Alfonso Mata
El MINISTERIO DE SALUD está al borde de detenerse, por la irresponsable política social que ha mantenido permanentemente el Estado por décadas. Un enfrentamiento histórico que se reduce a una oferta limitada de lo que se necesita para mantener la salud y a una necesidad siempre en crecimiento de a lo que conduce esa falta adecuada de oferta, me refiero a la enfermedad. El Estado invierte en enfermedad -dice el doctor Pazzetti.
Primer gran error: Querer gestionar la crisis con fundamentos políticos equivocados. La política de salud, en lugar de hablar y preocuparse por la causa a que conlleva la falta de atención de la salud que es la enfermedad, deja sin presupuesto e inversión adecuada al sistema sanitario. No lo digo yo, eso ha sido señalado por todos los organismos internacionales desde hace más de medio siglo. Guatemala no invierte en el bienestar y calidad de vida de su gente. Una cosa es cierta, que con lo que se asigna a salud en el presupuesto nacional, no se resuelve el problema de salud ni se resolverá. Ni siquiera el de enfermedad.
Segundo error: Existe un abanico de complicaciones, generadas por sobreposición de lo político sobre lo técnico. Guatemala ha sido garante en un sinnúmero de conferencias en que se ha comprometido a fortalecer la atención primaria como instrumento y herramienta fundamental para mejorar la salud de la población. En la práctica no lo hace, de ahí que los índices de morbilidad y mortalidad no mejoren. Los nuevos fundamentos de la salud establecen un espacio amplio para las acciones sanitarias y preventivas. Lamentablemente la medida de enfocarse en los hospitales, no salva el problema, lo aumenta y genera corrupción. La atención primaria es la sustancia que cimienta la salud de un pueblo. Por lo tanto es importante tomar una decisión en común, decisión que no es política sino técnica, fundamentada en lo científico y en la discusión técnica entre clínicos, salubristas y sociedad civil.
Tercer error: La sustentación de la paradoja: Lo sanitario versus lo clínico, que lo único que ha contribuido es a impulsar el abastecimiento de equipos y medicamentos, de forma desordenada y con otros intereses. Uno de los obstáculos más grandes del sistema de salud es la falta de diálogo profesional entre médicos y salubristas, para generar una propuesta operativa basada en evidencia científica. Son ellos los interlocutores legítimos de lo que se debe hacer.
La salud es una potencia, es una forma de vida, que debe constantemente alimentarse y promoverse. La mayoría de enfermedades son procesos que suelen desarrollarse durante largos períodos de tiempo y que si se evitan, generan una mejor compensación que cuando se padecen. Estamos pues ante alternativas “con riesgo desigual”, tanto en su costo monetario como humano. Médicos y salubristas, en conjunto con economistas, deben sentarse a discutir las fallas del sistema en los diferentes grupos de población y de edad e incluso definir los costos biológicos, mentales y económicos de dejar de atender la salud y de lo que eso representa para el aparecimiento y propagación de las enfermedades y a partir de ello sugerir soluciones viables. Estoy seguro que nos toparíamos con una enorme disparidad entre lo que la inversión estatal e individual hace y lo que las estimaciones epidemiológicas muestran como los verdaderos costos de morbilidad y mortalidad sin solucionar. Entonces la gran pregunta es sobre ¿qué están pagando los contribuyentes? A dónde se están yendo los millones de quetzales y para mi salud ¿qué recibo? Centavos. ¡No! eso no vale.
Soy médico y me gusta la investigación, quiero saber cómo funcionan las cosas y hacerlas funcionar y entiendo que un sistema de salud se ha hecho para hacer del mundo un lugar mejor para todos. Tendemos a pensar en la salud y la enfermedad, en la capacidad y la discapacidad como cosas en blanco y negro. No es así como son, son continuos que hay que atender y entre más cerca nos mantengamos de la o el estado de salud, más barato y menos costo a nuestros bolsillos eso resulta.
Un aspecto de la prevención es ayudar a las personas a lidiar con los factores de riesgo modificables para disminuir la posibilidad de que se enfermen o mueran, ¿no nos gusta disminuir el riesgo de estas causas, cuando se pueden prevenir? ¿No es eso lo que significa bienestar y prevención? Es a eso a lo que debe entrarle el sistema de salud ¡entrémosle!







