Raymond J. Wennier

Continuando con el artículo anterior, tratemos ahora la DESNUTRICIÓN: Por el interés superior del niño, el recién nacido debe recibir atención temprana, cariño, alimentación, estimulación adecuada, de parte de los padres; si no, tienen que recibirla de los maestros que trabajen con ellos.

Maggie Fisher, del INCAP, decía en 2006, que existen “ventanas de oportunidad”, únicas, de cero a 2 años de edad para la buena nutrición de los niños. De los guatemaltecos, un alto porcentaje está desnutrido. Eso afecta su potencial intelectual y emocional.

Escribí en febrero de 2009 un artículo titulado “No hay duda”. Apunto lo más importante del mismo: “Los estudios tienen uno o varios propósitos específicos, uno de ellos es llegar a resultados para informar y aportar datos a las personas que tienen que tomar decisiones. Es el caso del tercer censo de talla en escolares de establecimientos públicos a nivel nacional, hecho por el doctor Juan Aguilar, que la mitad de los niños de edad escolar de 6 a 9.6 años, padecen desnutrición crónica; elPeriódico del 13-2-09 cita al señor Andrés Botrán, creador de la SESAN. Acertadamente hace notar que el problema de la desnutrición crónica en nuestros niños en edad escolar no es estacionario sino dinámico debido al crecimiento de la población. Dice: “Si en siete años hemos bajado sólo un 5% y la población crece 2.5% quiere decir que disminuimos menos del 1% y que la población de niños desnutridos es mucho más alta”.

¿Cómo podemos esperar entonces mejores resultados en las escuelas públicas, si los niños llegan con un marcado retardo en las áreas física y mental que son necesarias para su buen rendimiento escolar? Hay que trabajar con los niños menores de cinco años y asegurarles una alimentación balanceada.

Las neurociencias pueden demostrarnos la diferencia entre un bebé que ha tenido una nutrición adecuada durante su gestación y después del nacimiento y el que no la tuvo. La neurología muestra la diferencia entre la cantidad de neuronas y conexiones de dendritas en el cerebro.

NEUROLOGÍA: ¿Han visto la diferencia entre un cerebro sin mayores estímulos y otro con bastantes?

Visualicen un árbol que ha nacido de una semilla tirada por el viento y al que se ha pegado “mata palo”, ese bejuco que mata las hojas verdes y que deja pocas ramas, en comparación a un árbol sembrado en tierra fértil y abonada, que crece frondoso, bonito a la vista y tiene un largo futuro y que también da “hijos” para reproducirse.

Así es el cerebro de un bebé. Sin estímulo desde el vientre, comparémoslo con el primer árbol y el de un bebé estimulado sería como el segundo. El resultado para el niño no estimulado desde menos nueve meses hasta los cuatro años de edad, tendrá dificultad para estudiar la educación formal. ¿Cómo hacemos para ayudar a los niños con desventajas a tener las mismas que otros niños similares a los árboles frondosos? ¡ES CON LA EDUCACIÓN INICIAL!

Toda enseñanza a temprana edad forma patrones cerebrales y arraiga el comportamiento. El concepto de colaboración es una de las más importantes habilidades para este siglo y debe iniciarse a edad temprana. El doctor Richard Restak, médico neurólogo y neuropsiquiatra de Washington, D.C. ha escrito mucho sobre el cerebro y dice que el cerebro inmaduro es dependiente a estímulos sensoriales externos para asegurar un crecimiento, desarrollo y funcionamiento formales.

Continuaremos con este tema.

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