Muy pocos acontecimientos son tan trascendentes como para afirmar que nos estamos jugando el todo por el todo y eso ocurre con la elaboración del listado de los abogados que serán formalmente postulados para integrar la lista de la que el Congreso deberá elegir a quienes llegan a ocupar cargos de magistrados. Literalmente el futuro de nuestro sistema de justicia, es decir del Estado de Derecho en el país, dependerá de lo que los comisionados hagan en estas horas decisivas en las que deberán decidir quiénes llenan los requisitos, sobre todo de reconocida honorabilidad, para conformar las Cortes de Apelaciones y la Corte Suprema de Justicia.
No fue casualidad que hace años se empezara un escabroso trabajo para controlar las Comisiones de Postulación que llegó a generar la creación de Universidades para esos efectos, el derroche de dinero para promocionar grupos aliados a la mafia en el Colegio de Abogados y hasta el fraude en la elección de Rector de la Universidad de San Carlos. Sonados casos judiciales del pasado detallaron cómo, mediante las llamadas comisiones paralelas, se procedía a amañar la conformación de los listados para asegurar que quienes fueran electos estuvieran comprometidos con el afán de asegurar impunidad a los señalados de corrupción.
En estas horas críticas los comisionados están trabajando para conformar los listados finales que serán enviados al Congreso para que los diputados elijan a quienes serán los administradores de justicia; la última vez que ello ocurrió, el año pasado al elegir a los actuales magistrados, fue célebre el papel que jugó en el Congreso Miguel Martínez, el jefe de jefes como él mismo se hizo llamar. Y es que entre los listados era evidente que la inmensa mayoría estaban alineados, pues no querían permitir que se colara ninguno que no hubiera expresado su compromiso para manosear la aplicación de la ley.
Grupos y organizaciones de la sociedad así como observadores internacionales, están sumamente preocupados por lo que está por ocurrir en las Postuladoras; pese a que en el Colegio de Abogados hubo una admirable reacción de la gente decente, es obvio que no son mayoría y que quienes se deleitan con el manoseo legal siguen teniendo un tremendo peso. Apelar a la decencia y patriotismo de los postuladores es realmente inútil porque todos sabemos por qué y para qué fueron designados, pero sí deben saber que esta vez la opinión pública está más atenta y que sus decisiones pasarán a la historia según el resultado final que se produzca.
Si no rescatamos el sistema de justicia y eliminamos la podredumbre actual, el país no tiene esperanza sostenida y será condenado a cinco años más de impunidad absoluta para los ladrones y eso es algo que terminará por destruir a la Patria.