Fernando Mollinedo

mocajofer@gmail.com

Guatemalteco, Maestro de educación primaria, Profesor de segunda enseñanza, Periodista miembro de la Asociación de Periodistas de Guatemala, realizó estudios de leyes en la Universidad de San Carlos de Guatemala y de Historia en la Universidad Francisco Marroquín; columnista de Diario La Hora durante 26 años, aborda en sus temas aspectos históricos, educativos y de seguridad ciudadana. Su trabajo se distingue por manejar la palabra sencilla y coloquial, dando al lector la oportunidad de comprender de modo sencillo el universo que nos rodea. Analiza los difíciles problemas del país, con un criterio otorgado por su larga trayectoria.

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La Historia de Guatemala nos muestra que a través del tiempo, el sector productivo del país organizado en sociedades, cámaras, asociaciones, comités y otros tipos de agrupaciones no ha desarrollado una cultura salarial positiva que contribuiría a fortalecer la cohesión social y la economía interna puesto que siempre se ha opuesto al pago justo por el trabajo realizado por la clase trabajadora manifestado en el salario mínimo, el cual en realidad es el salario máximo al que pueden aspirar los trabajadores para cubrir la canasta alimentaria.

El salario mínimo, es un término que comenzó a usarse en mil novecientos cincuenta y uno, durante el gobierno de Jacobo Árbenz. En aquel entonces, el gobierno acordó un salario mínimo de un quetzal con veinticinco centavos para la ciudad de Guatemala y de ochenta centavos de quetzal para el campo. Cabe mencionar que, en aquel entonces, la moneda tenía un valor diferente que en la actualidad; sin embargo, al terminar abruptamente el período presidencial en mil novecientos cincuenta y cuatro se derogó y volvió a cobrar vigencia diez años después en mil novecientos sesenta y cuatro.

La propuesta hecha por el sector gubernamental a la Comisión Nacional del Salario consiste en aumentar el diez por ciento al salario mínimo actual para que tenga vigencia durante el año dos mil veinticinco y busca elevar el nivel de ingresos de los trabajadores guatemaltecos promoviendo un salario suficiente para satisfacer las necesidades básicas y mejorar la calidad de vida de la población.

La pobreza y desigualdad existente en Guatemala refleja el compromiso del gobierno para promover una vida digna a través de mejores sueldos para que vivan bien y por ende obtener un mejor resultado en cuanto al rendimiento de los trabajadores y una identificación laboral que sería positiva para el sector empleador.

En Guatemala un alto porcentaje de la población carece de ingresos suficientes y no se alcanza el bienestar familiar, por lo que el impacto de esta decisión gubernamental busca revertir la situación actual considerándola como una iniciativa para vivir en un país más justo y equitativo.

La evasión del pago de impuestos y la corrupción han sido considerados por el sector patronal como un recurso normal desde hace muchísimos años; es decir, desde que los comerciantes guatemaltecos rendían cuentas a la Corona española hasta el último escándalo de evasión tributaria del caso B cuatrocientos dos por varios cientos de millones evadidos por algunos empresarios.

La propuesta gubernamental oscilaría en más o menos trescientos quetzales mensuales, es considerada por el sector productivo del país representado en su mayoría por el CACIF como una propuesta que no responde a la realidad económica; argumentan que no están de acuerdo con dicho aumento, pues tendría un impacto negativo ya que, al aumentar el salario de los trabajadores irremediablemente subiría el monto de las prestaciones del trabajador lo cual consideran como un error gravísimo que tendría como consecuencia el alza en los costos de la producción.

Desde el año dos mil ocho, el organismo Ejecutivo tiene la opción de fijar los distintos salarios mínimos para las diferentes actividades económicas que desarrollan los trabajadores en el país y para calcular el salario mínimo, se establece el monto del salario mensual el cual se obtiene multiplicando el salario mínimo diario, por los trescientos sesenta y cinco días del año y el resultado debe dividirse entre los doce meses del año.

Oj Alá que se haga realidad el aumento propuesto y que la reacción de los trabajadores sea también positiva por el beneficio que se les otorga.

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