Los manipuladores psicóticos, como Giammatei, como Miguelito, como los diputados que hacen berrinche porque no reciben las coimas a las que están acostumbrados por aprobar lo que se les ponga enfrente, como Consuelo Porras y su séquito de perros fieles, como Curruchiche (nombre real) o el mismo Calíto (nombre real) solamente tienen una especialidad, son buenísimos para sacar partido de los demás, ellos y ellas están en esos puestos única y exclusivamente para ver qué ganan ellos, por eso es que hacen una inversión comprando curules y por eso es que determinados grupos de poder les pagan el ingreso a sus puestos mal habidos (léase curules en el Congreso), hasta los casos aparentemente ingenuos como los de Morataya que reflejan los intereses obscuros del expresidente Portillo, un ladrón confeso que sigue con cuotas de poder.
La lógica de los diputados corruptos es la misma lógica de todos los corruptos que no quieren que cambie Guatemala, porque corrupta la necesitan. Lo que los caracteriza no es solamente su extremo egoísmo, que raya con el narcisismo, son realmente parásitos sociales progresivos. Algunos de ellos son detectables fácilmente por la forma grotesca de sus estúpidas acciones que con extrema arrogancia realizan, sabiéndose protegidos de otra manipuladora compulsiva, Consuelo Porras. En ese sentido el Ministerio Público, el mismo sistema de justicia, el Congreso, con la mayoría de los y las diputadas que se arrogan privilegios que solamente la corrupción les ha dado, todos estos deberían ser encerrados en el Federico Mora, con el perdón de los verdaderos pacientes psiquiátricos.
La algarabía con la que los diputados del Pacto de Corruptos, casi todos, celebraron de forma arrogante y hasta abusiva que 90 de ellos no aprobaron el estado de Calamidad, solamente refleja que se sienten felices porque creen que esto fue un triunfo. Pero no lo fue. El ejercicio fue importante para conocer lo intensamente incrustada que está la corrupción. Ahora vemos que el Organismo Legislativo lucha, pelea, patalea para mantener sus privilegios y para seguir negociando con sus curules mal habidas. Ahora debemos entender que la lucha que hace el presidente Arévalo es compleja, tiene en contra al Sistema de Justicia que de forma sistemática ataca a defensores de derechos humanos, periodistas honestos mientras libera corruptos y ladrones. El presidente Arévalo tiene en contra al Organismo Legislativo, el que en lugar de legislar a favor del pueblo se mantiene distribuyendo obras, buscando coimas, velando por el derecho de su nariz.
Pero el presidente Bernardo Arévalo no solamente tiene en contra al sistema de justicia, en particular al Ministerio Público y al Organismo Legislativo, a la mayoría de los diputados, sino que también tiene en contra a instituciones fundamentales para el desarrollo del país. Empecemos con la Universidad de San Carlos, USAC, una institución cooptada hasta los dientes y donde los docentes no hacen nada para revertir la cooptación. El caso de la USAC es paradigmático porque no solamente se ha violentado su autonomía de parte de otro manipulador compulsivo, el pseudo decano que destruyó humanidades, la deshumanizó, el graduado de un programa falso de fin de semana, que de destazador de cerdos vino a ser rector falso, no porque ser destazador sea denigrante, sino lo denigrante es la farsa que montó Walter Mazariegos.
Alejandro Giammatei apoyó a Walter Mazariegos a cambio de seguir cooptando las altas cortes, porque la USAC es clave en la elección de jueces y magistrados tal como la Comisión Contra la Impunidad, CICIG, ya había detectado, denunciado en el caso Comisiones Paralelas que llevó a la cárcel a dos ex rectores, Estuardo Gálvez y Murphy Paiz, piezas clave del Pacto de Corruptos. Las elecciones a rector de la USAC del 2022 fueron un fraude burdo, una manipulación sin precedentes de donde se rescata la valentía de los grupos en resistencia como SOS USAC y otros que, aunque son una minoría, le dan esperanza a la otrora universidad revolucionaria, hoy hecha de profesores indiferentes cuya vida académica se reduce a la repetición cada semestre de cursos aburridos, insoportables para los estudiantes, sin vida académica y sin conciencia social, no todos los profesores, por supuesto, son así de indiferentes. Ahora, aquí se esconde uno de los problemas de diseño constitucional más graves del país, haber permitido la politización de las universidades dejándolas a merced de grupos criminales organizados que ponen jueces y magistrados y que manejan corruptamente el sistema de justicia.
