Hoy estamos publicando una pieza histórica poco conocida. Es el discurso pronunciado por el entonces estudiante universitario José Mata Gavidia al clausurar la Guardia Cívica creada 20 días antes en respaldo a la Junta Revolucionaria de Gobierno, conformada por Francisco Javier Arana, Jorge Toriello y Jacobo Árbenz, luego del derrocamiento de Ponce Vaides con lo que se puso fin a 14 años de dictadura iniciada por Jorge Ubico.
El filósofo, historiador, catedrático universitario y maestro de música, José Mata Gavidia, inició estudios en la Facultad de Farmacia, pero se cambió a la Facultad de Humanidades cuando ésta se fundó en 1945.
Fue vicepresidente de la Asociación de Estudiantes de Humanidades y el primer Licenciado en Filosofía que se graduó en dicha Facultad. En la Universidad de San Carlos desempeñó los cargos de Director del Departamento de Filosofía, Decano de la Facultad de Humanidades (1954 y 1958-1962) y miembro del Consejo Superior Universitario. Ejerció varias veces el puesto de rector en funciones. Publicó varios libros y ensayos filosóficos, históricos y literarios y fue autor de numerosos artículos en revistas, periódicos y folletos universitarios.
El profesor, como lo plasmó su alumno Sergio Custodio en un artículo que escribió en La Hora el 7 de mayo de 2009, «dejó una estela de gran valía humanista, que a la par de otros valiosos universitarios humanistas, convirtieron a la Facultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos en un verdadero bastión de la cultura guatemalteca y universal», en contrapunto a la actual, vergonzosa y lamentable condición a la que ha sido conducida, que no sólo no ha enaltecido ni cultivado los valores perdurables de las ciencias y las Humanidades, sino que las ha envilecido al cuerpo docente y estudiantil a través de obscenas prácticas de toda índole.
Toda acción política debe fundamentarse. No pervive per se. Mata Gavidia lo hace en relación con un propósito y este es académico. Su papel como actor público lo lleva a tomar acciones y a actuar y hablar con integridad y a reconocer la falencia formativa de una patria que se interioriza sin recurrir a conceptos lógicos; llevando con el ejemplo, a condenar la conducta de criminalizar de organismos y personas de Estado (sucesos de 1962); a condenar toda oposición que no permite corregir un proceso basado en mentiras (baleado en octubre 1965).
El humanismo de José Mata Gavidia debe, especialmente en las actuales circunstancias, servir de modelo para la USAC, para que ésta pueda recobrar su honra y buen nombre. Su fértil vida universitaria y pública debe ser recordada no sólo como un paradigma, sino también como un homenaje a su memoria. Hoy se presentan las letras que inspiraron una revolución sin extremos derecha o izquierda, sin conceptualizaciones de clase. Vocación de académico, alma de guerrero contra la arbitrariedad de la falsedad y mediocridad.
A continuación su discurso:
Honorable junta Revolucionaria:
Heroico pueblo de Guatemala:
Compañeros de la guardia cívica:
Hace apenas tres semanas, cuando aún resonaban estampidos de metralla asesina y era menester vivir con el fusil al hombro para precaverse de las acechanzas de la plaga de servirles sanguinarios, en que fue pródigo el anterior régimen de tiranías; nació en domingo como hoy, en el muy noble leal paraninfo de nuestra universidad Carolina, esta Guardia Cívica.
Aquella mañana, con el corazón rebosante de optimismo, dos juventudes: la de las armas y la de las letras, convinieron en que era obligado consolidar la revolución a costa de nuevo sacrificios.
Desde entonces con valor de soldados y espíritu de titanes, asumisteis la ardua tarea de buscar día y noche guaridas criminales de los restos del continuismo; de vigilar la seguridad citadina; de dar con vuestra presencia armada, tranquilidad a este pueblo que ciegamente confiaba en vosotros, porque las armas puestas en manos de maestros universitarios y estudiantes NO SABEN DISPARAR CONTRA EL PUEBLO.
Quisiera, compañeros de la Guardia Cívica, poder enaltecer vuestros méritos, y pregonar el subido precio cívico de vuestros servicios; pero son ellos tantos y tan distinguidos que ni el tiempo, ni mi poca elocuencia, lo permitirían. Por estos motivos he de concretar mi palabra a presentaros, en nombre de la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU) un leal y franco saludo, y la más fraterna congratulación, pregonando ante este pueblo digno de cantares de epopeya, la gratitud inconmensurable a que sois acreedores por la gesta cívica realizada con vuestra valentía, desinterés y sacrificio en pro de la patria.
