Los personajes que deambulan señalando con estribillos manidos y reconocidos pero que tienen poco sustento, sostienen que cualquier incremento en el gasto público tiende a afectar la estabilidad macroeconómica. Un discurso corto, pero que por lo pegajoso que es muchos los convierten en auténticos clichés que repiten sin saber a ciencia cierta de qué se trata dicha afirmación que peca de ligera y que además esconde una realidad terrible del país: las enormes desigualdades sociales.
Efectivamente, Guatemala se sigue vendiendo como un país, como una macroeconomía estable, esto no sólo lo repiten los ideólogos del CACIF, los mismos cacíferos, sino también muchos economistas que son justamente profesionales orgánicos del sistema. Es cierto que tenemos una macroeconomía estable, sin duda, pero de qué sirve apreciado lector si la economía no genera lo suficiente para producir condiciones que apunten a mejorar las condiciones de vida de la mayoría de las personas.
Y así es, ¿de qué nos sirve una economía estable?, cuando lo que tenemos es un país que fabrica pobres todo el tiempo y con mayor cantidad cada vez. ¿De qué nos sirve una economía estable? cuando la economía se movió hacia el sector servicios que hoy es la actividad económica que pesa más en el PIB nacional. ¿De qué sirve una economía estable?, si la misma se mantiene en un pingue 3.5% en promedio en los últimos años. ¿De qué sirve una economía estable?, si la misma se sustenta en las remesas familiares que representan casi el 20% del PIB, así como incrementan el consumo que alcanza casi el 90% del PIB en la actualidad.
¿De qué sirve una economía estable? que descansa en la presencia enorme de grandes conglomerados que constituyen oligopolios y monopolios que siguen enriqueciéndose enormemente y evitan la economía de mercado, pero en sus discursos la presentan como los adalides de la misma. ¿De qué sirve una economía estable?, cuando el sector informal de la economía constituye hoy casi el 20% de la producción medida por el PIB y engloba una enorme cantidad de ciudadanos que lucha día a día por sobrevivir deambulando en las calles de la ciudad y del interior de la república.
¿De qué sirve una economía estable?, cuando los trabajos formales en Guatemala únicamente suman 1.5 millones de personas y el resto de las personas que son económicamente activas que suman alrededor de 10 millones, en qué trabajan, pues en la informalidad.
Y hoy los representantes del sector privado se rasgan las vestiduras con un presupuesto elevado de Q145.0 miles de millones, que afectará la estabilidad macroeconómica, dicen ellos, como grandes eruditos de la economía, pero eso sí, permitieron presupuestos elevados en regímenes de corrupción que les permitía mantener a salvo sus intereses, ahí no dijeron nada.
La política fiscal expansiva es una herramienta de la política económica, pero también la misma si se centra en la redistribución –que es una de las tareas fundamentales de las finanzas públicas– se apunta a generar una mejor dotación de bienes públicos, buscando mejorar la salud y la educación como bienes públicos de primera generación, pero atendiendo también las carencias y necesidades propias de las instituciones responsables de implementarlas, por ello se necesita personal médico, de enfermería y técnicos que cuenten con estabilidad laboral y buenos salarios.
En el caso de la educación, ahí es necesario abrir las negociaciones de los pactos laborales que muestran abusos. Pero igual, lo importante es comprender que la política fiscal expansiva sí puede catalogarse como una herramienta de redistribución, más allá de los indicadores macroeconómicos, pero también conlleva riesgos ciertamente, pero para eso se requiere de una combinación de política fiscal y monetaria que contribuya a darle estabilidad macroeconómica al sistema. Pero hoy, el gasto público puede ser un instrumento que impulse la inversión pública, que facilite la inversión extranjera privada, pero que principalmente consiga resultados en materia social, a través de la dotación de bienes públicos que beneficien a la mayoría de la población.
*Quiero reiterar mi más profundo pesar por el fallecimiento de Luis Aceituno, una de las personas más brillantes y eruditas no sólo en literatura, sino también en rock. Nunca le conocí, pero seguía sus notas siempre. Me encantaba además su buen humor, no olvido una de sus columnas cuando contaba de su gusto por el cine y que en la galería de un cine en la Antigua disfrutaba de ese arte, pero al final decía con su característico buen humor “quién no se ha comido unas tostadas con guacamol en la galería de un cine, no sabe lo que es la vida”. Que descanse en paz Luis Aceituno, una pérdida irreparable para la cultura del país. Mi más sentido pésame a su familia.