Los recuerdos de infancia de un querido amigo, incluyen la pesca recreativa con arpón en el río que pasaba por su finca. En esa época de los (60s), muy poca gente pescaba para comer y la mayoría para divertirse y él aprendió a pescar peces grandes y le encantaba el robalo. En esa época, la seguridad del agua dulce o de mar era entera y el consumo de estos alimentos, realmente no se consideraba un beneficio para la salud.
En estos momentos, como lo señala la FAO (2022), la acuicultura (cultivo, crianza y cosecha de peces, mariscos, algas y otros organismos en todo tipo de ambientes acuáticos) tiene un papel cada vez más importante en el suministro de pescado a la población mundial. De los 14 mil millones de toneladas métricas de pescado cosechado a nivel mundial en 2020, la acuicultura aportó un récord de 122.6 millones de toneladas métricas, de las cuales 7.5 millones de toneladas métricas corresponden a animales acuáticos y 5.1 millones de toneladas métricas a algas (principalmente diversas especies de macroalgas y algas marinas). La FAO también informa que la producción de alimentos marinos y de aguas dulces para consumo humano, ascendió a 20.22 kg por persona en 2022, duplicó el promedio de 9.9 kg en la década de 1960 y en esto hay otro hecho interesante señalado por FAO: el consumo mundial de productos del mar ha aumentado anualmente en promedio un 3.0 por ciento desde 1961, en comparación con un crecimiento demográfico del 1.6 por ciento.
En la actualidad, son de interés tanto los beneficios que aporta el alimento marino y de aguas dulces a la salud, como la seguridad del consumo de pescado y mariscos proveniente de aguas marinas y dulces. Comprender y asegurar la seguridad de los alimentos, es un proceso complicado que implica adquirir información sobre el ambiente para cada especie comúnmente consumida.
Los peces marinos y de aguas dulces, los mariscos, moluscos y los crustáceos, son fuente importante de nutrientes necesarios durante las diversas etapas de la vida de una persona. Las directrices alimentarias de algunos países incluso, recomiendan introducir los mariscos a los niños cuando tienen alrededor de 20 meses de edad.
Pero como todo lo bueno, estos alimentos también tienen su lado malo. Aunque son fuente importante de nutrientes, también pueden ser una fuente de exposición a contaminantes persistentes como el etilmercurio, sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, ioxinas, bifenilos policlorados y peligros microbiológicos que pueden ser perjudiciales para la salud del ser humano. Hay que recordar que por ejemplo que la exposición humana a través de los alimentos, de cuatro metales (arsénico, plomo, magnesio y mercurio), pueden tener efectos adversos en el desarrollo infantil.
Los factores, incluidos el entorno cultural, los ingresos y las ubicaciones geográficas, influyen en los tipos y cantidades de peces y mariscos consumidos. Es probable que las personas nativas e indígenas y los pescadores recreativos de las costas de mares ríos y lagos, consuman pescados con mayor frecuencia que otros grupos. Las personas con ingresos familiares más bajos, pueden terminar comiendo pescado con menos frecuencia y consumir pescado que es menos rico en LCPUFA n-3. Con respecto a los tipos de mariscos, las personas que se identifican con más ingresos es probable que sean los verdaderos consumidores de mariscos. Los peces y mariscos son una fuente de proteínas de alto valor biológico (es decir, contienen todos los aminoácidos esenciales y tienen altas tasas de absorción). Por otro lado, algunos tipos de alimentos de aguas, contienen ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-3 (EPA y HA) que son necesarios para el desarrollo fetal como componentes clave de las membranas celulares; también son fuentes de varios metabolitos que son potenciales mediadores lipídicos. Aunque el EPA y el HA pueden sintetizarse a partir del ácido alfa-linolénico (un ácido n-3-ácido esencial de cadena corta), la tasa de conversión es inferior al 0.01 % en humanos.
