Se ha señalado varias veces la falta de contundencia gubernamental ante la crisis que vive el país por la captura absoluta del sistema de justicia que funciona con dos objetivos esenciales: asegurar impunidad a quienes se enriquecen saqueando al país y la persecución y castigo de quienes critican los vicios que destruyeron la legalidad. El pasado jueves, con motivo del inicio del Encuentro Nacional de Empresarios (ENADE), el Presidente Bernardo Arévalo hizo un claro y contundente análisis de lo que se vive en el país, destacando la imposibilidad absoluta de lograr avances si no empezamos por el rescate de las instituciones de justicia.
Y afirmó que más que cualquier otra cosa “lo que necesitamos es un verdadero compromiso de parte de todos los sectores para limpiar nuestro aparato de justicia de las garras de la corrupción y recuperarlo para lograr las condiciones de una verdadera certeza jurídica”, agregando que “este no es, ni debe ser, un esfuerzo exclusivo del Ejecutivo” sino de todos y dijo que aprovechaba ese espacio que reunió a líderes de instituciones públicas, empresariales, sociales y académicas, para pedir que “seamos claros y consistentes; no se trata solo de nuestras palabras. Cuentan sobre todo nuestras acciones¨.
A lo largo de estos meses hemos sentido la frustración de ver que el mandato popular tan claramente expresado en las urnas y que molestó tanto a los operadores de la corrupción como para intentar dar un manotazo para violentar la voluntad de los ciudadanos, se ha ido diluyendo sin que se produzcan las acciones necesarias para ejecutar lo ordenado con los votos. Por ello cobra especial relieve ese mensaje del mandatario porque explica que el meollo de lo que se produzca en el futuro del país depende fundamentalmente de las acciones para recuperar el sistema de justicia.
Venimos diciendo desde hace semanas que el gobierno tiene que dirigir un esfuerzo serio por articular a los distintos sectores de la sociedad en busca de un acuerdo de gran envergadura que nos permita salir de esa camisa de fuerza en que convirtieron al sistema de justicia y aprovechar el espacio de un evento como el ENADE puede ser un paso correcto. Falta ver si el mensaje cala y llega a provocar las reacciones necesarias para entender que no vamos por la senda correcta en términos de justicia y que todo lo que se intente y proponga para mejorar al país no traerá resultados mientras persista la cooptación de la justicia.
Pero nadie puede negar lo acertado de esa expresión presidencial en el sentido de que la justicia es la clave de todo y que, si se rescata, el país podrá avanzar en la dirección correcta pero que, de seguir todo tal y como está, no tenemos salida ni esperanza.