Mucho se ha dicho acerca de lo que para pensadores de todo el mundo supone una crisis de la Democracia. Dicho fenómeno, en tanto crisis, se ha extendido por distintas latitudes del Globo, evidenciando que algo ocurre con ese sistema que para muchos se ha convertido en simplemente una forma de elegir gobernantes y de aprovechar espacios en función de intereses particulares. Y no estoy negando en absoluto las bondades de vivir en democracia, sino todo lo contrario: pongo el tema sobre la mesa a manera de breve y sencilla reflexión ―que no deja de llevar implícita, por supuesto, cierta preocupación por la interpretación malintencionada que a veces se hace de la democracia―.

El concepto “democracia”, como resulta evidente, ha sido utilizado indiscriminadamente y como caballito de batalla por demagogos y populistas tanto de un lado del espectro político como del otro, quienes, en un considerable número de casos ignoran a qué se están refiriendo realmente al utilizar el término, puesto que su afán ―de los demagogos y populistas― radica solamente en obtener el favor popular en procesos electorales en donde las más de las veces se aceptan como normales los ofrecimientos vacíos y los obsequios clientelares y oportunistas, obviando, sin reclamar siquiera, contenidos programáticos claros y concretos mediante los cuales pueda alcanzarse el desarrollo de una sociedad en su conjunto.

Con ello, además, se contribuye a que la política o el ejercicio de esta en el marco de la vida social, sea algo visto como una finalidad más que como un medio, lo cual es desastroso y peligroso para cualquier sistema, puesto que hace que las estructuras estatales sean permeables y susceptibles de corrupción y falencias que pueden resultar nefastas de cara al futuro de la sociedad, sin que la verdadera finalidad que debe perseguirse sea siquiera vislumbrada. En el marco de la academia y el pensamiento científico, todo ello tiene su génesis en algo, en algún punto de nuestra historia, y es preciso discutirlo con seriedad, de cara al futuro de las generaciones venideras.

Adolfo Mazariegos

Politólogo y escritor, con estudios de posgrado en Gestión Pública. Actualmente catedrático en la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San Carlos de Guatemala y consultor independiente en temas de formación política y ciudadana, problemática social y migrantes. Autor de varias obras, tanto en el género de la narrativa como en el marco de las ciencias sociales.

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