El reloj está a punto de ponerse en cero, el día clave para Estados Unidos llegó. Este 5 de noviembre millones de estadounidenses votará por elegir presidente y vicepresidente entre dos opciones, la vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump.
Gane quien gane, será histórico. Si lo hace la candidata del Partido Demócrata se convertirá en la primera mujer en conquistar la Casa Blanca, si lo hace Trump se habrá recuperado de la derrota de 2020 frente a Joe Biden, algo que pocos han logrado.
La elección se prevé una de las más cerradas en la historia. Días antes de la votación las encuestas daban un cerrado empate entre ambos contendientes, con pequeñas diferencias de décimas en algunas mediciones.
Los ojos están centrados en los siete estados “péndulo”: Pensilvania, Míchigan, Wisconsin, Carolina del Norte, Georgia, Nevada y Arizona. Con 94 votos electorales, estos estados indecisos son los que prácticamente definirán quien será el nuevo inquilino de la Casa Blanca, ya que el resto de país ya se ha definido.
INCERTIDUMBRE
La incertidumbre y la polarización son dos factores que marcarán el desarrollo de los comicios. Pero estos podrían continuar después del 5 de noviembre, independientemente de quien gane opina el internacionalista y catedrático universitario Roberto Wagner.
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El analista no descarta que, de salir derrotado, Trump no reconozca los resultados electorales, como no lo hizo en 2020 y que, en vez de eso, sus correligionarios comiencen una batalla legal para en contra del proceso.
Por otro lado, si Harris pierde tampoco se descartan manifestaciones en estados tradicionalmente demócratas que podrían derivar en violencia, como ocurrió hace 4 años con los correligionarios de Trump, en el Capitolio. Entre más estrecho sea el margen de victoria de uno o de otra, más posibilidades de conflictos existen.
Wagner califica de “impredecible” el resultado en los estados péndulo donde Harris y Trump se disputan el voto de la comunidad afrodescendiente y latina, tradicionalmente asociados al Partido Demócrata y coincide que, quien gane en Pensilvania, prácticamente será el próximo presidente de Estados Unidos. En este estado se disputan 19 votos electorales.
Las elecciones importan a todo el mundo. El internacionalista señala que hoy en día vemos a Israel atacando a varios países en Oriente Medio, como a Irán y Líbano, y a diferencia de antes, vemos que Estados Unidos no quiere o no ha podido ponerle un freno.
Asimismo, en el conflicto Rusia-Ucrania, la situación podría cambiar con Trump quien es abiertamente cercano al presidente ruso Vladimir Putin, y no así con los mandatarios demócratas quienes lo consideran como el “gran villano”.
En Latinoamérica, Estados Unidos, añadió, se enfrenta a una región cada vez más distanciada políticamente, a pesar de que su gente sigue migrando de manera masiva a la Unión Americana.
En este sentido lamentó que, gane quien gane, al no tener Guatemala un TPS (Estatus de Protección Temporal, en inglés) los migrantes de este país serán los primeros en pagar los platos rotos cuando se endurezcan las medidas migratorias, entre las cuales pueden haber redadas y deportaciones masivas.
LATINOS DEBEN SALIR A VOTAR
En el ámbito migratorio, las organizaciones tienen claro que una victoria de Trump sería más perjudicial para la comunidad migrante. Por lo tanto, creen que los hispanos deben salir a votar en masa en los estados péndulo debido a que representan un buen porcentaje de la comunidad.
Por ejemplo, en Pensilvania se calcula que el 20% son latinos, en Arizona un 25% y en el resto de los estados también suman un número importante.
“Los guatemaltecos están entusiasmados, pero los de mayor peso son las comunidades migrantes de México, Puerto Rico y Cuba”, detalló Ben Monterroso, líder migrante guatemalteco y miembro de la organización Poder Latimex, que promueve la participación hispana en los comicios.
Añade que las consecuencias de las elecciones podrían ser perjudiciales para los migrantes, sus países de origen, pero también para la economía estadounidense, si se cumplieran las promesas de hacer deportaciones masivas, puesto que los migrantes hacen “una contribución enorme” al país.
“La industria se paraliza y quebrante sin migrantes. En el campo los migrantes hacen trabajos que no harían los americanos, igual en el sector de la construcción, transporte de víveres y otras industrias”, detalló.
Por ese motivo Monterroso confían en que la comunidad latina se movilice este 5 de noviembre. “Nuestra comunidad tiene la responsabilidad de votar en EE. UU. que otros no decidan por ellos”, precisó.
