Esta semana tuve la oportunidad de platicar con Max Santa Cruz, un hombre con muchos sombreros o como él mismo se define, como un sombrero de mago. En donde uno solo introduce la mano y saca temas distintos, un analista político que está en diferentes medios de comunicación con bastante objetividad como para poder hablar de un tema que debería de unirnos y no de confrontarnos más.
La charla y el café giró alrededor de las medallas olímpicas que el día de hoy nos tienen tan orgullosos. Reconociendo que el triunfo es de ellos, de los deportistas, a pesar de los pleitos en la alta dirigencia nacional, hablando de política, y de la dirigencia deportiva. Pleitos que han llegado a avergonzarnos con el castigo de estar suspendidos para poder usar nuestros colores, nuestros símbolos y nuestro himno en los eventos que giran alrededor del Comité Olímpico Internacional. Compitieron con lo mejor del mundo y ganaron, hasta hoy 2 medallas pero se ganaron todas y todos los deportistas nuestro respeto y admiración con haber llegado hasta ahí a representarnos y como mencioné antes con lo mejor del mundo.
Sin embargo, vemos cómo en las redes sociales ciertos personajes se aprovechan de lo sucedido para continuar con las vendettas personales y continuar la crítica destructiva, en lugar de unirnos a una gran celebración para reconocer en estos atletas incluyendo aquellos que no pudieron llegar a las finales, pero que estuvieron nada más y nada menos que en las olimpiadas, poniendo el nombre de Guatemala en lo más alto a pesar de que, como mencionamos antes, no han tenido precisamente el mejor apoyo.
Hay que reconocer que gracias al Presidente de la República y sus gestiones se pudo participar con nuestros colores y uniformes y por primera vez escuchar cómo se entonaban las notas de nuestro bello himno nacional al obtener la primera medalla de oro. Qué vergüenza hubiera sido para nuestro país que hubiéramos escuchado en un micrófono que por fin Guatemala obtiene una medalla de oro, pero que por estar suspendidos, por no cumplir por normas mínimas del comité que rige esas olimpiadas “vamos a tener que guardar silencio”, hubieran dicho las autoridades francesas e internacionales al entregarnos la medalla.
Cuando estamos en medio de una tragedia, a diferencia de lo que mucha gente cree, nos unimos las y los guatemaltecos que tenemos un espíritu de solidaridad enorme que tenemos que aprender a usarlo y en estos momentos, más.
Sabemos que al terminar las olimpiadas tenemos la obligación de cambiar la ley, cambiar autoridades y la gran oportunidad de reiniciar con una estructura que no permita el perpetuarse en el poder, hacer mal uso del presupuesto y a la vez preparando la promoción de más y mejores instalaciones para tener más y mejores participantes en todo evento deportivo.
Repitiendo palabras de mi entrevistado, “en Guatemala pareciera que estuviéramos en el baile del limbo. (Baile que para quienes no lo conocen consiste en pasar abajo de una barra sin tocarla), pero que cada vez la barra está más baja y quienes quieren pasar bailando debajo de ella, son menos porque con este tipo de actitudes vamos a pasar por debajo de la barra sí solo sí los que la colocan cambian».
NO SE VALE que no celebremos con alegría, con unidad, con emoción y con orgullo tener en este país a pesar de los pesares, jóvenes atletas de todas las disciplinas que día a día practican, entrenan, se esmeran para poder pasar todas las etapas de clasificación y llegar a estos países a representarnos con orgullo y es que como mencioné antes el triunfo es de ellos, no es de nosotros, pero de nosotros sí es la obligación de darle a conocer al mundo que Guatemala es un país que se une no sólo en las dificultades si no que es un país que se une para agradecer, para reconocer a quienes van más allá de lo normal, personas extraordinarias que no están pensando en política ni en ideología alguna. Ni están pensando en qué partido está gobernando ni quién está en oposición, sino que son guatemaltecos y guatemaltecas que demuestran con orgullo serlo.
YA ES HORA que busquemos lo que nos une y no lo que nos desune, que le demos importancia a los temas que dan alegría, que seamos más positivos y propositivos al mismo tiempo que reconocemos nuestros errores y nuestra obligación de corregirlos. Porque si con esta ley y estas autoridades llegamos a donde llegamos, imagínese entonces en dónde estaríamos si regresáramos a la gloria del deporte escolar, si las universidades de este país escogieran de estos deportistas a quienes becar para que a través del deporte y representar a sus universidades al mismo tiempo nos enseña en qué consiste su preparación académica y que sea de ahí del deporte universitario que brinquen al deporte olímpico o al deporte profesional mientras el gobierno a través del ministerio respectivo nos llena de instalaciones deportivas y dar oportunidades a aquellos deportistas que por vivir lejos de la civilización y sin oportunidades, tienen por lo menos la oportunidad de hacer deporte y de decidir si nos quieren convertir en su carrera o en una forma de vivir.
No se pierda la entrevista, opine, denos sugerencias pero especialmente exijamos que cada quien cumpla con su papel con la responsabilidad y honradez que las circunstancias lo exigen. Busquemos lo que nos une y no sigamos el ejemplo de la Élite dirigencial en todo sentido que sigue creyendo que la confrontación es el camino para hacerse populares, cuando no hay nada como el diálogo y la negociación para evitar esta confrontación que tanto daño nos hace.
El pretexto siempre es la falta de fondos, aquí haberles dado fondos en la Constitución y ser probablemente la única Constitución que le da la autonomía al deporte parece ser que fue el problema. Cuando en aquel entonces fuimos motivo de muchos reconocimientos por lo que hicimos, pecando de inocentes, como en otros temas que por darles lo que se merecían y marcar la diferencia acabamos promoviendo la politización y la corrupción. Estamos a tiempo, nunca es tarde.