Arik Armstead (c) y Chase Young (i), del los San Francisco 49ers, al celebrar una anotación, el pasado 11 de febrero durante el Super Bowl LVIII contra los Kansa City Chiefs, en el estadio Allegiant de Las Vegas (Nevada, EE.UU.). EFE/John G. Mabanglo
Arik Armstead (c) y Chase Young (i), del los San Francisco 49ers, al celebrar una anotación, el pasado 11 de febrero durante el Super Bowl LVIII contra los Kansa City Chiefs, en el estadio Allegiant de Las Vegas (Nevada, EE.UU.). EFE/John G. Mabanglo

Los San Francisco 49ers, con Brock Purdy y Christian McCaffrey al frente, arrancan la nueva temporada de la NFL como la franquicia a batir en la Conferencia Nacional (NFC).

La larga lista de equipos decididos a romper el pronóstico la integran los hambrientos Detroit Lions, los Philadelphia Eagles, los Green Bay Packers y los nuevos Chicago Bears.

Tras el enorme disgusto vivido el pasado febrero, cuando fueron doblegados por los Kansas City en el Súper Bowl por segunda vez en cuatro años, los 49ers comienzan el nuevo curso con una de las plantillas más competitivas, pero conscientes de que el nivel de sus rivales en la NFC va aumentando.

Brock Purdy, McCaffrey, George Kittle, Deebo Samuel y Brandon Aiyuk, que acaba de firmar un contrato de cuatro años y 120 millones de dólares, son las grandes bazas del técnico Kyle Shanahan.

En el Oeste de la NFC, donde competirán con Seattle Seahawks, Los Ángeles Rams y Arizona Cardinals, los Niners son claros favoritos para sellar el billete para la postemporada como campeones de su división.

Pero el número de pretendientes aumenta para los californianos y su ‘ventana’ para alcanzar la gloria podría tener fecha de caducidad, considerado el nivel de pretendientes como los Eagles, que disputaron el Súper Bowl en 2023, y el de unos jóvenes Lions y Packers que ya dieron señales claras en la última temporada.

Los Lions, con el ‘quarterback’ Jared Goff al mando, estuvieron a un paso de dar la campanada el año pasado precisamente contra los Niners en los ‘playoffs’.
Los Packers ya dejaron atrás a Aaron Rodgers y recuperaron máximas ambiciones con el talentoso ‘QB’ Jordan Love como protagonista.

¿Y LOS COWBOYS?
Entre las grandes incógnitas de la temporada, y no solo en la NFC, están unos Cowboys que siguen persiguiendo el que sería el sexto trofeo Vince Lombardi de su historia, que en Dallas esperan desde 1996.

Pese a tener una plantilla de alto nivel, los texanos siempre se han quedado cortos en las últimas campañas, incapaces de rendir al máximo en los momentos clave de los ‘playoffs’.
El 32-48 sufrido contra los Packers en casa en la primera ronda de los últimos ‘playoffs’ dejó tocados a los Cowboys.

Además, este año se les suman las dudas, pues el ‘quarterback’ Dak Prescott entra en el último año de su contrato, con su futuro en el aire.

En la lista de posibles sorpresas se colocan los nuevos Chicago Bears, que abren un nuevo proyecto deportivo con el ‘QB’ Caleb Williams como protagonista y líder, tras ser elegido con el número uno en el último draft.

Williams, de 22 años, fue elegido tras un extraordinario paso por USC que le permitió hacerse con el Heisman Trophy, el premio anual al mejor jugador de fútbol americano universitario.

El nativo de Washington devolvió la ilusión a una franquicia que, tras cinco años con récord negativo en la temporada regular, arranca el nuevo curso con la ambición de ser protagonista.

Al margen de Williams, los Bears seleccionaron al talentoso receptor abierto Rome Odunze con el número nueve, ficharon al también ‘wide receiver’ Keenan Allen, al ‘running back’ D’Andre Swift y renovaron el contrato de DJ Moore, otra arma a disposición del ‘quarterback’.

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