EL FUTURO PARA GUATEMALA
En Guatemala la elección también se seguirá de cerca por sectores políticos, empresariales, sociales y hasta aquellos que son señalados de corrupción.
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Muchos de estos actores tienen la sensación de que una victoria de Trump sería el equivalente para que EE. UU. dejara de hostigarlos con sanciones y la inclusión en listas negras de corrupción o de personajes antidemocráticos.
Varios de estos publican en sus redes sociales “apoyo” al candidato republicano, después de que fueron sancionados por la administración de Joe Biden, como el fiscal Especial contra la Impunidad (FECI), Rafael Curruchiche.
Alejandro Sinibaldi también muestra apoyo por Trump en su cuenta de Twitter. Cuando fue sancionado, el 4 de diciembre de 2019, todavía era el magnate republicano presidente de EE. UU.
El analista político Renzo Rosal afirma que la política exterior estadounidense es muy estable y no suele variar de forma radical en ciertos temas.
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Estos grupos, subraya Rosal, le apuestan al regreso de Trump al poder porque, según ellos, recobrarán fuerza para acentuar el “régimen de impunidad que ellos mismos han planteado” y recomponer la correlación de fuerzas en el país e incluso, que se les facilitará el retorno de visas o salir de las listas Engel o Magnistky.
Pero que el Departamento de Estado o del Tesoro saque de las listas a las personas que han sido sancionadas, uno, dos o meses después de una hipotética llegada de Trump al poder es “poco probable” .
Las prioridades de la política exterior estadounidenses, añade, seguirán siendo las mismas seguridad en las fronteras, lucha contra el narcotráfico, combate al coyotaje y la migración irregular o fortalecer a la Patrulla Fronteriza, pero no ve una política orientada a quitarle el apoyo al gobierno del presidente Bernardo Arévalo, como no lo hará con otros de la región con los cuales el Partido Republicano es menos compatible.
“Estados Unidos podrá reducir programas de cooperación, pero no le quitará el respaldo al Gobierno de Guatemala porque le interesa que prevalezca su agenda. La política exterior estadounidense es muy pragmática”, enfatizó. Y en eso, Guatemala, tiene muchas cartas que puede jugar.
“El canciller Carlos Ramiro Martínez y el embajador de Guatemala en Washington deben tener cintura para saber cómo van a actuar con el Departamento de Estado, si sigue en manos de los demócratas o en manos de los republicanos”, aseveró Rosal.
¿CÓMO SE ELIGE PRESIDENTE EN ESTADOS UNIDOS?
En aquel país quienes eligen presidente y vicepresidente es el Colegio Electoral, compuesto por 538 electores. Cada estado tiene tantos electores dependiendo del número de representantes que tengan en el Congreso. Así, California, tiene 55 y estados como Vermont o Alaska tienen solo 3.
En 48 estados más Washington, D. C. quien gana la elección, gana el derecho de contar con el total de electores del estado. Solo en Maine, con 5 electores, y en Nebraska, con 4, la asignación es proporcional al número de votos recibidos.
De esa cuenta, en realidad, los ciudadanos estadounidenses votarán el próximo 5 de noviembre para elegir a los miembros del Colegio Electoral que los representarán. Aunque en teoría los electores no están obligados a votar por el candidato que fue elegido por los ciudadanos de su jurisdicción, en algunos estados pueden ser multados, descalificados, reemplazados e incluso procesados judicialmente.
Históricamente hay estados que siempre votan igual en cada elección. Por ejemplo, en California siempre gana el candidato del partido Demócrata y en Texas lo hace el del partido Republicano desde 1980. De esa forma la elección prácticamente es decidida por los votantes de unos pocos estados que son llamados “estados péndulos”, porque suelen ser indecisos y en algunas ocasiones votan demócrata y en otros, republicano.
Dichos estados pueden variar en cada elección. Para esta se han identificado a 7: Nevada, Wisconsin, Míchigan, Pensilvania, Georgia, Carolina del Norte y Arizona. En conjunto estos estados aportan 94 votos electorales, razón por la cual se consideran cruciales, y en especial Pensilvania que tiene 20, así como Míchigan y Georgia que aportan 16, cada uno.
Es por ello que Harris y Trump han enfilado sus baterías en estos estados que prácticamente son los que decidirán quién será el presidente de Estados Unidos de 2025 a 2029.