Quiero aclamar, en primer término con especial diferencia, respeto y admiración de la AEU, a quienes día tras día, sacrificando toda comodidad y sin interés mercenario alguno, estuvieron firmes en sus puestos, ya en las apartadas patrullas, o en la aburrida guardia, o en arriesgadas comisiones, exponiendo a cada instante la vida, ante las cobardes emboscadas de los bastardos derrocados por el nuevo régimen de libertad.
En no menor categoría en nombre de la AEU quiero testimoniar méritos y congratular con encomio a quienes, sin ostentación, también de día y de noche, estuvieron prestando valiosos servicios en las secciones de aprovisionamiento y oficinas, cuya labor administrativa fue garantía efectiva del mantenimiento decoroso de la Guardia Cívica.
No menor deuda de gratitud tiene la AEU para con la joven y valiente oficialidad que dirigió nuestras compañías. Oficialidad cortés, comprensiva, que nos hizo sentir hermanados y anuló con la más grande y elocuente realidad, el distanciamiento que habían provocado las tiranías.
No hay palabra suficientemente elocuente, para manifestar a la mujer guatemalteca el imponderable valor de sus servicios prestados a la Guardia Cívica. La solicitud femenina, no solo se contentó con buscarnos pan y abrigo, sino que su gentileza nos proporcionó toda clase de atenciones, llevando ellas en personas las viandas y regalándonos con toda suerte de golosinas y cigarrillos…
En el vasto elenco de nombres a quienes somos deudores de especial gratitud y cariño, figura un voluminoso legajo del pueblo de Guatemala; ¡pueblo valiente y sufrido! ¡Magnánimo y noble! Que día tras día iba a depositar su óbolo para la Guardia Cívica. Vimos desfilar a ricos y pobres, a hombres y mujeres, a niños y ancianos. Sentimos entonces, más que nunca, la grandiosa realidad de estar hermanados en la más noble empresa y noble y único empeño del engrandecimiento de Guatemala.
A todos vosotros, Compañeros de la Guardia Cívica: a los que expusisteis vuestras vidas, a quienes día y noche asistíais a nuestros heridos y aliviabais los padecimientos de las víctimas; a los jóvenes oficiales del ejército que con simpatía y compañerismo guiasteis nuestra Guardia Cívica; a los voluntarios obreros que honrasteis nuestros servicios; a los colaboradores que regías la difícil máquina administrativa; a la feminidad de nuestra patria fecunda gentileza y abnegación; al pueblo de esta patria liberada, la AEU reitera su más íntima e imperecedera gratitud, porque todo cuanto se hizo por la Guardia Cívica, se hizo a Guatemala.
Compañeros: ha llegado el momento de despedirnos. Y quiero anunciaros que la Guardia Cívica no se licencia hoy. DE NINGUNA MANERA dejamos los uniformes y fusiles, pero EN DEPÓSITO, porque solo estaremos de francos, hasta el momento en que la patria de nuevo nos necesite.
Habéis visto ondear como símbolo de esta Guardia, un pendón rojo. Símbolo, NO DE IDEOLOGÍA ALGUNA IMPORTADA, sino de una trascendental realidad guatemalense, que nació al alborear del glorioso 20 de octubre. Lo elegimos rojo por ser el color del gorro frigio revolucionario y porque encarnada fue la sangre de Los Héroes que dieron su vida, para ganar la liberación de Guatemala.
Nuestro emblema nos habla de libertad y de Libertadores. En él vemos la púrpura redentora de Laguardia, Alcaín, Andrade, del compañero Trócoli y de esa pléyade de Héroes cruentos e ignorados de la Revolución salvadora.
En memoria de ellos y de la libertad que su sangre fecundó, nuestro emblema es encarnado y lleva ya en sí el sello del heroísmo y el sello de la historia.
Honorable junta Revolucionaria, que habéis orientado los destinos patrios, en nombre de mis compañeros, quiero manifestaros que con vuestro gobierno y con todos los futuros que laboren por el pueblo y para el pueblo, TODOS NOSOTROS sin excepción, permanecemos de pie y siempre listos para sumar nuestros esfuerzos a la causa de la libertad, ya sea en nuestro suelo patrio o allende sus fronteras…porque creemos que ahí donde la dignidad humana sea ultrajada con cortapisas a la libertad, debe presentarse a combatir toda esta juventud docente, militar, estudiantil y Universitaria.
He dicho
Guatemala, 12 de noviembre de 1944
Discurso de José Mata Gavidia ante la Junta frente al Palacio Nacional
Visto en documental
Revolución del 20 de Octubre de 1944. | Documental Histórico de los Sucesos de la Revolución del 20 de Octubre de 1944 en Guatemala. (Imágenes publicadas por Trilogía Documental Árbenz)… | By La Antigua Guatemala | Facebook
La documentación del discurso en el video más o menos 5 minutos 45 segundos.
