Javier Estrada Tobar
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@JAVIEResTOBAR

Ser electo como Presidente significa gozar del privilegio de servir a la patria y la posibilidad de ejercer un liderazgo notable dentro y fuera del país, además de recibir un nada despreciable pago mensual de Q148 mil 838. Pero también implica hacer concesiones en la vida personal, asumir responsabilidades y adquirir compromisos que van más allá de lo que muchos se imaginan, y que solo estando cerca del poder se pueden entender con total claridad.

Uno de los aspectos que cambian en la vida de una persona que resulta electa como Presidente es la pérdida de buena parte de su vida como particular, para pasar a ocupar un lugar especial bajo escrutinio público; es así como deja de ser un ciudadano común y se convierte en un mandatario, que no es alguien que manda, sino una persona que es “mandada”, y que está sujeta a la fiscalización ciudadana.

Es precisamente eso lo que le debería quedar claro al Presidente electo Jimmy Morales y a sus seguidores, conocidos como jimmyliebers, y es que el “paquete” de la Presidencia por el que varios compitieron en las pasadas elecciones, viene cargado con una buena cuota de concesiones personales que no están consignadas en la Constitución o la Ley del Organismo Ejecutivo, y entre esas está comprender que en todo momento será blanco de críticas, incluso antes de asumir en el cargo.

En los últimos meses el Presidente electo ha sido el centro de la polémica por sus declaraciones y actitudes que se salen de los protocolos tradicionales de la política, y también por sus deslices al momento de pronunciar discursos u ofrecer declaraciones a los medios de comunicación, lo que ha desatado una ola de reacciones en la prensa y en las redes sociales.

Lo que resulta preocupante de esta situación es que por esas reacciones el Presidente electo sea menos accesible para los periodistas o que sus seguidores, los jimmyliebers, se ensañen y ataquen verbalmente a quienes desde una postura crítica hacen comentarios sobre Jimmy Morales y sus errores, lo cual ha quedado en evidencia en Facebook, Twitter y otros espacios de opinión.

Creo que sería adecuado y conveniente, especialmente para Jimmy Morales, hacer un llamado a sus seguidores para que respeten la libertad de expresión, eviten arrojar amenazas e insultos, y moderen el tono de sus comentarios; sería ideal hacer un esfuerzo y de esa formar evitar que sus partidarios se conviertan en un elemento generador de confrontación en las redes sociales, antes de que las agresiones pasen a otro plano.

La “democracia guatemalteca” no solo es joven, sino que está plagada de errores y grietas, y por eso tenemos que trabajar en el diálogo para progresar como sociedad y entender que las críticas no solo son inevitables, sino que también son necesarias al momento de hacer un autoexamen sobre nuestros logros y desafíos.

Confío en que Morales pueda asumir el próximo 14 de enero, no en un ambiente de confrontación ciudadana, pero sí ante una población crítica, exigente y fiscalizadora.

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