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La decisión de los electores norteamericanos no solo tendrá efecto en la política interna de Estados Unidos en temas como la migración, el aborto, las comunidades homosexuales, los impuestos a las importaciones y hasta el quitar la ciudadanía a los hijos de inmigrantes que hayan nacido en aquel país. También afectará las relaciones internacionales en muchas formas y detener el crecimiento de China será uno de los objetivos de la nueva administración, al tiempo que surge la duda qué tanto se estrecharán las relaciones con Rusia y Corea del Norte, cuyos gobernantes han mostrado afinidad con quien vuelve a ocupar la presidencia norteamericana.

Los países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico del Norte, OTAN, saben por experiencia previa que la postura de Washington va a sufrir cambios significativos, con todo lo que ello significa para el equilibrio y la paz mundial, siendo Ucrania sin duda el primer caso que tendrá que vislumbrarse a la luz de ese nuevo orden que también va a tener consecuencias en el Cercano Oriente. Posiblemente, ni siquiera el fin de la Guerra Fría tuvo repercusiones como las que se pueden esperar ahora que un nuevo poder ejecutivo en Estados Unidos tiene el control absoluto no solo de esa rama de la administración pública, sino también del Congreso, con las dos cámaras controladas por los Republicanos, y una Corte Suprema de Justicia donde los simpatizantes del nuevo mandatario tienen amplia mayoría.

Tanta así que antes de la elección dictaron una resolución afirmando que Trump no podría ser perseguido por los actos realizados en el ejercicio del poder durante su primer mandato, disposición que abre toda una gama de espacios para lo que la Casa Blanca pueda hacer o dejar de hacer a partir de enero.

No hubo una propuesta concreta ni un plan definido de lo que será el próximo gobierno y toda la campaña se basó en otro tipo de consideraciones y no en el detalle de cómo se enfrentarán temas como el migratorio y la expulsión de millones de migrantes ilegales que han entrado en Estados Unidos durante los últimos años. Lo mismo se puede decir de la política exterior porque fuera del conocimiento de la relación de amistad que hay entre Vladimir Putin y Donald Trump, no se detallaron aspectos relacionados con la situación de China y esta semana se supo que Taiwán recibió un aviso del futuro presidente de que los temas de defensa e independencia deben ser afrontados por Taipei sin esperar mucho de Washington.

Lo que se puede saber a ciencia cierta es que se vienen varios cambios significativos en lo que se ha conocido como el orden mundial, con las relaciones entre las grandes potencias y también con las diversas regiones del mundo. El papel de Estados Unidos ha sido decisivo en ese orden existente, pero hay indicios de cambios sustantivos.

Redacción La Hora

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