Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt
La semana pasada comenté las cuitas del Presidente Maldonado Aguirre respecto a la escasa cobertura que le dan los medios a las acciones que ha realizado desde la primera magistratura y puse a su disposición, sin costo alguno, el espacio en La Hora para que pudiera difundir aquello que demuestre que ha puesto interés en la crisis política nacional, dando pasos hacia la construcción de un nuevo orden. No me cabe duda que Alejandro se ha mantenido ocupado ni que él y su Vicepresidente atienden los asuntos de sus respectivos despachos, pero el tema esencial era cuánto han hecho para contrarrestar los graves vicios del sistema.
La carta, que reproduzco textualmente, me llegó por correo electrónico y dice así:
“Guatemala, 28 de noviembre de 2015.
Licenciado
Oscar Clemente Marroquín
Director General Diario La Hora
Guatemala
Estimado Oscar Clemente:
Con relación al comentario de veintiséis del mes en curso, por el cual La Hora pone a disposición espacios para que su servidor pueda divulgar las actividades y logros del gobierno, me complace su apertura que es coherente con la recordada escuela del fundador del periódico. Él, aunque polemista y también inconforme, cedía su espacio para la discusión y debate de temas de suma importancia.
Le aseguro que de ninguna manera mi respuesta a una descomedida pregunta que se me hizo en rueda de prensa, haya aludido a ningún medio periodístico en particular. Hice referencia a las campañas que organizan los gobiernos que concluyen su período, preparadas por técnicos y empresas de publicidad, cuyo alto costo es ahora incoherente con la gravísima situación en que encontramos las finanzas del Estado y su escasa posibilidad de atender las prioridades sociales.
La gran variedad e intensidad de acciones de Estado que estamos atendiendo con el Vicepresidente Fuentes Soria, los ministros, comisionados, secretarios y otros funcionarios del gobierno, nos obliga a un trabajo intenso y agotador. Lo cumplimos no solo por ser una obligación sino por el deber de consecuencia con nuestro país.
Le agradezco su disposición de apertura, por lo que, como en otras ocasiones, siempre estoy dispuesto a responder a los periodistas que me soliciten información sobre mis opiniones y mis actividades públicas.
Con mi acostumbrado respeto y consideración a usted y el periódico que dirige, lo saludo cordialmente.
Alejandro Maldonado Aguirre”
Como bien dice Alejandro, soy una persona inconforme con el país que vamos a heredar a nuestros hijos y nietos porque Guatemala tiene condiciones para ser diferente y lo que hace falta es compromiso para realizar cambios urgentes no sólo en nuestro sistema que alienta la corrupción y la impunidad, sino también en nuestros propios comportamientos que nos hacen, indudablemente, aprovechar esas carencias en propio beneficio. Son demasiados los sectores que le sacan raja a la ausencia de ley, a la facilidad para hacer negocios y enriquecerse de manera ilícita, como para que pueda hablarse de un auténtico compromiso de Nación para abandonar viejas prácticas.
Y sigo pensando que aún en el poco tiempo que le correspondió como Presidente, Alejandro o cualquiera que haya ocupado ese espacio en iguales circunstancias, pudo haber puesto, por lo menos, el tema en el debate nacional para sentar las bases de los cambios indispensables. Obviamente casi todo lo que hay que hacer pasa por el legislativo, pero los diputados se acomodan en la medida en que no encuentran esa presión ciudadana que tiene que ser constante.
Mi abuelo, a quien recuerda Alejandro, decía que el caballo no es malo, sino que depende del jinete. Un buen jinete le saca provecho aún a un pobre jumento, mientras que un mal jinete arruina hasta al mejor de los caballos, Y ser Presidente, creo yo Alejandro, es como jinetear a un difícil corcel, brioso a veces y retrechero en otras, pero sin que importe la duración del viaje, hay que hacerlo andar.
PS. La oferta era de espacio para divulgar acciones de gobierno sobre la crisis política y no para enviar saludos, pero que les valga por hoy.