Sobre este tema y como médico, no deja de sorprenderme dos cosas: primero que Guatemala teniendo costas que miran a ambos océanos e inumerables fuentes de agua dulce, un hallazgo sorprendente en la dieta del guatemalteco es su carencia de fuente alimentaria de aguas (mares, ríos y lagos) y aún más sorprendente, que las recomendaciones de las Guías Alimentarias para los guatemaltecos, contengan poca información al respecto a pesar de que existe la oportunidad de aumentar el consumo de alimentos provenientes de aguas y que constituyen una fuente de proteínas de alta calidad, ácidos grasos saludables y varios micronutrientes.
Podemos decir que existe evidencia limitada de parte del sistema nacional de salud, que sugiera que el público está informado sobre los tipos y cantidades de alimentos provenientes de aguas marinas y dulces y carencia de información sobre recomendaciones para el consumo e incluso dentro de los programas de divulgación y promoción del sistema en educación a la salud, no existe nada sobre recetas y preparaciones. Así que la población en general, posee poca información y muy limitada evidencia, sobre los tipos de alimentos de las aguas. Por ejemplo, la comida escolar, podría ser una importante fuente de alimentos marinos para la alimentación de los niños.
Se necesitan entonces investigaciones, para caracterizar el conocimiento y las respuestas a las pautas actuales de consumo de alimentos provenientes de aguas, entre los diferentes grupos de población. Eso debería incluir la investigación del consumo de alimentos de aguas en los distintos grupos de edad y se necesitan más investigaciones para evaluar los tipos, los modos y los patrones de consumo de alimentos marinos durante el embarazo, la lactancia, la vida laboral y senil y de nuevas formas para promocionarlos. De igual manera, necesitamos tener mejor información sobre la composición de nutrientes de los diferentes tipos de mariscos y pescados que se consumen con frecuencia en diferentes regiones geográficas.
Respecto al temor de contaminarse. Primero que nada, debemos saber que las estimaciones de la exposición a contaminantes a través del consumo de alimentos de mar, ríos y lagos, depende principalmente de dos factores: la cantidad de alimento consumido de ese origen y la cantidad de contaminantes en ellos. En otros países como los europeos y EE. UU., utilizando las tasas de consumo informadas de encuestas nacionales y la encuesta de salud comunitaria, han estimado cuantitativamente la exposición a diferentes contaminantes a través del consumo de esos alimentos a diferentes edades y grupos de población y esos estudiosos, han advertido que la concentración de contaminantes en los mariscos, depende de muchos factores, entre ellos la especie, el tipo de pescado y de alimentos, su origen geográfico, cómo se prepara y qué parte del pescado y el alimento se consume.
En Resumen: al igual que lo que sucede con otro tipo de alimentos, es posible que las toxinas, los oxidantes y los microbios, incluidos los productos químicos persistentes e infecciosos, los éteres y los etanoloides, los organismos infecciosos, los microplásticos y los microorganismos, pueden encontrarse en los productos del mar, lagos y ríos a niveles peligrosos en algunas oportunidades, lo que hace necesario la vigilancia alimentaria de su seguridad. Pero eso no debe ser motivo de su falta de consumo.
De hecho, en estudios realizados en el mundo, existe cierta evidencia que se pueden lograr algunas ganancias en el desarrollo neurológico durante la infancia, que son evidentes en los hijos de mujeres que consumen mayores cantidades de alimentos balanceados durante el embarazo que incorpora alimentos marinos, en relación con las que consumen menos o no consumen estos. El consumo de alimentos marinos y de ríos y lagos, de parte de las mujeres durante el embarazo, también puede tener un efecto protector sobre resultados cognitivos adversos en sus hijos, lo que está relacionado con los nutrientes de estos alimentos, en particular los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga β-3 que son esenciales para el desarrollo del cerebro. Las asociaciones entre los resultados de salud con el consumo de alimentos de aguas, difieren entre la población general y los consumidores recreativos y de subsistencia.
Respecto a los mariscos, debemos tener claro que se consideran una opción de alimentos saludables: son una fuente de proteínas de alta calidad, grasas poliinsaturadas de cadena larga y micronutrientes esenciales como la vitamina D, el selenio y el yodo y la colina.
La protección nutricional de los grupos de población debería incluir la educación y el uso de alimentos de mares y aguas dulces y debe en este sentido prestarse mayor atención a la planificación de dietas y nutrición en las actividades ordinarias de los servicios médicos y sabitarios.