El presidente Arévalo se encuentra entre fuego cruzado de muchos frentes. Por un lado, un mal diseño constitucional que le ha dado a los diputados prebendas en el famoso Listado de Obras, como si fuese su premio de lotería con el que negocian a diestra y siniestra. Por otro, el mismo mal diseño les permite que anden «supervisando» lo que no saben, sin supervisar donde realmente están los negocios de sus compañeros y compañeras congresistas. Así que tenemos un organismo legislativo que realmente no legisla, es una cueva de ladrones con las excepciones que sabemos. Pero por si eso no es suficiente, el sistema de justicia se encuentra totalmente cooptado, interfiriendo en donde no debe, como el caso del tribunal electoral, donde de forma absurda y arrogante le han aplicado a Semilla la Ley Contra la Delincuencia Organizada y con ello le han quitado, ilegalmente, sus capacidades dentro del Congreso.
Así las cosas, existe todo un diseño constitucional para apoyar a la corrupción y una práctica que lo alienta. Note lo difícil que ha sido transformar al sistema de justicia desde Colegio de Abogados y Notarios, de Guatemala (CANG), transformaciones mínimas que no alcanzan. Note que la obra pública colapsa con una cuantas lluvias intensas como producto de años no solamente de abandono, años de estar construyendo mal y con el Colegio de Ingenieros que no dice ni pío con obras de ingeniería mal, mal hechas como resultado de la corrupción y de la incapacidad de formación en ingeniería de algunas universidades de garaje. Aquí debemos preguntarnos cuál es realmente el papel de los colegios profesionales, ¿cuál?
Las instituciones clave del país están cooptadas por manipuladores compulsivos al servicio de la corrupción. Mucha de la cooptación es el resultado de un mal diseño constitucional. Pero no todo será resuelto por leyes. Hay que promover cambios en la Constitución que permitan el desarrollo de una verdadera democracia, pero al mismo tiempo hay que aprovechar esta única oportunidad de recuperar al país. Los manipuladores compulsivos son valientes mientras no son identificados, pero en el fondo son cobardes, son miedosos, por eso gritan, son mentirosos, son la escoria de la sociedad. Los manipuladores compulsivos solo se detienen cuando alguien los detiene, los confronta, no antes.
Las narrativas de los manipuladores son: Hubo fraude y eso lo llevan al extremo de tal forma que a la fecha insisten en traerse abajo la elección presidencial y le han quitado las capacidades legislativas a Semilla, mantienen en prisión a personas inocentes con su ridículo caso USAC Botín Político. Paralelamente a la cantaleta del fraude, ahora andan con la Crónica de un Gobierno en Desgracia (Jovel), una desgracia construida por ellos mismos, por años de abandono de la red vial, de la red hospitalaria, de todas las redes menos las redes de ellos que si se enriquecieron. Ahora andan diciendo a sus netcenteros que digan que Arévalo es incapaz, que no puede, que no sabe; cuando la verdad es que ellos, los manipuladores compulsivos junto con los dueños de la finca, empresas, monopolios, constructoras de papel, se han encargado de destruir la obra civil, no de construirla, para nada.
El reto de la construcción de la democracia es de todos, no solamente del presidente Arévalo, es de todos. Ni la narrativa de la crónica de un gobierno en desgracia es cierta ni los llamados por mano dura ante la impotencia de las transformaciones. La responsabilidad del cambio es de todos en todas las acciones de nuestra vida. Aprovechemos esta única oportunidad de construir nuestra democracia. Hagámoslo. Sino es ahora, no será nunca Guatemala.