En La Hora sostenemos que absolutamente toda la corrupción tiene que ser investigada y que allí donde hay algún indicio el Ministerio Público (MP) tiene la gordísima obligación de realizar las pesquisas de conformidad con la ley, para ir sentando precedentes a fin de terminar con el saqueo grosero de los fondos públicos. Si alguna duda se tiene del comportamiento del presidente Bernardo Arévalo debe ser objeto de una investigación seria, objetiva y sin el menor sesgo político, cosa que no parece probable porque es evidente el doble rasero ya que ninguno de los casos en los que figura Miguel Martínez ha merecido la menor atención del MP.
En el caso contra Arévalo, que es evidentemente la continuación de los burdos esfuerzos por revertir la voluntad popular y dar un peculiar Golpe a la Democracia, Curruchiche dijo ayer que las pruebas provenían de publicaciones realizadas en redes sociales (por netcenteros aliados al MP) tras conocerse el audio, cuya grabación es un misterio, de la llamada en la que fue despedida la ex ministra Jazmín de la Vega. En el caso de Miguelito no han sido netcenteros sino la prensa seria la que ha documentado la infinidad de negocios realizados y que significan miles de millones de quetzales, pero ni siquiera ante esa contundente información Consuelo Porras, Pineda y Curruchiche mueven un dedo.
Hasta la Superintendencia de Bancos (SIB) vía la Intendencia de Verificación Especial (IVE) han presentado denuncias que puedan comprometer al Jefe de Jefes.
Ello evidencia que no hay tales de que están persiguiendo la corrupción, sino continúan tratando de bajar de la Presidencia a Bernardo Arévalo en un burdo manejo que se hace de un caso en el que no hay indicios de que haya existido pago de favores para el pago de la deuda que, en todo caso, no fue contraída por Arévalo sino que viene del gobierno de Giammattei. Repetimos que creemos firmemente en la obligación del MP de investigar cualquier hecho que sea o parezca delito y más cuando se está robando el dinero de un pueblo que ve la migración como una opción principal en busca de las oportunidades que aquí le roban tipos como el tal Miguelito.
A Consuelo Porras, Ángel Pineda y Rafael Curruchiche la corrupción les vale madre y por eso la han apañado descarada y cínicamente. Tocan el tema nada más en la medida en que les sirve para seguir trabajando en el esfuerzo, hasta ahora fracasado, de descarrilar la democracia en Guatemala, deponiendo al Presidente que fue electo por los guatemaltecos. Si antes ese no era el camino con casos con más sustento, tampoco lo es ahora con casos que dejan mucho qué desear. Tenemos que repudiar ese doble y cínico rasero que se está manifestando para investigar la corrupción. Buscan chantajear a los diputados porque les preocupa que se modifique la ley orgánica del MP.
Eso no es servir a la justicia sino continuar apañando la gravísima y descarada corrupción de Giammattei y Miguelito.