Indiscutiblemente que la naturaleza no avisará a qué hora ni qué día y mucho menos dónde se va a presentar con sus impredecibles cambios atmosféricos, de frío, calor, terremotos, ciclones o huracanes, hundimientos de la tierra, lloviznas, lluvias moderadas, intermitentes o torrenciales, erupciones, lahares, heladas, caída de granizo y otras manifestaciones que de una u otra forma afectan a la población.
Debido a tales circunstancias, en la mayoría de los países existen organizaciones o dependencias gubernamentales y privadas que se dedican a monitorear las condiciones atmosféricas actuales para predecir su presencia en determinados lugares; sin embargo, dichas predicciones no se cumplen y la población se lleva sorpresas ambientales inesperadas.
El caso del huracán John en los Estados de Guerrero, Michoacán, Colima, Jalisco y Oaxaca nos deja una lección superinmediata de la imprevisión humana ante tales fenómenos naturales, por lo que, es justo y necesario que las autoridades guatemaltecas, es decir, los alcaldes de las zonas costeras en los océanos Atlántico y Pacífico principien a tomar acciones que dentro de la medida de sus posibilidades ayuden a prevenir los posibles daños materiales en los territorios de su jurisdicción y su población humana y su fauna.
Las zonas costeras del país son muy vulnerables a los huracanes y tormentas tropicales que se presentan con regularidad en esas áreas, y la población en tierra de por lo menos diez kilómetros adentro también es afectada por tales fenómenos y como consecuencia se produce desborde de los ríos y sus meandros aumentando su caudal y provocando perjuicios en la agricultura, ganadería, infraestructura vial y en los bienes materiales de la población.
En Guatemala debido al terremoto de mil novecientos setenta y seis fue creado el Comité Nacional de Emergencia CONE que en un principio estuvo dirigido por elementos del ejército y el cual con el correr de los años se transformó legalmente por medio del Decreto Legislativo número ciento nueve guion noventa y seis en la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres Conred como instancia nacional responsable legalmente de la Coordinación para la Reducción de Riesgos o Desastres la cual tiene responsabilidades a nivel nacional y regional.
Al igual que otras instituciones gubernamentales, en el pasado, dicha institución fue utilizada como un premio político a personas sin experiencia en la materia de previsión, actualización y administración interna por lo que se vio afectada en el desarrollo de sus actividades.
Ahora nuevamente le corresponde liderar las acciones pertinentes a efecto de prever, organizar y girar instrucciones de forma masiva a la población para que, en realidad se puedan reducir los daños o perjuicios que puedan provocar los fenómenos naturales; dentro de esas prevenciones podemos citar algunas como la limpieza de tragantes en las ciudades, la limpieza de cunetas en los caminos y autopistas, determinar las zonas de peligro por derrumbes y la recomendación del dragado de los ríos, limpieza o reforzamiento de los pilares y paredones de los puentes aledaños a las comunidades.
Podría tomarse este escrito como una reacción emocional y exagerada, pero, es necesario que las autoridades gubernamentales y municipales correspondientes se preocupen de la previsión como medida efectiva para evitar los daños referidos anteriormente. Es necesario que las entidades de socorro actúen en forma previsiva y se deje atrás la costumbre de atender los desastres en toda su magnitud cuando bien se pudieron prever y reducirse algunas de sus consecuencias, esperamos que la indolencia e ignorancia no siga produciendo los daños referidos.