y estos últimos, dentro de todas las especies vivas, son los que poseen mayor poder de adaptación.
Y el impacto de la polución en nuestra salud
Es justo reconocer que sobre el impacto que tienen los desechos humanos en la vida, aún falta mucho por conocer y aún existen muchos enigmas por explicar. Por ejemplo, sabemos y está demostrado, que muchas partículas finas que se difuminan por el aire producto de desechos industriales y quema de basuras, son causantes del aumento de muchas enfermedades respiratorias agudas y crónicas, enfermedades cardiovasculares, cánceres, problemas inmunológicos. Otros estudios señalan que en el mundo, cerca de 900,000 casos de diarrea producidos por contaminación de aguas, terminan en muerte y alrededor de la mitad de estas, es en niños y la frecuencia de estas en ellos, terminan afectando su crecimiento y desarrollo. Las tierras contaminadas con metales pesados y persistencia de pululantes orgánicos en la producción agrícola, puede propiciar disrupciones orgánicas cardiovasculares, inmunológicas, endocrinológicas, especialmente en el desarrollo orgánico temprano del humano y de muchas especies animales. De tal manera que se ha estimado que el 24% de las enfermedades humanas mundiales y el 23% de muertes, puede atribuirse a factores ambientales asociados con distintas formas de polución físicos, biológicos y químicos. COVID-19 hasta fines del 2021, se estima que infectó a 248 millones de personas, produciéndoles diversos problemas de salud y sociales, habiendo matado a 5 millones de padecientes. Un fenómeno de polución biológica (aire, agua, polvo, basuras, manejo animales y productos de laboratorio).
En resumen
La polución a través de aire, aguas y tierra, puede provocar diversas enfermedades en el hombre, animales y plantas. Muchas enfermedades actuales, agudas y crónicas, físicas, mentales, tienen entre factores de riesgo y causales, según estudios epidemiológicos, el aumento de pululantes (naturales, biológicos, químicos, radiación) en los hábitats de las personas y eso desde la concepción, causa en los humanos y en los animales, efectos adversos en la organización y funcionamiento de su organismo.
El origen de esa polución y sus efectos dañinos a la salud y bienestar, en la organización y funcionamiento de los organismos vivos, en gran proporción son antropogénicos y su solución también. El futuro trabajo en este campo, demanda de una análisis e interpretación multidisciplinaria e igualmente de intervenciones combinadas.
La polución del aire, es considerada como uno de los mayores problemas de salud, pero de peso de las contaminaciones y poluciones en aguas y tierra y la exposición a esos aires aguas y tierra contaminada, de forma aguda o crónica, puede mermar la estructura, organización y funcionamiento de los seres vivos.
La exposición a la polución, es una de las causas de riesgo más frecuentes de muerte mundial y a la vez se conoce que el aumento de la polución en todas sus vías, va en aumento.
Muchos estudios han estimado el costo social en salud debido a la polución y es un factor de los más importantes dentro del costo total para una Nación. En Inglaterra, por ejemplo, un estudio del 2016 estimó que entre 2017-2025 el Estado debería erogar solo de y por contaminación de aire 5.5 billones de euros.
Aunque es reconocido que los niños desde el embarazo y los adultos viejos son los más susceptibles a la polución, eso puede ser debido a que son pocos los estudios que han puesto su atención en el impacto acumulativo que las exposiciones tienen en ello y sus interacciones a lo largo de la vida de un individuo. Se necesitan más estudios sobre este tema.