Juan Jacobo Muñoz Lemus

juanjacoboml@gmail.com

"Guatemalteco, médico y psiquiatra"

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  1. Cuando llegaba temprano a alguna cita, la gente le calificaba como ansioso e inseguro.  Si llegaba tarde no tardaban en resentirlo y lo acusaban de agresivo.  Procuró llegar a la hora en punto, y entonces lo señalaron de obsesivo.  No veía la forma de cómo evitar las críticas.
  2. Tenía defectos de carácter como cualquiera, y creía tener identificados algunos.  Pero de los que no podía siquiera tener una intuición, era de aquellos rasgos que siendo defectos, los consideraba como virtudes y hasta sentía orgullo por tenerlos.
  3. Le pasaba como a toda la gente, el miedo universal en su planeta era el de no dar la talla.  Se pasaba la vida probando, demostrando o convenciendo a los demás, o al menos intentándolo. En su desesperación sobre el tema se debatía entre instancias casi bipolares.  En un extremo se castigaba con el convencimiento de que nada de lo que intentaba era suficiente, y en el otro y ante la imposibilidad de la perfección, se conformaba superficialmente pensando que si las cosas parecían lo que intentaban ser, era suficiente.
  4. Atrapó a su presa para consumirla; le impuso servidumbre y obediencia incondicionales.  Su presa fascinada por la forma en que la cautivó, creyó como una poseída en la captura, como si fuera exactamente lo que ella necesitaba. El licántropo infatuado con su poder quedó al mismo tiempo capturado por su presa, y con códigos propios ambos vivieron un compromiso total y a su modo. Tenía sentido para ellos, un preso necesita un carcelero, y un carcelero no encuentra sentido si no tiene un preso a quien martirizar. Se amaban con locura.
  5. Juntos conformaban una familia común y corriente.  Todos eran mayores y habían hecho su propio camino. Parecían dueños de sus vidas, y puede ser que así fuera; pero cada vez que se reunían por alguna razón que atender, inmediatamente se reactivaban las dinámicas de cuando vivían juntos y volvían a detestarse.
  6. Se pasaba la vida defendiendo posiciones y poniendo a la gente en su lugar según su parecer.  Su argumento para tener esa actitud tan agresiva y en el fondo defensiva, era que no podía aceptar muchas cosas porque él no era cualquier cosa.  Lo que no tenía definido era, saber que era ser cualquier cosa.
  7. Quiso comprar un auto e inmediatamente surgieron entre sus conocidos decenas de mecánicos expertos que parecían salidos de la Fórmula 1. Todos le reprochaban sus aspiraciones, le decían qué era lo que tenía que comprar, y en qué cosas debería detenerse a pensar por su bien.  Aturdido con tanto consejo e imposiciones, en un descuido salió a la calle a ver los autos de todos los que le hostigaban.  Ninguno tenía un auto como el que le exigían, y es más, algunos no tenían auto.
  8. Dadas las evidencias, la sociedad humana parecía ser el experimento fracasado de la naturaleza.  En una idea lineal de la evolución solían todos hablar del eslabón perdido como un ancestro inferior, sin tener conciencia de que era de ellos mismos de quien hablaban, tomando en cuenta su desempeño. El hombre superior como se lo imaginaban y lo platicaban, todavía no lograba surgir.
  9. Era una comunidad que estaba llena de falsos profetas, pseudocientíficos y sofistas que eran como el sedimento de lo que el conocimiento humano había ido descombrando con mucho sacrificio y humildad.  Eran seres que apelaban al carisma y a la imagen, no a la capacidad y las verdaderas ideas.  Manipulaban con afirmaciones pero no ofrecían evidencias, y a fuerza de ser repetitivos alienaban a la turba perezosa que prefería vivir de la papa pelada y sin utilizar la razón.
  10. Había cosas que parecían patológicas, pero que en un contexto propicio podían ser hasta lógicas.  Sin embargo, a la gente le encantaba opinar con generalidades aderezadas con sus propios prejuicios o dogmas, y hasta con sus perversiones. La verdad es que era una comunidad bastante chismosa.
  11. En su niñez se le coló una voz que le decía que no era valioso.  Decidió ser un trotamundos para huir de la voz, pero la llevaba dentro y ella se fue a viajar con él.  Tuvo que pasar muchas frustraciones, pero al final hizo las paces con ella y hasta podían reírse juntos, pero en días tensos la voz perdía el control y volvía a asustarlo.
  12. Era un mundo en que exigían ver como normal lo que no lo era.  En la otra mano, la gente percibía muchas cosas suyas como anormales y equivocadamente se sorprendía de lo normal que era.  
  13. La persona que más le caía mal en su vida era su pareja. Tenía cierta lógica porque ella siempre estaba cerca de él, lo sabía todo incluyendo cosas vergonzosas; le pedía cuentas y tenía que pedirle permiso para cualquier plan.  Estaban tan cerca que había roces, y eso alcanzaba a raspar, a arder y hasta a doler, por eso le caía mal.  A cualquiera y por menos que eso, lo habría echado lejos de su presencia sin permitirle tanto.  Estaban juntos porque se amaban, y en nombre de eso aprendían a tolerar las diferencias.  
  14. Aprendió a no tomarse nada como algo personal. Su lógica era sencilla, cualquier persona que le afrentara, sin duda ya era esa clase de persona antes de que él apareciera en su vida, hasta sus propios padres. Eso le ayudaba a sentirse individual para vincularse amorosamente pero con prudencia, y sin asumir culpas que no le correspondían.  Había dejado de reaccionar tiempo atrás y de engancharse con las conductas ajenas, y lo hizo porque entendió que las conductas de los demás hablaban más de ellos que de él.  Lo que si le parecía personal en ocasiones eran las cosas buenas, porque más que conductas reflejas parecían un obsequio preparado y dedicado a él, y eso lo agradecía con alegría que lo hacía sentir en ánimo de reciprocidad.
  15. Después de tanto equivocarse y sentirse avergonzado, llegó al convencimiento de que posiblemente lo más humilde que le podía pasar era intentar valorar la realidad con razonable exactitud, y que abrazarla podía ser un camino hacia la libertad con el tranquilo reconocimiento de que todo tiene sus límites, y de que los límites no los ponía él. Se atrevió a ser pequeño porque entendió que era pequeño, y en esa línea aprendió que las pequeñas decisiones podían provocar grandes decisiones a veces indeseables, y también que pequeñas decisiones podían evitar grandes decisiones.  Le consolaba pensar que no estaba solo en su esfuerzo por vivir porque la vida caminaba a su lado, y siempre hacía por él lo que por alguna razón él no se había atrevido a decidir tiempo atrás.
  16. Quería que su cuento se convirtiera en una historia.  Se atrevió a la vida y dejó de jugar.
  17. Tal como estaban las cosas, no dejaba de llamar la atención como algo valioso, la opción de conocer qué es lo que no se sabe; parecía ser un buen punto de partida. 
  18. El cuento es muy sencillo; que en alguien quepa la cordura.
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