En el 2018, en los meses finales de un sistema de justicia guatemalteco, que iba a ser profundamente capturado, un tribunal sentenció a 4 militares en situación de retiro por los delitos de desaparición forzada, el delito de deberes contra la humanidad por tortura, violencia sexual y agresiones, contra Emma y Marco Antonio Molina Theissen. 35 años antes de esta sentencia histórica, un 27 de septiembre del año de 1981 el ejército detenía ilegal y arbitrariamente a Emma Molina Theissen, quien fue conducida a la zona militar de Quetzaltenango. Una vez secuestrada fue sometida a graves actos de tortura y violencia sexual. Aún y en esas condiciones, Emma logró escapar de sus secuestradores en la zona militar. Como represalia ante la fuga, el ejército cuales criminales, ingresan ilegalmente a la casa de la Familia Molina Theissen y secuestran a Marco Antonio, un niño de 14 años de edad, de quien hasta el día de hoy no se sabe de su paradero.
Los responsables de estos deleznables hechos fueron el Jefe del Estado Mayor General del ejército Benedicto Lucas, Director de Inteligencia Militar Manuel Callejas y Callejas, el Comandante de la zona militar de Quetzaltenango Francisco Luis Gordillo Martínez y el Oficial de Inteligencia de la zona militar en cuestión Hugo Ramiro Zaldaña Rojas. Durante el juicio oral y debate público emprendido en contra de estos personajes, se pudieron a la vista del tribunal pruebas, peritajes y testimonios que dan cuenta de los hechos en contra de Emma y Marco Antonio. En particular, los testimonios realizados por la madre y la hermana de Marco Antonio y el testimonio de Emma fueron además de valientes, valiosos para conocer la verdad de los hechos y lograr la condena contra los militares. Sin embargo y tal como lo referí al inicio, el sistema de justicia en el país ha retrocedido dramáticamente y luego de seis años de la sentencia en primera instancia, aún no existe sentencia en firme y los militares por el contrario gozan de una serie de privilegios, alejados de su condición de criminales condenados por un tribunal.
Contrario a la reparación del agravio y violación cometidos contra Emma, Marco Antonio y su familia, la defensa de los militares se ha empeñado en mentir y sugerir perversamente que el niño desaparecido sigue con vida y que incluso presenció el juicio contra sus secuestradores y presuntos asesinos. De ese tamaño es la inmoralidad de los implicados y de su defensa jurídica. Tal y como fuera descrito por la propia madre y hermanas de Marco Antonio en sus testimonios que desean conocer el paradero de su amado hijo y hermano y que demandaban del Estado el esclarecimiento del lugar donde se encuentran los restos de Marco Antonio.
Hoy la Familia Molina Theissen nos convocan a acompañarles a diez días por la memoria y por la justicia para Emma y Marco Antonio, a mantener viva la memoria de los hechos ocurridos en el Conflicto Armado Interno y a no claudicar en la búsqueda de justicia, verdad y reparación como la única forma de garantía de que los hechos jamás se vuelvan a repetir.