Esa semana, la charla me tocó con el Señor Presidente del Congreso, Nery Ramos, un jutiapaneco, como yo, que después de haber pasado casi su vida entera en la Policía Nacional Civil, ahora se ha convertido en un político influyente, pero además dando muestras de su capacidad para lograr acuerdos.
Tuvimos la plática precisamente un par de días después de su reelección, una reelección que él había aceptado públicamente que deseaba, cuando en un medio de comunicación fue entrevistado en relación a la falta de acuerdos en el Congreso, explicando la razón de la falta de acuerdos, comentando un poco sobre la falta de apoyo del Ejecutivo, pero que tenía una estrategia, y no negó querer reelegirse cuando el entrevistador le hizo la pregunta.
Fue reelecto con 151 votos de 160 diputados que integran el total de diputados y diputadas en el Congreso de la República. Sin embargo, no me atrevería a decir que no se había dado anteriormente, pero seguro es poco usual que haya sido reelecto con los votos del partido Semilla con quien hizo acuerdos en enero de este año, con los partidos aliados a Semilla con los que él ya venía trabajando, incluso antes de ser electo Presidente, a raíz de que la Corte obligó a repetir la elección en el Congreso de la República porque Samuel Pérez del partido Semilla no podía ser el Presidente debido a que su partido estaba suspendido.
Con descaro le pregunté quiénes no votaron y su respuesta fue: “prefiero hablar de los que sí votaron”, a lo que le pregunté: ¿está usted consciente, Presidente, que esto va a causar muchas críticas alrededor de su reelección, que van a decir que hubo dinero de por medio o algún trato oscuro? A lo que me contestó que sí, que estaba seguro de que así iba a ser, pero que estaba preparado. Entonces le pregunté: “Cuéntenos que ofreció a cambio del voto” y su respuesta fue en pocas o muchas palabras que cada bancada tiene que cumplir sus promesas de campaña, cada partido tiene leyes pendientes de aprobar para ganarse a su electorado, y ese fue el acuerdo al que llegaron; promover qué pasaran en sus leyes, lo cual vimos en la agenda legislativa que el día martes de esa semana se discutió y se realizó en el Congreso de la República, donde la lista de leyes a tratar ya era enorme.
Volvió a recordarse de la época en la que él y varias personas que llegaban al Congreso, por primera vez, se unían a los diputados y diputadas que querían separarse de lo que en aquel entonces solíamos llamarle el pacto de corruptos. Se recordó cómo fue que se logró ese consenso para elegir a Samuel Pérez, y luego se obtuvieron más votos para elegirlo a él, alrededor de una alianza que al poco tiempo estaba empantanada por malos entendidos con el ejecutivo. Yo le hablé de que había sido una victoria más, que podríamos llamarle: la quinta victoria, ya que las 2 Juntas Directivas, la ampliación presupuestaria y la elección de las cortes, fueron una victoria y esta podría llamarse la quinta victoria y su respuesta fue y “vamos por más victorias, pues eso espera la población.”
¿Y con quién se sentó a dialogar presidente?, fue mi pregunta, y su respuesta fue: Con todos, no hubo un partido, bloque o grupo de diputados, ya que estamos ante un Congreso sumamente dividido con el que yo no hubiera conversado para llegar a este acuerdo. De tal manera que será un año de aprobación de muchas leyes y de cumplir con los acuerdos. Un año que será muy complicado presidente, fueron mis palabras, aunque mi intención realmente era convencerlo de hacer un llamado al diálogo, de aprovechar su política de puertas abiertas para llamar a las organizaciones sociales, al sector privado, a los sectores y a todos los subsectores de este país a llegar al Congreso y llegar a acuerdos con las distintas bancadas para unir intereses.
NO SE VALE que no se aproveche este acuerdo para convocar a un gran diálogo nacional, que no aprovechemos las buenas intenciones del Presidente de mantener las puertas abiertas, no solo para el tema de la niñez y la juventud y todo aquel que plan de visitas de los programas que la primer secretaria está dirigiendo, sino para hacer una agenda de país, una agenda que realmente nos conduzca a reordenar el estado, porque dice el maestro Carlos Molina Mencos que no debemos hablar de reestructurarlo, ya que la estructura se llama La República y si algo no queremos cambiar es ese sistema republicano, fortalecido con esta democracia que pusieron en peligro los ahora llamados golpistas.