Walter Juárez Estrada

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El Tribunal Supremo Electoral, es la máxima autoridad en  materia  electoral. Es independiente y por consiguiente, no está supeditado a órgano alguno del Estado, dice claramente la Ley Electoral y de Partidos Políticos de  rango constitucional y dicha ley tiene plena vigencia y no ha sido reformada.  En las elecciones generales del año pasado, dicha ley se violentó y se judicializó, violando claramente lo que dice la Constitución y la ley que regula todo proceso comicial.

El sistema democrático en esos comicios se vio severamente afectado. La comunidad internacional, etnias y sectores de prestigio, adversaron las acciones ilegales del Ministerio Público, del Organismo Judicial e incluso por las resoluciones espurias  de ciertos sectores asociados  del expresidente Alejandro Giammattei,  violatorias a la Carta Magna  y las resoluciones  de la Corte de Constitucionalidad. El órgano electoral, declaró válidas las elecciones municipales,  con excepción en aquéllos municipios donde hubo irregularidades, así como diputados al Congreso y al insípido e inoperante Parlamento Centroamericano. 

En la segunda vuelta electoral, a pesar que la mayoría de ciudadanos votaron por el hoy presidente César Bernardo Arévalo de León, se abrió una pugna entre los inconformes e intentaron evitar la toma de posesión del hijo del mejor presidente que ha tenido Guatemala, en su era democrática Juan José Arévalo Bermejo y se intentó dar un “golpe de Estado” para evitar la toma de posesión y fue la comunidad internacional,  grupos indígenas  y democráticos,  que se pusieron al frente y evitar  la torpeza del MP que según el hoy gobernante, fue la entidad que se asoció con los opositores para evitar la toma de posesión.

El proceso electoral se cerró desde el día en que el Tribunal Supremo Electoral, dio por válidas las elecciones de la primera y segunda vuelta electoral. Pero provoca  descontento las acciones ilegales del Ministerio Público, que ha tenido una guerra irracional contra los dirigentes del Movimiento Semilla, que  fue el partido que postuló como candidato presidencial a Arévalo y a Karren Herrera, como vicepresidenta.

A pesar que el proceso electoral se cerró, el Ministerio Público, inició una  cacería contra los dirigentes de Semilla y actualmente hace investigaciones fuera de lugar y abrió proceso judicial, contra varios empleados del órgano electoral, especialmente contra  los  de informática, en torno al uso del programa informático y solicita se les procese  supuestamente por una serie de irregularidades de los datos en las mesas receptoras de votos.

Desafortunadamente los jueces apadrinan las acciones ilegales e inconstitucionales del Ministerio Público. Qué es lo que se pretende ahora, si el proceso electoral oficialmente ya se cerró y una sentencia de la cuestionada CC. dió por válida la toma de posesión de Arévalo y Herrera, que desde el 14 de enero están desempeñando el cargo, entre luces y sombras y la presión de ciertos sectores, especialmente  de los diputados  reelectos que conformaron la 9ª. legislatura, dirigidos por el  expresidente de ese organismo Allan Eduardo Rodríguez Reyes y sus asociados, que tratan de bloquear  lo que hace el Ejecutivo, que desafortunadamente los congresistas de Semilla, no  tienen liderazgo  ni  bancada, al  señalarlos que el Partido está suspendido  y en investigación y temen su cancelación.

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