“El estado de nuestro mundo es insostenible”, afirmó ayer el Secretario General de la ONU en su discurso inaugural del segmento de alto nivel del debate de la Asamblea General. “Es necesario enfrentar tres factores principales de insostenibilidad”, apuntó, aludiendo a la impunidad, la desigualdad y la incertidumbre imperantes en la actual coyuntura.
La impunidad, abundó Guterres, amenaza los cimientos del derecho internacional y de la propia Carta de las Naciones Unidas al permitir violaciones y abusos de las garantías fundamentales y de los derechos de los Estados.
La desigualdad, por su parte, socava a los países y los empuja al abismo por medio de injusticias y agravios.
Y la incertidumbre pone en riesgo el futuro de la humanidad de formas desconocidas debido a la falta de regulación de fenómenos nuevos que pueden ser tan rápidos como imprevistos. “Estos mundos de impunidad, desigualdad e incertidumbre están interconectados y colisionan”, alertó.
El Secretario General de la ONU sostuvo que el nivel de impunidad en el mundo “es políticamente indefendible y moralmente intolerable”, y señaló que cada vez son más los gobiernos que transgreden el derecho internacional y pasan por encima de los instrumentos e instituciones internacionales, así como de las decisiones de los tribunales.
“Pueden hacer caso omiso del derecho internacional humanitario. Pueden invadir otro país, asolar sociedades enteras o ignorar por completo el bienestar de su propio pueblo y nada sucede”, acotó.
Destacó la guerra en Gaza, caracterizándola como “una pesadilla que no cesa y amenaza con arrastrar consigo a toda la región. No hay más que mirar a Líbano”, añadió, para luego llamar a hacer todo lo posible para impedir que Líbano “se convierta en otra Gaza”.
“La velocidad y escala de la matanza y la destrucción en Gaza no tienen parangón en mis años como Secretario General”, dijo. “La comunidad internacional debe movilizarse a favor de un alto el fuego inmediato, la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes y el inicio de un proceso irreversible hacia una solución de dos Estados”, puntualizó, cuestionando a quienes continúan actuando contra ese objetivo perpetrando más abusos contra los palestinos.
Sin embargo, mientras se celebraban los debates en la Asamblea General de la ONU, la propia oficina de Benjamín Netanyahu difundió un escrito en el que el primer ministro de Israel declaraba que los ataques contra el Líbano no se detendrían. EE. UU. apoya tal estrategia, pues financia el 15% del presupuesto de Defensa de la nación hebrea, y envía el 70% del armamento que utilizan.
Guterres también se refirió al cambio climático y a la transición que los gobiernos deberían impulsar para un mundo sin combustibles fósiles, el recorte de emisiones de carbono e instó a un esfuerzo conjunto para abordar los desafíos económicos.
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá el miércoles 25 de septiembre para tratar la situación en el Líbano, según informó el presidente esloveno del Consejo en un comunicado. El ministro de Asuntos Exteriores libanés, Abdallah Bou Habib, dijo que alrededor de medio millón de personas han sido desplazadas en el sur del Líbano como resultado de la reciente escalada entre Israel y Hizbulá.
En otro punto álgido del planeta, Volodímir Zelenski declaró en su canal en Telegram que el llamado plan de victoria de Ucrania está plenamente preparado, y que incluye medidas para obligar a Rusia a poner fin al conflicto por vía diplomática.
En respuesta, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, sostuvo que: «Cualquier guerra termina, de una forma u otra, con una paz, solo que para Rusia no existe absolutamente ninguna alternativa al logro de los objetivos que se propuso antes».
En su discurso en la ONU, el presidente de Colombia sostuvo que: “Se han quemado 11 millones de hectáreas en la selva amazónica en tan solo un mes por el calentamiento global y la crisis climática. Los científicos dijeron que, si se quemaba la selva de las amazonas, llegábamos al punto de no retorno climático”.
Agregó que “ese 1% más rico de la humanidad, la poderosa oligarquía global es la que permite que se tiren bombas a las mujeres, ancianos y niños de Gaza, del Líbano o de Sudán. O se bloqueen económicamente los países rebeldes que no encajan en su dominio como Cuba o como Venezuela.
La oligarquía global lleva a la humanidad a su propia extinción. Ya no hay más tiempo: los gobiernos son incapaces de detener la extinción de la vida. Hoy hay que escoger si es la vida o es la codicia, si es la humanidad o es el capital”.
En el anterior contexto, el pasado domingo 22 de septiembre, los líderes mundiales se encontraron en la sede de la ONU en Nueva York, y adoptaron por consenso el Pacto para el Futuro, para rediseñar el sistema multilateral y dirigir a la humanidad hacia un nuevo rumbo para cumplir los compromisos existentes y resolver los retos a largo plazo.
“Estamos aquí para sacar al multilateralismo del abismo”, dijo el Secretario General de la ONU en la apertura de la reunión.
El Pacto se abrió con una declaración de los líderes internacionales en la que afirmaron que “nos enfrentamos a crecientes riesgos catastróficos y existenciales, muchos de ellos causados por nuestras propias decisiones. Hay seres humanos que padecen terribles sufrimientos. Si no enderezamos el rumbo, corremos el riesgo de estar abocados a un futuro disfuncional en el que las crisis serán constantes”.
No obstante, asegura que existe la oportunidad de afrontar tales riesgos ya que “los avances del conocimiento, la ciencia, la tecnología y la innovación podrían dar lugar a logros decisivos que abran la puerta a un futuro mejor y más sostenible para todos. En nuestra mano está decidir”.
“Hoy prometemos el inicio de una nueva era para el multilateralismo”, dice el texto del Pacto, señalando que tiene que hacerse sobre estos tres pilares: desarrollo sostenible, la paz y la seguridad y los derechos humanos.
El Pacto se compromete a la reforma de las instituciones internacionales, desde las propias Naciones Unidas hasta la actual arquitectura financiera mundial. En el caso de las Naciones Unidas, los líderes mundiales quieren reestructurar el Consejo de Seguridad y reforzar la Asamblea General y el Consejo Económico y Social.
En relación con la actual arquitectura financiera mundial, el Pacto prevé instar a cambios en el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, los bancos multilaterales de desarrollo y la misma Organización Mundial del Comercio.
En su alocución, Petro sentenció: “Si la vida vence su extinción, ya no será la oligarquía global la que gobierne el mundo, será derrocada para construir una democracia global. Una nueva historia está por comenzar”.