Empresarios que participaron en el ENADE de este año se han referido a la necesaria promoción de un Gran Acuerdo por la Transparencia y Ana Isabel Antillón, a cargo de la mesa de certeza jurídica de Guatemala No Se Detiene, habló del tema afirmando que para alcanzar ese acuerdo para combatir la corrupción se necesita la creación de un grupo promotor con actores del ámbito religioso, público, académico y privado que muestren su compromiso con una fuerte tarea de transformación nacional que no puede seguirse postergando.
Ese gran acuerdo nacional que hace falta es algo que hemos venido señalando desde la investidura del gobierno del presidente Bernardo Arévalo y es muy positivo que desde el ámbito empresarial se plantee ahora la necesidad de trabajar para que la lucha contra la corrupción no solo sea consistente sino impulsada por los principales sectores de la vida nacional. Obviamente, seguimos pensando que el papel que debe jugar el Presidente es vital y ahora que se abre la puerta para la convocatoria de todos los que puedan estar interesados en el saneamiento de la institucionalidad, es necesaria su actuación directa y comprometida.
La lucha para cambiar el sistema no se logra con buenas intenciones ni discursos, puesto que hacen falta estrategias y políticas definidas que nos permitan enfrentar a ese monstruo de mil cabezas que ha logrado afinar su estrategia a partir del absoluto control de toda la estructura del Estado, incluyendo el sector justicia cuya actuación es y será vital para lograr los objetivos. Sin el cese de la impunidad, que implica el fin de la captura de la justicia, no se puede aspirar a una verdadera transparencia.
Los indicadores de las entidades que llevan control de los índices de corrupción en distintos países enfatizan que la situación de Guatemala es seria y preocupante porque los tres poderes del Estado participan de esa situación. Ahora que desde el sector empresarial surge una iniciativa para crear una cultura de transparencia, es momento de que el gobierno, con el Presidente Arévalo a la cabeza, se involucren y asuman un real liderazgo para alcanzar los objetivos.
Al fin y al cabo ese fue el mandato que le otorgó la población en las pasadas elecciones; fue claro y concreto el motivo por el cual la gente se volcó a las urnas para encomendarle la dirección del país y es que el cansancio de la ciudadanía ante el saqueo inmisericorde del erario es total, razón más que suficiente para que ese tema, el de la cultura de transparencia, sea objetivo esencial del actual gobierno.