Pobladores del estado sureño mexicano de Chiapas descansan en una escuela donde encontraron refugio, en la comunidad Ampliación Nueva Reforma, en Huehuetenango (Guatemala). Foto La Hora / EFE/ David Toro

Un total de 217 mexicanos del sureño estado de Chiapas permanecen refugiados este jueves en una pequeña comunidad fronteriza de Guatemala, en medio de una carretera de tierra entre montañas, tras huir de su país por los carteles del narcotráfico que se disputan el control del territorio.

«Salimos el 23 de julio porque hay balaceras todo el día en la comunidad. Salimos corriendo y dejamos nuestras casas, siembras y animales», contó a EFE este jueves uno de los refugiados, que pidió el anonimato, aunque detalló que dejó el municipio de Amatenango, en Chiapas.

 

Los mexicanos se encuentran en una comunidad denominada Ampliación Nueva Reforma, en el municipio de Santa Eulalia, del departamento (provincia) de Huehuetenango, unos 350 kilómetros al noroeste de la Ciudad de Guatemala.

Hasta el momento al menos 217 mexicanos, entre ancianos, mujeres y niños, cruzaron la frontera y se refugiaron en la comunidad guatemalteca de Ampliación Nueva Reforma, entre las montañas que dividen a ambas naciones.

«Nuestro Gobierno nunca hizo nada. Tenemos cuatro años con este problema y ahora tuvimos que salir corriendo porque los balazos llegaban a mi casa», explicó otro de los ciudadanos mexicanos refugiados.

De acuerdo con las familias afectadas, el temor aumentó cuando los grupos criminales comenzaron a reclutar a jóvenes de las comunidades y por ello han pedido a las autoridades mexicanas que «tomen control» de la zona para poder volver a sus hogares.

Desde hace más de un año, Chiapas se convirtió en un campo de batalla entre los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación para tomar control de las rutas de drogas y migrantes, de acuerdo con las autoridades mexicanas.

La mayoría de los refugiados se dedican a la siembra de maíz y venden su producto en el mercado del municipio de Comalapa, también en Chiapas, y aseguran que antes de tener que huir se encontraban cuidando sus siembras.

«Todas las tardes se escuchan balazos en el valle de Amatenango. No sabemos cuánto tiempo van a estar enfrentándose, pero no podemos volver», recalcó un mexicano de 64 años de edad.

En la comunidad de Ampliación Nueva Reforma, decenas de militares guatemaltecos han sido movilizados para resguardar la línea fronteriza y se encuentran situados en la misma escuela donde permanecen los mexicanos refugiados.

Los elementos del Ejército guatemalteco consultados por EFE aseguran que el conflicto entre los grupos del crimen organizado no ha traspasado la frontera y aseguran que siguen llegando personas procedentes del lado mexicano.

De acuerdo con el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo de León, son más de 500 los mexicanos que han buscado refugio en el país centroamericano, como mencionó en declaraciones a periodistas el miércoles, donde además indicó de que coordinan la ayuda humanitaria para los afectados.

Sin embargo, según testimonios de los refugiados en Ampliación Nueva Reforma, aún no han sido atendidos por instituciones oficiales.

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