La canciller de México, Alicia Bárcena, reconoció este viernes que los cientos de mexicanos que huyeron a Guatemala tienen miedo de volver por la disputa de las bandas del narcotráfico y el reclutamiento de jóvenes en el crimen organizado.
«Está mucho más pacífico ahora y la gente ya está empezando a regresar, pero tienen miedo por los grupos delincuenciales», expresó la secretaria de Relaciones Exteriores en la conferencia matutina del Gobierno.
La funcionaria reportó que el éxodo comenzó el 23 de julio con un grupo de 400 mexicanos que partieron del municipio de Amatenango, en el estado de Chiapas, hasta llegar al municipio de Cuilco, en Guatemala, «y ahí se resguardaron».
Los tres cónsules mexicanos en Guatemala han descubierto que «la mayor parte de la población se dedica a la siembra del maíz, y vende su producto en el municipio de Comalapa», en Chiapas, desde donde «cruzan por los constantes enfrentamientos que hay entre, aparentemente, dos bandas criminales».
«Sobre todo, lo que más les preocupó a estas familias es que han comenzado a reclutar jóvenes, sobre todo hombres y, por lo tanto, por eso han cruzado», indicó la canciller.
La secretaria explicó que 61 personas «han retornado a sus comunidades de forma voluntaria” y a otras les han ofrecido reubicarlas en otros municipios de Chiapas, pero «la mayoría de ellos prefiere permanecer del lado guatemalteco porque está muy cerca de sus comunidades”.
Aseveró que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) «ha reforzado la seguridad en Amatenango», mientras que la Secretaría de Gobernación (Segob) «ha mantenido contacto» con el Gobierno de Chiapas y el de Guatemala.
Además, la canciller tendrá este viernes una reunión con autoridades de Guatemala para dar seguimiento a los casos.
“Pensamos que, con las acciones coordinadas que vamos a establecer ahora, vamos a poder mejorar la situación y (estamos) agradecidos, por supuesto, con Guatemala porque le entregó certificado de permanencia humanitaria a 207 mexicanos por 30 días», señaló.
Organizaciones civiles e indígenas han alertado desde 2023 de un ambiente de «guerra» en Chiapas, donde las bandas del narcotráfico se disputan las rutas de la frontera sur de México, lo que ha derivado en asesinatos, desapariciones y desplazamientos forzados de comunidades, en particular de pueblos originarios.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien antes ha descartado una crisis de «ingobernabilidad», reconoció también ahora el problema de la presencia de las bandas.
«En el caso de Chiapas, una de las cosas que nos importa mucho, ya lo he escuchado, es que están queriendo hacer una especie de leva (reclutamiento), de enganche, de jóvenes para las bandas», expresó ahora.
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