Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

post author
“El poder, es como un violín. Se toma con la izquierda y se toca con la derecha”.
Eduardo Galeano

Los resultados de las recientes elecciones en Francia reflejan la realidad de un siglo XXI que se presenta con tantas convulsiones como los anteriores con sus matices, pero tan agitado como no se esperaba, porque como nunca las sociedades globales se encuentran en los umbrales ultra, en los que los equilibrios parecen esfumarse.

Cuando más se menciona el termino transversalidad, parece que nos alejamos más de ella, debido a que la sociedad global se mueve más allá de los límites de los extremos, tanto para la derecha como para la izquierda, lo que es peligroso por las consecuencias de las políticas de los grupos que se mueven en esos extremos, y que cada vez más cercan a las  sociedades, en Latinoamérica tenemos ejemplos tanto de la ultraizquierda con Venezuela y Nicaragua, como de la ultraderecha en el hermano país de Argentina con Milei y su motosierra, que por encontrarse en sus inicios no permiten evaluar las consecuencias en el tiempo.

Regresando al fenómeno francés, que proyecta lo que puede suceder en un futuro cercano, después de las elecciones europeas, y con resultados en una primera vuelta que auguraban un triunfo de la ultraderecha del partido de Le Pen, Macron utilizó el viejo método de que viene el lobo, representado este por la derecha extrema, que surgió como consecuencia de las políticas de la extrema izquierda, que asustan con mucha razón a los naturales de un país, Macron utilizó este método para recuperar el voto perdido en la primera vuelta, movilizando de tal forma a la izquierda y la extrema izquierda, que constituyó una derrota clara de la extrema derecha, que de no cambiar las políticas de los izquierdistas, lo único que ha hecho es aplazar por corto tiempo la llegada de la extrema derecha.

Las consecuencias de la llegada de los extremos a las sociedades desarrolladas inciden irremediablemente en nuestras sociedades, por sus políticas antidemocráticas, porque unos y otros son excesivamente populistas, por lo que si llegara a dominar la derecha radical la inmigración sería la primera en sufrir las consecuencias debido a que son contrarios a la misma, así como a las políticas de diferencias de género, la raza, y otras que son considerados por ellos, políticas de países atrasados.

Tampoco la extrema izquierda representa un beneficio para la sociedad en general, sus políticas extremistas de garantizar más derechos, por su mismo radicalismo, lo que ha logrado es que exista más desigualdad y la pérdida de esos derechos que propagan defender, lo que ha incidido en un desorden social como pocos en un mundo del siglo XXI, Irene Montero líder de extrema izquierda española dijo en una conferencia textualmente lo siguiente: “los niños tienen derecho a tener relaciones sexuales con quienes les dé la gana” siendo como son los niños lo más importante en cualquier sociedad, es un peligro enorme este tipo de políticas públicas y que ningún país se debería permitir.

Bajo el contexto anterior y aunque Putin apoya y es apoyado por la derecha radical europea, la extrema izquierda no se encuentra totalmente alejada de sus tentáculos, recordemos que el comunismo que representa la izquierda radical europea surgió de la facción bolchevique que encabezó la Revolución de Octubre de 1917, por lo que el peligro de la radicalización de Europa es tan real como que la noche es oscura.

En nuestro país, aunque no hemos estado gobernados por una extrema derecha per se, tampoco se encuentran dentro de la ideología del centro, siendo una derecha medianamente radical, que no supo atacar la corrupción campante en los gobiernos anteriores, situación que dio como resultado, que el cansancio de la población se inclinara por un grupo más progresista, aunque no exactamente de izquierda.

Si una ideología ultra supera a la otra, los responsables son los que no han sabido mantener límites en su grupo, en Europa la extrema derecha puede llegar a gobernar, como producto de las políticas de la extrema izquierda.

En Guatemala, necesitamos gobiernos de centro, no podemos regresar a una derecha que no ha sabido atacar la corrupción, y la izquierda se encuentra muy lejos.

Artículo anteriorLa juventud es esencial para avanzar en la renovación democrática en Guatemala
Artículo siguienteSíntomas encubridores