Por Cecilia Caminos
Buenos Aires,
Agencia dpa
El empresario liberal Mauricio Macri alcanzó hoy el sueño que acarició desde que dejó la dirección del club de fútbol Boca Juniors para poner un pie en la política: ser el presidente de Argentina.
El candidato presidencial de la coalición opositora Cambiemos derrotó al oficialista Daniel Scioli, del Frente para la Victoria (FpV) gobernante, en la histórica segunda vuelta electoral celebrada el domingo y es el hombre que impuso el cambio en la Argentina, al poner fin a un ciclo de doce años de gobiernos kirchneristas.
El fútbol, el deporte más popular del país, catapultó a Macri a la política. Y la gestión del líder del partido de centroderecha PRO como jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires durante ocho años fue el trampolín en la carrera hacia la Casa Rosada.
De allí salieron los futuros gobernantes de la nación, Macri; la capital argentina, su jefe de Gabinete Horacio Rodríguez Larreta; y la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal.
Macri, de 56 años, tuvo una temprana pero intensa experiencia en la actividad privada como ejecutivo de varias empresas de uno de los principales grupos económicos del país, Socma, bajo el ala de su padre Franco Macri.
Y con la popularidad que le dio su exitosa gestión entre 1995 y 2008 como presidente de Boca Juniors, uno de los clubes de fútbol más populares del país, se lanzó a conquistar la capital argentina.
El camino no fue sin embargo tan sencillo porque perdió en las primeras elecciones a las que se presentó en 2003 como candidato a alcalde porteño por Compromiso por el Cambio.
Entre medio fue elegido diputado nacional, con un criticado paso por el Parlamento; fundó en 2005 el partido de centroderecha PRO y debió esperar hasta 2007 para ganar por fin las elecciones para jefe de Gobierno de Buenos Aires. Cuatro años más tarde obtuvo un segundo mandato, a lo largo del cual consolidó su candidatura presidencial.
Macri nació el 8 de febrero de 1959 en la localidad bonaerense de Tandil, en el seno de una familia de inmigrantes que tejió una fortuna en el sector industrial y de la construcción. Fue a un exclusivo colegio inglés de la zona norte de las afueras de Buenos Aires, se graduó como ingeniero civil en la Universidad Católica Argentina y amplió su formación en centros de estudios estadounidenses.
Su padre es el ítalo-argentino Franco Macri, quien a los 85 años es reconocido tanto como uno de los empresarios más ricos del país como por su buena relación con distintos gobiernos peronistas. Esas buenas relaciones son una de las grandes espinas del candidato del PRO. «En él conviven dos personas, una que me ama y la otra que me boicotea», confesó recientemente el político.
Mauricio Macri vivió una de sus peores pesadillas en 1991, cuando estuvo secuestrado durante 12 días y recuperó su libertad tras el pago de un rescate millonario. Fue una experiencia traumática de la que no suele hablar, pero que lo marcó para el resto de su vida.
Casado en terceras nupcias con Juliana Awada y padre de cuatro hijos, cuenta con un fuerte apoyo en la ciudad de Buenos Aires, que tiene la mayor renta per cápita del país y una de las más elevadas de la Latinoamérica.
Se alió en la campaña presidencial con la Unión Cívica Radical (UCR), histórico y centenario partido debilitado desde la crisis que sacudió al país en 2001. La UCR le dio sin embargo a Macri la cobertura federal que el PRO no llegó a construir a lo largo de todo el país, ya que el partido de centroderecha se erigió como un fenómeno capitalino.
A la hora de definir su ideología, Macri prefiere proclamarse como «un emergente de la crisis de 2001», según declaró a la agencia dpa.
«Creemos en los valores que representa la justicia social (una de las banderas del peronismo) como creemos en los valores republicanos que ha impulsado siempre el radicalismo y todas las defensas de las libertades que sentimos representar desde el PRO», expresó. Su compañera de fórmula, la senadora Gabriela Michetti, es una antigua amiga del papa Francisco desde que Jorge Bergoglio ejercía como arzobispo porteño.
El político, que llegó a la carrera por la Casa Rosada procesado en la Justicia por supuestas escuchas ilegales, basó su campaña en el lema: «Pobreza cero, lucha contra el narcotráfico y la unión de los argentinos». Aspira a establecer reglas de juego claras para atraer nuevas inversiones y profundizar las relaciones con socios estratégicos como Brasil, Estados Unidos y la Unión Europea, después de doce años en que el kirchnerismo priorizó los vínculos con países como Venezuela, Rusia y China.
Macri debió enfrentar estas últimas semanas una dura campaña en su contra de su rival Daniel Scioli y todo el kirchnerismo, que lo identificó como un político decidido a aplicar políticas neoliberales, impulsar una devaluación del peso argentino y eliminar subsidios, entre otras medidas poco populares en una sociedad que en 2001 y 2002 sufrió una profunda crisis económica.
Consciente de que no contará con mayorías propias en el Congreso, Macri anticipó que entre sus primeras medidas cuando asuma el 10 de diciembre estará convocar a todos los sectores a un pacto de gobernabilidad.